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El Partido Comunista y el proceso revolucionario de liberación nacional

Fuentes: CEPRID

I.- Una caracterización necesaria de la Revolución1. El Partido Comunista de Venezuela (PCV), en su reciente 13º Congreso consideró que transitamos en Venezuela un proceso revolucionario de liberación nacional que debe culminar con éxito las tareas de recuperación plena de la soberanía e independencia nacional, avanzar en la conquista de la justicia e igualdad social; […]

I.- Una caracterización necesaria de la Revolución

1. El Partido Comunista de Venezuela (PCV), en su reciente 13º Congreso consideró que transitamos en Venezuela un proceso revolucionario de liberación nacional que debe culminar con éxito las tareas de recuperación plena de la soberanía e independencia nacional, avanzar en la conquista de la justicia e igualdad social; profundización de la democracia popular revolucionaria, de contenido participativo y protagónico, de transformación y liquidación del viejo Estado oligárquico burgués y que, para lograr cumplir las tareas históricas que maduran en la sociedad, tiene que avanzar necesariamente hacia la superación del injusto modo de producción capitalista, de explotación del hombre por el hombre, principal causa de todas las desigualdades y amenazas que afectan a la humanidad para avanzar victoriosamente rumbo al socialismo.

II.- La composición, carácter y contenido de la alianza antiimperialista

2. Esta fase del proceso revolucionario, demanda la más amplia unidad nacional antiimperialista, que objetivamente viene dada por la construcción de una multifacética alianza de clases y capas sociales, que va desde la burguesía no monopólica (la que no mantiene vínculos de subordinación al gran capital transnacional imperialista), la pequeña burguesía, las capas medias, la clase obrera y demás sectores de trabajadores/ trabajadoras, el campesinado y otras capas sociales explotadas.

3. Se trata de una alianza de clases y capas sociales, en torno a un programa mínimo de transformaciones democráticas y populares, comprometidas con el desarrollo socioeconómico (desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción) y la liquidación del dominio oligárquico e imperialista. Este bloque de fuerzas nacional-patriótico-revolucionario, coincide en el objetivo antiimperialista, pero a la vez, defiende intereses diferenciados y entre los factores de la alianza se desarrolla la lucha de clases por la dirección del proceso, con el fin de establecer contenidos, límites, ritmos y profundidad del mismo, según los particulares intereses de cada factor social allí representado. Es esta una alianza de clases que presenta a lo interno, contradicciones no antagónicas, que permiten su unidad táctica, y antagónicas que se definirán en el futuro. Esta estructura la definimos como un FRENTE AMPLIO NACIONAL PATRIOTICO E ANTIIMPERIALISTA, en torno a un programa, con normas estatutarias y de funcionamiento de obligatorio cumplimiento para el conjunto de sus componentes, una estructura orgánica y la dirección colectiva, liderada por el Presidente Hugo Chávez Frías.

4. Necesario es indicar que el proceso revolucionario bolivariano cuenta entre sus conquistas con una experiencia acumulada en décadas de luchas de diverso signo, que se han potenciado en estos años de gobierno del presidente Chávez, lo cual ha producido un importante salto cualitativo en la conciencia social, en el plano político y organizativo de considerables sectores populares.

III.- Acumular fuerzas populares revolucionarias por el Socialismo

5. En nuestro propósito de acumular fuerzas para avanzar hacia el socialismo, desarrollamos simultáneamente a la más amplia unidad nacional antiimperialista señalada; una política de articulación y unidad estratégica, entre el conjunto de los factores que integran el movimiento popular revolucionario, no solo a nivel nacional sino internacional.

6. Las fuerzas de clara postura marxista y marxista-leninista, estamos convencidas -tal como lo enseña la experiencia histórica de lucha de otros pueblos y la propia nuestra- que el proceso de tránsito al socialismo exacerba las contradicciones de clase, produciendo nuevas definiciones, deslindes, reagrupamientos y recomposición de alianzas, cuyo desenlace estará en correspondencia con la correlación de fuerzas que logremos construir.

