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España

El populismo eléctrico

Fuentes: Público

Dice Mariano Rajoy, con el populismo habitual, que la subida de la luz es una muestra más de la «disparatada política económica del Gobierno». Le sale gratis, el tema es tan complejo que sin duda colocará el titular. Pero en este asunto, el PP debería pedir perdón antes de hablar. El disparate mayor se llama […]

Dice Mariano Rajoy, con el populismo habitual, que la subida de la luz es una muestra más de la «disparatada política económica del Gobierno». Le sale gratis, el tema es tan complejo que sin duda colocará el titular. Pero en este asunto, el PP debería pedir perdón antes de hablar. El disparate mayor se llama déficit tarifario y es un invento -único en toda Europa- que puso en marcha Josep Piqué, cuando era ministro de Industria con José María Aznar. Para contener la inflación y entrar en el euro, el ‘liberal’ Gobierno del PP congeló las tarifas, pero al mismo tiempo garantizó por ley a las eléctricas que la diferencia entre lo que realmente costaba la luz y lo que pagaban los consumidores -esto es, el déficit tarifario- se devolvería más adelante y con intereses a cuenta de posteriores subidas de precio. Traducido: el que venga después, que arree.

En los ocho años de Aznar, descontada la inflación, las tarifas bajaron artificialmente un 32%. Como consecuencia indirecta de esos irresponsables descuentos, el consumo eléctrico en los hogares se disparó: España es el país que gasta más electricidad per cápita de toda Europa en los hogares (descontando el consumo industrial). Mientras tanto, la bola de nieve creció y creció. Cuando llegó el PSOE al Gobierno, las tarifas empezaron a subir, pero también por debajo del precio real de la electricidad -era un asunto impopular-. Y así, entre unos y otros (y también con algunos grandes errores socialistas, como las enormes primas a la energía solar, que nos han costado 3.000 millones de euros), hemos llegado hoy a una pavorosa situación en la que el déficit tarifario asciende a 20.000 millones de euros que, por ley, debemos entre todos a las eléctricas y que tendremos que devolver a través del recibo de la luz en los próximos años. Es una bromita de nada: solamente el 2% del PIB.

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Algunos datos más sobre el laberinto eléctrico

1. España tiene instalada más potencia eléctrica de las que necesita. Actualmente tenemos capacidad para 779,6 TWh y sólo se gasta el 35,7% de esa capacidad: 278,3 TWh. Es lógico que tengamos más potencia de la que se utiliza realmente porque en el negocio de la electricidad los picos son importantes, pero el resto de Europa tiene un grado de utilización medio del 45,1%: diez puntos más. En los últimos años, se han construido muchísimas más centrales de las que son necesarias.

2. España también tiene uno de los sistemas menos conectados con el resto de Europa. La capacidad de interconexión es del 3%, similar a la de Reino Unido e Irlanda (y eso que nosotros no somos una isla). Esto significa que no podemos vender los excedentes que podrían producir nuestras centrales: tenemos más centrales de las que necesitamos pero no podemos exportar su electricidad. Tampoco ayuda que nuestro mayor vecino sea Francia, que tiene un sistema eléctrico bastante competitivo con sus famosas nucleares.

3. El precio de la electricidad del pool español (esto es, de lo que cuesta la electricidad en la subasta antes de ser distribuida) es hoy de los más baratos de Europa; más incluso que Francia con sus nucleares o Noruega con sus enormes presas hidráulicas.

4. El precio sube después por varias razones. La fundamental: las primas que se pagan a las energías renovables, una apuesta tecnológica interesantísima pero que no siempre ha resultado eficaz. El año pasado, las subvenciones a renovables sumaron 6.215 millones de euros. Este año han sido 6.722 millones y el que viene serán otros 6.750 millones. Para poner la cifra en contexto: 55 veces más que las famosas subvenciones que cobra el cine español (121 millones de euros al año).

5. Gran parte de esa enorme tarta se la lleva la energía eólica. Pero a cambio ha puesto a España a la cabeza mundial en este sector. La eólica, además, ya produce el 16% de la demanda y no para de crecer. Ha habido días que sólo con los molinos hemos cubierto el 43% de la electricidad que gastamos. En dos o tres años, será la primera fuente de electricidad en España, por encima de la nuclear.

6. El gran agujero en las subvenciones a renovables tiene otro nombre: energía solar fotovoltaica. Se lleva la mitad de esas ayudas (unos 3.000 millones) pero a cambio apenas produce el 3% de toda la electricidad. Cobra una prima de 450 euros por MWh (frente a un precio de mercado de 64 euros por MWh).

7. ¿De dónde viene este desastre fotovoltaico? De un decreto ley mal diseñado que hizo el nefasto Joan Clos cuando era ministro de Industria: la energía solar fotovoltaica se convirtió en una inversión fantástica, que recomendaba la banca privada a sus mejores clientes. Dejaba unos beneficios garantizados de entre el 10% y el 20% anual sin riesgo alguno. Hubo incluso fraudes sonados: huertos solares que decían tener más potencia de la que realmente habían instalado y que cubrían el resto con generadores diesel; o paneles que se montaban y se desmontaban cuando venía el inspector para así llegar a tiempo en una carrera del oro por la subvención. El negocio ha sido para muchos tan redondo como el sol.

8. El año pasado la demanda eléctrica bajó un 4,7%, después de 25 años creciendo al 4% de media. Esto supuso que el déficit tarifario subiese aún más. En el último año, el déficit tarifario aumentó en más de 4.000 millones de euros.

9. La baja demanda también afectó a las centrales de carbón español. Para las centrales que funcionan con carbón importado -más barato- la bajada de precios sólo supuso un parón de actividad del 10%. Las centrales que usan carbón español (que es un 30% más caro y también más contaminante) bajaron su producción un 53% en 2009. Desde julio de 2009, prácticamente están paradas.

10. La situación llegó a un punto que habría provocado el cierre de todas estas centrales y, por extensión, de las minas de carbón españolas. Según el Ministerio de Industria, estas instalaciones son estratégicas, pues explotan la única fuente de energía fósil autóctona en un país con una dependencia energética tremenda. Así que el Gobierno las reanimó por medio de un decreto, colocando en el primer lugar del pool eléctrico a las centrales que funcionan con carbón nacional. El decreto ha sido denunciado por las eléctricas y aún está en los tribunales. Según algunos cálculos, supone un incentivo de unos 700 millones de euros más al año para este sector.

11. Mientras tanto, las eléctricas siguen dando beneficios. El año pasado Endesa ganó 3.430 millones de euros mientras que Iberdrola alcanzó los 2.824 millones y Gas Natural-Fenosa subió hasta los 1.190 millones de euros. Estupendo, que diría Forges.

Fuente: http://www.escolar.net/MT/archives/2010/12/el-populismo-electrico.html