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El petróleo y la hegemonía del dólar

Fuentes: Rebelión

Lo que en verdad se trata de dirimir en el confrontamiento entre Estados Unidos e Irán, es la supremacía del dolar cómo la moneda exclusiva para compra y venta del petróleo, y la libre capacidad del gobierno norteamericano de imprimir dólares sin control alguno

Los reyes y los Césares fueron unos de los primeros en descubrir como «inflar» su moneda: reduciendo la cantidad de oro en las monedas que acuñaban -de esta manera tenían más oro y podían fabricar más monedas para adquirir más bienes. Pero tarde o temprano la gente siempre se daba cuenta, y la avaricia por tener más monedas crecía. Esto obligaba a los gobernantes a buscar más oro, conquistando otros lugares y robando el metal precioso. Los sudamericanos sabemos muy bien esa historia, ocurrida durante el saqueo del oro y la plata durante la conquista del Imperio Español durante casi tres siglos. Esta acumulación del oro permitía que, dentro de los imperios, mucha gente viviera con mucho más de lo que producía, y era evidente que conquistar y robar era más fácil que producir. Además, las conquistas le permitía a los imperios tener esclavos (mano de obra sin tener que pagar un salario), e imponer impuestos a la gente que vivía en su territorios conquistados -una de las causas de la rebelión de los terratenientes y colonos en norteamerica contra el Imperio Británico. Sin embargo, el método de conquistar y robar para vivir bien sin tener mucho que producir, hacía que la gente en los imperios vivieran una vida muy fácil y, poco a poco, se convertían en generaciones poco productivas. Entonces, cuando las riquezas se agotaban en los territorios conquistados y los costos de las guerras imperiales drenaban los cofres de las monarquías, el fin del imperio estaba en el horizonte. Sin embargo, en aquellos días, quienes podían retener los cofres de oro, podían vivir bien y hacer la transición hacia el proximo imperio. Eso era cuando el oro era usado como un respaldo monetario y era bueno cuando los gobernantes protegían el comercio honesto, lo que implicaba un crecimiento de la riqueza real. Hoy eso ya es historia porque el metal precioso ha dejado de ser, hace mucho tiempo, la reserva del papel moneda que usted lleva en su bolsillo. Hoy en día, el respaldo a esa moneda que llamamos dólar es el petróleo. El sistema, sin embargo, sigue adoleciendo de los mismos defectos e irónicamente está haciendo tambalear al imperio dominante. La mayoría de la clase gobernante y los grandes medios de comunicación prefieren no decirlo, pero otros dentro de la propia elite están seriamente preocupados.