7. De allí entonces, que ese curso y desenvolvimiento previsible de los acontecimientos de la lucha de clases, nos demande superar las inmensas debilidades presentes en uno de los sujetos fundamentales de la Revolución Socialista : la Clase Obrera y demás sectores de trabajadores/trabajadoras.

8. Estamos, en consecuencia proponiendo la creación de los Consejos de Trabajadores, como expresión política unitaria de éstos, por encima de su condición gremial o sindical, a fin de que sus intereses se encuentren legítimamente representados y puedan actuar de manera revolucionaria en el control de los centros de trabajo, el diseño, ejecución y seguimiento de sus políticas y procesos laborales, de producción y distribución social de sus ganancias, y como expresión del poder popular que incluso trascienda el ámbito de los lugares de trabajo para que influya en los de vivienda y en los territorios de los consejos comunales para imprimirles a éstos el sello de la conducción proletaria y los cambios de conciencia necesarios para la construcción del socialismo.

IV.- El Partido de la Revolución

9. Básicamente, se trata de que desde un Estado burgués como el que aun pervive en Venezuela, no se puede dirigir la revolución. Históricamente este Estado no es capaz de negarse a sí mismo, y además de su carácter y esencia, se encuentra en una situación de creciente descomposición. Éste, por tanto, es un Estado que aun no es revolucionario, por cuanto mantiene su naturaleza y valores burgueses.

10. Lo anterior demanda la existencia y acción de una vanguardia revolucionaria, que dirija organizada, colectiva y cohesionadamente el esfuerzo creador de las masas. Que propugne valores, principios y conductas dirigidas a superar la hegemonía cultural burguesa dominante. Que coadyuve en conjunción con el colectivo popular organizado en el ejercicio del control social y político del proceso entendido como totalidad.

11. Es en este contexto, en que además se ejercita predominantemente, en forma casi exclusiva, una dirección individual del proceso revolucionario desde instancias gubernamentales, en que el presidente Chávez presenta la propuesta del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

12. Ciertamente, la revolución, en tanto hecho esencialmente político, demanda un órgano de dirección revolucionaria capaz no sólo de arrebatarle ese liderazgo al Estado burgués, sino de destruirlo y construir un Estado democrático popular revolucionario.

13. Ese órgano político es necesariamente un Partido, integrado por cuadros revolucionarios y revolucionarias, que visualice, conceptualice y establezca determinaciones integrales, totalizadoras y de conjunto con respecto a la sociedad y no sectoriales como acontece con las visiones que, en general, aprecian desde una posición de grupo (un ministerio o instituto) las tareas que deben acometerse, a la vez que, lógicamente, justifican acríticamente su propia actuación.

14. El Partido que pueda asumir este rol debe ser capaz, como vanguardia política de la revolución, de generar un enfoque global del proceso sociopolítico, que le permita articular a las masas y facilitarles no solo el control del Estado sino el ejercicio del poder directo sobre y desde las esferas estatales.

V.- Lo que hemos venido planteando desde el PCV

15. El Partido Comunista de Venezuela (PCV), en cumplimiento de sus principios y normas de vida interna, heredero de una cultura comunista que privilegia el debate y las decisiones colectivas, decidió en sus organismos de dirección nacional, desde un primer momento, adelantar la más profunda discusión interna en el marco de un proceso congresual que defina la postura oficial de la organización.

16. En lo que respecta a la construcción del instrumento ideológico, político y orgánico de la revolución, nos hemos pronunciado en diversas oportunidades en el Partido Comunista de Venezuela (PCV), afirmando que es oportuno, pertinente y necesario avanzar en la construcción de la vanguardia colectiva y unificada de la revolución.

17. Demanda en tal sentido presentamos ya para el año 1998-99, cuando planteamos que el «Polo Patriótico» se transformase en un frente político y social, con normas precisas de funcionamiento y una instancia colectiva de dirección, que permitiese transitar desde la unidad de acción el camino de la unidad orgánica. Igual planteamiento levantamos con los llamados Comando Ayacucho y Comando de la Revolución. En todas las oportunidades no recibimos respuesta del liderazgo del proceso, ni mucho menos acciones concretas en la dirección planteada.

