Puede que se haya salvado a Pakistán, pero no a su población.
El 12 de julio de 2023, el Consejo de Administración del Fondo Monetario Internacional aprobó un préstamo condicional mayor de lo previsto (por valor de 3 mil millones de dólares) concedido a Pakistán. Este préstamo, llamado acuerdo de confirmación, fue aclamado como una gran victoria para Pakistán por el actual gobierno de coalición liderado por el primer ministro Shahbaz Sharif. Los portavoces del gobierno han reconocido públicamente que sin este acuerdo, Pakistán se habría declarado en suspensión de pagos. Pero las condiciones draconianas impuestas por el FMI harán pagar un alto precio a la población.
El día en que se aprobó el préstamo del FMI el precio de la electricidad aumentó en 5 rupias paquistaníes por unidad. El Departamento de Gas también anunció un aumento de precios en el marco del acuerdo con el FMI. La aplicación de las condiciones del préstamo del FMI ha provocado un aumento de precios sin precedentes en todo el país.
Además, el tipo de interés ya ha alcanzado el 21% y se han eliminado muchas subvenciones públicas. Se han impuesto nuevos impuestos a los sectores inmobiliario y de la construcción, mientras que el impuesto sobre bienes y servicios (GST-IBS) se ha aumentado en un uno por ciento. Se está discutiendo sobre un nuevo mini-presupuesto, lo que podría dar lugar a nuevas oleadas de impuestos. Estas medidas fiscales afectan principalmente a las y los ciudadanos comunes, ya que son quienes soportan la mayor carga fiscal. A pesar de la introducción de un nuevo superimpuesto del 1% al 10% sobre los particulares ricos y las empresas con grandes beneficios desde mayo de 2022, actualmente no existe un mecanismo eficaz para recaudar los impuestos de estas grandes fortunas.
Para obtener el acuerdo de confirmación de 3 mil millones de dólares, Pakistán ha pagado 12 mil millones de dólares por el servicio de deuda externa en el ejercicio 2022-2023. Además del préstamo del FMI, Pakistán también ha recibido un préstamo de 2 mil millones de dólares de Arabia Saudí y un préstamo de mil millones de dólares de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Estos préstamos han mitigado temporalmente el riesgo de impago para Pakistán.
Sin embargo, para la mayoría de la población el Estado ya ha incumplido sus obligaciones en diversos aspectos. La pandemia de Covid-19 ha provocado un aumento de 20 millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, y las recientes medidas de austeridad implementadas por el gobierno desde abril de 2022 han añadido 10 millones de personas a esta cifra. Aunque las y los empleados del sector público se beneficiaron de un aumento salarial del 35% (a pesar de que habían solicitado un aumento del 100%), las y los del sector privado no se beneficiaron de ningún alivio. Según una estimación prudente del Banco Mundial, se espera que la tasa de pobreza en Pakistán alcance el 37,2% (3,65 dólares al día).
Las condiciones impuestas por el FMI a Pakistán quizás no tengan un equivalente a nivel internacional. El FMI ha ejercido una influencia considerable sobre la clase dirigente pakistaní, obligándola a plegarse a todas sus exigencias. Esta situación también está influenciada por la dinámica geopolítica en juego, siendo China el principal socio económico de Pakistán. En el marco del corredor económico Pakistán-China (CPEC), China ha invertido en Pakistán más de 25 mil millones de dólares, de los 60 mil millones prometidos, principalmente en forma de préstamos. El FMI temía que Pakistán utilizara los préstamos del FMI para pagar las deudas con China.
Las estrictas condiciones del FMI se han aplicado sin tener en cuenta las consecuencias catastróficas de las devastadoras inundaciones del año pasado, que provocaron una pérdida de 30 mil millones de dólares. El gobierno no ha logrado ayudar adecuadamente a las víctimas de las inundaciones, con más de 4 millones de personas que siguen residiendo en campamentos al borde de las carreteras. Además, las promesas hechas a Pakistán en la COP 27 en el marco del “acuerdo sobre pérdidas y daños” aún no se han hecho realidad.
Aunque estas medidas económicas hayan evitado una suspensión de pagos como la de Sri-Lanka, han erosionado considerablemente la popularidad del actual gobierno. Como consecuencia, el ex primer ministro, Imran Khan, ha experimentado una recuperación de su popularidad a pesar del fracaso de un voto de censura en 2022. Sin embargo, esta popularidad está desapareciendo. La reacción violenta del partido de Imran Khan, el Pakistan Justice Party (PTI), tras su breve arresto el 9 de mayo, incluidos los ataques a instalaciones militares, proporcionó un pretexto al establishment militar para reprimir al PTI. Más de 3000 militantes y dirigentes del PTI fueron detenidos y se establecieron tribunales militares para juzgar a las y los civiles implicados en ataques a instalaciones militares. Irónicamente, Imran Khan había sido llevado al poder por el establishment militar, pero luego fue destituido de su cargo cuando escapó de su control.
Las elecciones generales están previstas para octubre, pero un posible aplazamiento es motivo de preocupación. Paradójicamente, el actual gobierno de coalición, impopular debido a la aplicación de las condiciones del FMI, todavía podría tener una ventaja en las elecciones porque está respaldado por el establishment militar. La otra opción posible es la de los partidos religiosos fundamentalistas que, al menos en palabras, mantienen su oposición al FMI. Estos partidos fundamentalistas podrían recuperar popularidad, como lo habían hecho en 2002 después de los acontecimientos del 11 de septiembre. El PTI de Imran Khan, si no es descalificado debido a acusaciones de corrupción y ataques a instalaciones militares, tiene pocas posibilidades de tener el mismo éxito que en las anteriores elecciones generales de 2018.
Los partidos de izquierda en Pakistán, actualmente marginados, probablemente lograrán solo unos pocos escaños. Ali Wazir, el único miembro socialista de la Asamblea Nacional, se dio a conocer por su oposición al establishment militar. Sin embargo, se ha convertido en un objetivo para los poderosos militares, habiendo pasado la mitad de su mandato entre rejas. Aunque sigue siendo popular en su circunscripción, el fraude electoral podría obstaculizar su victoria en las próximas elecciones.
Traducción del francés: Alberto Nadal Fernández
Farooq Tariq es el secretario general del Comité Kissan Rabita de Pakistán, una red de 26 organizaciones campesinas y miembro de la coalición de la plataforma internacional La Vía Campesina
Fuente: http://www.cadtm.org/El-prestamo-condicional-del-FMI-y-su-coste