El origen del «petrodolar» Una de los miembros de la elite que ha decidido hablar sin temor es el Congresista Dr. Ron Paul, un Republicano de Texas y el único economista de la escuela austriaca del libre de mercado en el Congreso de EE.UU. Ante el pleno de la Cámara, el pasado miércoles 15 de febrero del 2006, él ofreció un discurso titulado «El Fin de la hegemonía del dólar». En su alocución (1), Paul explica cómo el acuerdo de Bretton Woods (en 1944, tras el fin de la II Guerra Mundial) estableció al dólar como la moneda mundial de reserva, al mismo tiempo que se transfería grandes cantidades de la reserva de oro de EE.UU. al exterior, lo que dio como resultado que el gobierno de Richard Nixon incumpliera con la entrega de las reservas en 1971, acabando por siempre la promesa de pagar en oro a los portadores de dólares estadounidenses que lo solicitaban. En este punto, el Dr. Paul explica: «Percatándose de que el mundo se embarcaba en algo nuevo y abrumador (a principios de los 1970’s), la elite que manejaba el dinero, con el especial y fuerte apoyo de las autoridades de Estados Unidos, hizo un trato con la OPEC para valorar el petróleo en dólares de Estados Unidos exclusivamente, para todas las transacciones mundiales. Esto le dio al dólar un lugar especial entre las monedas circulantes del mundo y, en esencia, el dólar era «respaldado» con el petróleo. A cambio, los EE.UU. prometió proteger a las diversas monarquías ricas en petróleo en el Golfo Pérsico, contra la amenaza de una invasión o insurrecciones internas. Este acuerdo ayudó a encender el movimiento islámico radical, que resintieron nuestra influencia en la región. El acuerdo le dio al dólar una fuerza artificial, con beneficios financieros tremendos para los Estados Unidos. Nos permitió exportar nuestra inflación monetaria comprando petróleo y otros bienes a precios rebajados, en tanto la influencia del dólar florecía». «Este sistema, posterior al acuerdo Bretton Woods, fue mucho más frágil que el sistema que existió entre 1945 y 1971. Aunque el acuerdo dólar/petróleo fue de ayuda, no era estable como lo fue el estándar del pseudo-oro bajo Bretton Woods. Ciertamente fue menos estable que el estándar del oro real a finales del Siglo 19». En este contexto, ha sido evidente que, en en las últimas cinco décadas, la mayor preocupación de la élite petrolera al interior de los Estados Unidos fue, y es, el control de los recursos petrolíferos. En este sentido, el Dr. Paul indica: «Hemos esparcido nuestras tropas a través de 130 naciones en el mundo. Nuestro gran esfuerzo de propagar nuestro poder en el Oriente Medio, rico en petróleo, no es una coincidencia. Pero a diferencia de los tiempos pasados, no asumimos una propiedad directa de los recursos naturales -ahora sólo insistimos que podemos comprar lo que queremos y pagar por eso con nuestro papel moneda. Cualquier país que ponga en duda nuestra autoridad -en tal sentido- corre un gran riesgo». Un nuevo reto a esta autoridad, sin embargo, ha vuelto a aparecer en el panorama.

El reto de Irán ¿Cual es la base de la enemistad de Estados Unidos contra Irak, Irán y Siria? ¿Es porque ellos podrían darle Armas de Destrucción Masiva a los terroristas, porque son enemigos del estado de Israel, o porque viven sobre «nuestro petroleo»? o ¿Son simplemente sujetos de un proyecto de ingeniería social norteamericano para «liberar al mundo»? Diversos analistas han concluido que el verdadero crimen de Saddam Hussein fue convertir sus ventas de petróleo en Euros, en el otoño del año 2000, diciendo que con su cambio retaría la preeminencia del dólar estadounidense en el mundo. Hoy en día, al parecer, los iraníes intentan hacer el mismo reto. Desde hace varias semanas -en particular, desde la aparición de dos reportes de un grupo de académicos europeos (LEAP/E2020) advirtiendo el inicio de una crisis política y económica global a fines de marzo- hay un intenso debate sobre los planes de Irán para abrir su propia bolsa mercantil de petróleo -el tercero en el mundo después de los de Londres y Nueva York. Y lo que quizá no es coincidencia, se habla también de un inminente ataque militar estadounidense o israelí contra Irán -al margen de los embates diplomáticos encabezados por las Naciones Unidas, a instancias de Washington, sobre el programa nuclear iraní. Que Irán habra una nueva Bolsa de Petróleo no sería mayor inconvenuente para los Estados Unidos sí las transacciones del oro negro se continuaran haciendo en dólares. Irán, sin embargo, tiene programado intercambiar sus petrodólares en una bolsa mercantil basada en Euros. El efecto sobre el valor del dólar será significativo, si no, a largo plazo, desastroso. Podría causar que diferentes gobiernos del mundo remuevan una cierta cantidad de sus activos en dólares con el fin de poder ahorrar en Euros, en los casos de grandes transacciones, y esto podría amenazar la hegemonía del dólar estadounidense -el cual, claro está, es simplemente una simple hoja de papel respaldada por una política de poder desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Si el mundo abandonara el dólar estadounidense como la moneda circulante de la reserva, todos esos dólares regresarían flotando a su país de origen, causando una masiva inflación.