18. Partimos de la convicción de que un proceso revolucionario sin la existencia de un Estado Mayor, de una dirección colectiva y unificada, pese a las inmensas cualidades del líder, no está en condiciones de cohesionar las fuerzas, alinearlas en la dirección principal de la acción, dirigir y controlar el plan concreto de acción política y, en consecuencia, adelantar las tareas que demanda dicho proceso.

VI.- El Partido que necesitamos para avanzar hacia el Socialismo

19. El PCV es consciente que en una sociedad dividida en clases (y Venezuela lo es), los Partidos políticos representan los intereses de esas clases y que tales Partidos son las herramientas más importantes para la lucha por acceder al poder o por mantenerse en él. La importancia de esto ha quedado demostrada en más de ocho elecciones que han sido ganadas a la oposición, elecciones en las cuales el papel fundamental de organización, movilización y legitimación ha Estado a cargo de dichos Partidos.

20. La existencia de Partidos políticos está vinculada a la división de la sociedad en clases y a la heterogeneidad de éstas, a las diferencias de intereses de las clases y los grupos que las forman. El Partido político es uno de los instrumentos más importantes de los que una clase (o uno de sus sectores) utiliza para combatir por sus intereses.

21. Cuando afirmamos nuestra voluntad consciente de transitar un camino de unidad orgánica de las fuerzas revolucionarias y populares, sin hacer dejación de nuestros principios fundamentales y nuestros objetivos estratégicos, nos estamos pronunciando por un instrumento revolucionario que tenga en cuenta que para construir la nueva sociedad requerimos de un Partido con las siguientes características:

En lo ideológico:

22. En virtud de la amplia gama de postulados teóricos -o la ausencia de estos- en las fuerzas «chavistas», se prevé una larga discusión teórica. A pesar de ello, su definición es de vital importancia. Para nosotros, los comunistas, es evidente que, partiendo del carácter antiimperialista y el rumbo socialista de esta revolución, el partido socialista unido debe fundamentarse en el marxismo -en el entendido de que ser marxista en los actuales momentos significa, a su vez, ser leninista. Asimismo, el fundamento ideológico debe recoger lo más avanzado del pensamiento revolucionario de nuestro pueblo, empezando por el bolivarianismo. Pero la esencia ideológica debe ser el marxismo.

23. Este planteamiento es producto de una realidad ampliamente comprobada a lo largo de la historia que indica, que solo el marxismo da respuestas científicas a la búsqueda de estrategias para derrotar al capitalismo y construir una sociedad socialista.

24. La constitución del partido debe representar el rompimiento definitivo con toda manifestación de reformismo y colaboracionismo de clase, con proyectos socialdemócratas de maquillaje de un sistema de injusticias, que proponen cambios subalternos que dejen intacta su esencia explotadora. Este programa debe también constituir la superación de concepciones nacionalistas que ofrecen respuestas parciales a los problemas del desarrollo social en la actualidad.

25. Bajo cualquier circunstancia, se debe tratar de un partido ideológicamente unido

En lo programático:

26. La definición del fundamento ideológico debe ir de la mano con la formulación de un programa revolucionario que tenga como objetivos estratégicos la lucha antiimperialista con una definida orientación socialista.

27. En relación a las vías para alcanzar esas metas, en la identificación de las contradicciones del proceso, en la forma de abordar la lucha en el momento concreto, en el contenido que se le da a estos objetivos, en su caracterización conceptual, debe existir una orientación consecuentemente revolucionaria para la acción transformadora. Se deben garantizar claridad y objetividad en la formulación de políticas y vías para alcanzar los objetivos estratégicos. Debe existir una absoluta coherencia entre la doctrina, la línea política y las propuestas programáticas.

