Una de las reglas de oro para escribir una crítica de una película es no adelantar su argumento al lector. En este caso, la realidad que nos muestra este documental tiene tal peso de denuncia que más que escribir una reseña del mismo, uno se ve obligado a hacerse eco de las tremendas injusticias que […]
Una de las reglas de oro para escribir una crítica de una película es no adelantar su argumento al lector. En este caso, la realidad que nos muestra este documental tiene tal peso de denuncia que más que escribir una reseña del mismo, uno se ve obligado a hacerse eco de las tremendas injusticias que se denuncian.
El film nos transporta al centro de África, en la orilla tanzana del lago Victoria, cuyas aguas, tras caer por varios saltos, dan origen al rio Nilo. Precisamente por ese aislamiento, el lago Victoria tenía su propia fauna acuática, los peces más representativos eran los cíclidos, conocidos por quienes que tengan un acuario. Alguien desconocido hace unos veinte años introdujo un pez de aguas abajo: la perca del Nilo, un depredador que alcanza más de cincuenta kilos de peso y que ha esquilmado todos los peces y anfibios autóctonos del lago. De este pez se obtienen unos buenos filetes. El documental narra el proceso por el cual los pescadores que han emigrado desde sus poblados se dejan la vida capturando el anterior pez y el proceso posterior de comercialización.
La explotación de la pesca es un perfecto ejemplo de la llamada globalización: empresarios indios, compradores europeos, funcionarios de la Unión Europea vigilando por nuestra salud, pilotos y aviones ex-soviéticos y prostitutas y trabajadores locales.
Federico Engels dijo de Marx en su entierro que había sido el Darwin de las ciencias humanas. Viendo este documental nos damos cuenta que su visión materialista de la historia está plenamente vigente. Mientras que en las sociedades ricas cerramos los ojos, un pescador del lago Victoria nos recuerda dice que los recursos económicos son escasos en este mundo, que el fuerte puede al débil y que la economía no deja de ser la ley de la selva.
Y es que el comportamiento de Europa y EE.UU frente a África no difiere del de la perca del Nilo con los pequeños cíclidos. El resultado: un medio ambiente y una sociedades devastados. Dos ejemplos gráficos que nos muestra el documental: mientras los inmensos aviones ex-soviéticos parten cargados de pescado para Europa vuelven con una carga de armas o vacíos. Mientras que nosotros nos comemos el filete limpio de espinas de la perca, los africanos se comen las cabezas repletas de gusanos.
Un documental recomendable para ver lo invisible, la realidad que esconde ese filete que compramos en la pescadería de una especia hasta ahora desconocida: la perca del Nilo.