La «manzana podrida» Entre los expertos hay una desacuerdo en lo que se refiere a que si los movimientos financieros de Irán, serán lo suficiente fuertes como para desestabilizar la supremacía del dólar. Por ejemplo, un regular colaborador de Antiwar.com (AWC) y Subsecretario del Ministerio de Hacienda bajo la presidencia de Ronald Reagan, Paul Craig Roberts, le escribió al director de AWC, Eric Garris, que eso era improbable. Sin embargo hizo notar que: «Los Estados Unidos está abusando de la función del dólar como una moneda de reserva. Cuando una (moneda) alternativa aparezca, es posible que el dólar pierda su función de moneda circulante de reserva. Irán, sin embargo, no puede causar esa transición».

Quizá entonces, la pregunta real no es si Irán puede causar la transición, sino sí los políticos estadounidenses dejarán que uno de los principales países productores de petróleo establezca un «mal ejemplo» ante los demás, y que la «manzana podrida» infecte a las otras que están en el mismo canasto. E Irán al menos ya infectó a una manzana. El gobierno de Siria ya anunció que, desde el lunes 20 de marzo, empezará a usar Euros para todas sus transacciones internacionales -el mismo día que está supuesto a comenzar la bolsa de petróleo iraní. La opción para evitar que más manzanas se infecten, como el caso de Irak y decenas de otros ejemplos más a lo largo de los últimos 50 años, es el uso de la fuerza bruta. En este sentido, nos gustaría agregar otro reciente ejemplo, además de Irak. Después de describir el posible rol que desempeñó el cambio de Saddam por el Euro a finales del 2000, en la decisión de «cambiar el régimen», en su discurso ante el Congreso, el Dr. Paul nos recuerda: «En el 2001, el embajador de Venezuela en Rusia habló de que el gobierno de su país se cambiaría al Euro para todas sus ventas de petróleo. Al año siguiente hubo un breve golpe de estado contra (Hugo) Chávez, supuestamente con la asistencia de la CIA. Después que los intentos de darle un empujón al Euro para reemplazar al dólar como una moneda de reserva mundial, tuvieron una enconada resistencia, la caída vertiginosa del dólar frente al Euro (casi 1.30 por 1 dólar en su mejor momento) se revertió. Estos acontecimientos pueden haber jugado un rol significativo en mantener la dominación del dólar». «Y fue muy claro que el gobierno de Estados Unidos tuvo simpatías con quienes tramaron el derrocamiento de Chávez, y se avergonzaron por su fracaso. El hecho de que Chávez fue democráticamente elegido tuvo poca influencia en la decisión de elegir el lado que apoyamos», dijo Paul. De modo que el verdadero «terror» en la «guerra contra el terror» del gobierno de Bush, es el fin del petróleo barato y de la hegemonía del dólar como moneda de reserva del petróleo. Es por eso que los petroleros en los altos puestos del gobierno de Bush, necesita que los norteamericanos respalden sus aventuras imperiales. Es por eso que Bush nunca dejará Irak y tiene el propósito de convertirlo en su base de operaciones para controlar las reservas de petróleo en el Medio Este y Asia Central, y así poder seguir teniendo el medio por el cual respaldar el valor ficticio del dólar -e imprimirlo sin control esta moneda, razón porla cual, según los expertos, la Reserva Federal dejará de publicar desde el 23 de marzo el indicador M3, que dice cuantos dólares están circulando en el mundo. En la visión del gobierno de Bush, es la mejor estrategia para contener el ascenso político y económico de China e India, en un intento de asegurar un «Nuevo Siglo Americano» de ganancias y privilegios sin retos.