28. En tal sentido, la discusión en torno a la definición del socialismo del siglo XXI es de crucial importancia porque sintetiza el complejo de objetivos que perseguimos. Al respecto, presentamos más adelante en este documento los rasgos fundamentales de ese socialismo desde la óptica de los y las comunistas venezolanos/as.

En lo organizativo:

29. A este debate, los comunistas traemos la propuesta leninista de organización. Pensamos que sin unidad interna, sin centralismo democrático, sin disciplina revolucionaria, sin identificación plena con una línea política, sin crítica y autocrítica, sin dirección colectiva, sin presencia orgánica en el seno de las masas, no será posible construir la vanguardia de la revolución bolivariana y avanzar en su perspectiva socialista.

30. El partido de la revolución no puede constituir un híbrido de organizaciones partidistas, una amalgama de estructuras, aunque es preciso advertir que, al menos al inicio, será difícil evitar la actuación de grupos, corrientes y fracciones internas. Este no es el mejor de los escenarios, pero es una posibilidad real.

¿Partido de «masas» o de «cuadros»?

31. Este partido deberá estar conformado por los mejores cuadros de la revolución, por sus mejores exponentes, los/as más claros/as ideológicamente, los/as más honestos/as y los/as más abnegados/as, los/as que cumplan con las mayores exigencias en cuanto a la conciencia revolucionaria, la disciplina, la actuación práctica y, por supuesto, la ética. El fundamento ético del partido será de fundamental importancia para cumplir con su misión de dirigir al pueblo venezolano en la construcción del socialismo.

32. No tiene que ser necesariamente un partido muy numeroso para que pueda cumplir con su misión. Debe predominar la calidad. Esto significa que no todos podrán ingresar. Deberán existir criterios y parámetros para la incorporación, lo cual permitiría la depuración de las fuerzas revolucionarias de arribistas, burócratas, corruptos.

33. De tal manera que lo que estamos proponiendo es un partido revolucionario de cuadros y de masas, en el sentido que sus miembros serán cuadros probados de la revolución que, en un contexto de desarrollo de la conciencia revolucionaria del pueblo como el actual, permitirá la conformación de un destacamento numeroso de militantes. La masificación de los cuadros se irá incrementando al calor de las luchas de clases, lo cual permitirá el engrosamiento de sus filas.

La actuación revolucionaria.

34. El partido socialista unido tendrá como principal tarea conquistar la vanguardia de las luchas populares y, de esa forma, nutrirse de lo mejor de sus representantes, lo que a la postre significaría un enorme salto cualitativo en términos del fortalecimiento de la revolución venezolana.

35. El partido debe ser una manifestación consecuente de la unidad entre teoría y práctica revolucionaria. No puede ser un proyecto político basado en la formulación de estrategias acertadas, de propuestas inobjetables desde el punto de vista de los retos que enfrenta la revolución, pero que en su accionar se encuentra divorciado de aquellos.

36. Debe garantizar la ejecución de una gestión ajustada a los principios programáticos, evitando cualquier fricción y contradicción entre las medidas adoptadas y los intereses fundamentales del pueblo. No podrá seguir los pasos de partidos que se autodenominaron (y autodenominan) populares que instrumentan gestiones gubernamentales que lesionan los intereses del pueblo, vergonzosos muros de contención de la protesta popular.

37. Un elemento muy significativo en este contexto lo representa el rol del partido de la revolución en la construcción del Estado democrático popular revolucionario.

38. El partido debe exhibir un accionar en el actual período de transición al socialismo, que permita inclinar la balanza en la lucha por el control del poder político a favor de las fuerzas más consecuentes de la revolución bolivariana. Este partido debe ser un destacamento fundamental en la construcción del Estado socialista.

39. El apoyo popular capaz de desplegar el partido de la revolución no sólo depende de la buena gestión administrativa al frente del gobierno a todos los niveles, luchando contra la corrupción, la ineficiencia, el burocratismo.

40. Más aún, este debe convertirse en un modelo de eficiencia revolucionaria en todos los frentes de las luchas populares. Se tienen que establecer las más estrechas relaciones con las masas populares. En estos momentos no hay organización política capaz de hacerlo, por lo que se torna inaplazable la tarea de crear la estructura de dirección de las masas.

41. El partido no será una alcabala de las instancias del poder ni intermediario en su ejercicio, sino el principal promotor de la participación democrática de las masas mediante la educación y organización del pueblo, todo ello en función de desarrollar el poder popular, convertir al pueblo en protagonista conciente de la construcción de la nueva sociedad. En una revolución pacífica y democrática como la nuestra, este elemento adquiere un valor especial, pues no es la violencia revolucionaria la que establece el nuevo orden mediante la imposición abrupta de nuevas realidades, sino el constante accionar revolucionario del pueblo trabajador organizado, lo que permitirá el desplazamiento progresivo de las viejas estructuras.

El carácter de clase.

42. Al referimos a la vinculación con las masas, tenemos que hacer un énfasis especial en el vínculo con la clase obrera. Si nos planteamos erradicar el capitalismo, debemos convertirnos en la organización política, en el interprete genuino de los intereses de la clase social que, por su posición en la estructura socioeconómica no sólo resulta directamente afectada por la explotación capitalista y, por lo tanto, objetivamente interesada en la supresión de la esclavitud asalariada, sino que con la consecución de este último objetivo libera al resto de la sociedad del régimen de explotación, pues al estar desprovista de medios de producción, objetivamente no aspira a conquistarlos para la explotación de otras clases sociales.

43. Esta clase social no es otra que la clase obrera, por lo que el partido de la revolución deberá ser por su contenido, por su política, por su composición, por su ideología, por los intereses que encarna el partido de la clase obrera y de todo el pueblo trabajador. Por supuesto, a este partido también entrarán miembros de otras clases y capas de la sociedad, pero los intereses que éste encarnará deberán ser los de la clase obrera, si queremos ser consistentes con el objetivo programático de naturaleza estratégica que perseguimos: el socialismo.

44. Este contenido clasista bien definido del partido socialista unido es una necesidad histórica y no está reñido con el carácter antiimperialista de la revolución bolivariana en la actualidad. Esta fase de nuestra revolución exige, efectivamente, una amplia alianza de clases y factores en torno a los objetivos de la liberación nacional. Aprovechar todas las contradicciones y divergencias que puedan existir entre sectores de la burguesía grande y pequeña, por un lado, y el imperialismo, por el otro, es una de las tareas primordiales, pero esta alianza no debe producirse en el seno del partido de la revolución, especialmente cuando reconocemos que el rumbo de esta revolución apunta al socialismo.

45. Uno de los muchos aspectos que involucra el contenido clasista del partido es su carácter internacionalista. La clase obrera es una clase social con poderosas ramificaciones a lo largo del planeta y, de la misma manera, con una plataforma internacional de lucha contra la dominación planetaria del capitalismo. En el contexto actual de la expansión global de las corporaciones trasnacionales con devastadoras repercusiones en los pueblos del mundo, esto juega un rol de primer orden. De tal forma que deberán existir no sólo relaciones de amistad con los destacamentos de trabajadores en todo el mundo, sino una amplia coordinación de acciones conjuntas en contra de la dominación imperialista.

46. Estos son elementos que consideramos de fundamental importancia para el diseño del partido que requiere la revolución venezolana, los cuales sometemos a la más amplia discusión del pueblo bolivariano y, especialmente, de nuestros aliados, confiados en que la racionalidad revolucionaria, y no la fortaleza electoral, se impondrá en la búsqueda de consenso.

47. En todo caso, la construcción del nuevo partido no será un acto único, sino un proceso muy dinámico.

Carolus Wimmer es miembro del Buró Político del PCV y Secretario de Relaciones Internacionales. Este texto se presentó como contribución al XVI Seminario Comunista Internacional «Validez y actualidad de la Revolución de Octubre de 1917 para el siglo XXI» celebrado en Bruselas del 4 al 6 de mayo de 2007.