Guerra con plata ajena El verdadero problema, sin embargo, es que como lo escribe Craig Roberts, «hoy en día, nuestra capacidad de hacer la guerra depende de que el resto de mundo nos lo financie». De acuerdo al Premio Nobel de Literatura Joseph Stiglitz, la aventura militar en Irak ya le ha costado a los Estados Unidos $2 trillones de dólares, mientras que la deuda del país ha alcanzado la colosal cifra de $8 trillones (miles de miles de millones), y el déficit comercial asciende a más de 600 billones de dólares. Y el asunto de financiar la guerra con préstamos es tan serio que, como lo notó recientemente Warren Buffet, el segundo hombre más rico del mundo, «el resto del mundo posee $3 trillones más de lo que nosotros les debemos. En mi opinión, esto creará una conmoción política muy pronto». [Y este hombre quizá teme algo muy serio, pues según la revista Forbes, el propio Warren Buffet «ha invertido en el último año cerca de $21 billones de dólares de su fortuna en otras divisas, apostando de esa forma en otras monedas» (ver Forbes 10-03-2006 www.forbes.com). O Warren, está bien informado, o no sabe nada de negocios.] Sin embargo, a pesar del peligro financiero, «el Congreso ha comprado otra vez la propaganda de guerra», esta vez contra Irán, «tal como hizo en contra de Irak. Las discusiones de ahora son cómo atacar Irán económicamente, y militarmente si es necesario. Todas estas discusiones están basadas en las mismas razones falsas que se dieron para la aciaga y costosa ocupación de Irak», dijo el Dr. Paul en su discurso. Y el común de los norteamericanos, al parecer, también se ha creido la propaganda oficial. Ocho de cada diez de ellos, según la agencia UPI, creen que Irán es una amenaza nuclear para los Estados Unidos. Aparentemente, la única cosa que estorba para lanzar una guerra con Irán está en el hecho de que, de acuerdo a los análisis y advertencías dadas, sería destructiva no solo para la economía de EE.UU. sino también para el resto del mundo. Esto trae a colación la pregunta obligada: ¿Cual será la respuesta del Partido de la Guerra? Quiza el ajedrez nos de una pista.

El «Gambito Khuzestan» Para detener la bolsa de Irán, Bush no necesita invadir todo Irán con su poderío militar, le basta con ocupar solo una parte del territorio iraní. Bajo el pretexto de desarmar el programa nuclear de Irán, EE.UU. bombardeará las principales instalaciones militares y los almacenes de armas, asegurará el control del Estrecho de Ormuz (desde donde sale el petróleo para Europa y Asia), y cortar el abastecimiento de petróleo al ejército iraní ocupando la provincia de Khuzestan, un territorio que limita con Irak y que contiene el 90% de la prodigiosa riqueza petrolera iraní. En octubre de 1999, Irán anunció que había hecho uno de los más grandes descubrimientos en 30 años, un gigante campo petrolífero en Azadegan, localizado al suroeste de la provincia de Khuzestan, a algunas millas del límite con Irak, conteniendo reservas probadas de petróleo de 26 billones de barriles. De acuerdo a Oil and Gas Journal (1/1/04), a principios del 2004 Irán tenía una reserva probada de 125.8 billones de barriles, alrededor del 10% de las reservas mundiales, 90 billones de barriles más de los que tenía en el 2003. Pero en Julio del mismo año, el ministro iraní de petróleo estableció que las reservas probadas de su país se habían incrementado nuevamente, esta vez a 132 billones de barriles, tras nuevos descubrimientos en los campos de Kushk y Hosseineih, en la provincia de Khuzestan. Un tesoro petrolero codiciado por cualquier país. Si este plan militar -descrito en www.globalsecurity.org- logra llevarse a cabo, Estados Unidos tendría el control masivo de los campos de petróleo en Irak e Irán, y forzaría a países dependientes del petróleo, como la China, Japón e India, a continuar comprando petróleo en dólares, asegurando que el sistema de cambiar dólares sin valor por bienes y mercancía valorables, además de trabajo y recursos, continúe. La gran pregunta es si el mundo le seguirá prestando dinero al gobierno de Estados Unidos, para seguir haciendo un planeta más inestable en las guerras por los recursos naturales.

(1) www.antiwar.com/blog/comments.php?id=P2651_0_1_0