El programa de gobierno presentado por los candidatos a la Presidencia de la República en Brasil, que debe servir de base para la elección del gobernante máximo de la nación, encuentra medios para su concretización mediante directrices presupuestarias definidas para el mandato del candidato electo, llamadas Plan Plurianual. En el caso del planeamiento estratégico del […]
El programa de gobierno presentado por los candidatos a la Presidencia de la República en Brasil, que debe servir de base para la elección del gobernante máximo de la nación, encuentra medios para su concretización mediante directrices presupuestarias definidas para el mandato del candidato electo, llamadas Plan Plurianual. En el caso del planeamiento estratégico del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, con más de un año en el poder, están en ‘contramano la intención política y el compromiso presupuestario’, de acuerdo con el Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc).
‘Las prioridades trazadas por el propio gobierno en el Plan Plurianual 2004/2007 todavía sin aprobación del Parlamento no encuentran eco en la propuesta de presupuesto para el 2005’, explica el Inesc en estudio divulgado este mes por la entidad sobre la Ley de Directrices Presupuestarias para el ejercicio de 2005 (PLDO/2005). El presupuesto debe ser votado antes del próximo día 30 de junio, conforme lo establecido por la Constitución.
En virtud de esta falta de disposición gubernamental traducida en dotaciones presupuestarias insuficientes para la reducción de la exclusión y promoción del desarrollo económico y social, la organización afirma tener ‘miedo con relación al rumbo de las políticas públicas nacionales’. Las proximidades de las elecciones municipales de este año, factor político extremadamente desmovilizador de posibles reformas, y el hecho de que 2005 será el penúltimo año de Lula en la presidencia tornan todavía más justificado este sentimiento.
En términos de medidas para el combate a la pobreza, el Inesc advierte que ‘el diseño de las políticas sociales especificadas en el Anexo de Metas y Prioridades del PLDO/2005 dejan mucho que desear’. Primordialmente por estar orientadas en concepciones asistencialistas, conocidos paliativos para problemas estructurales de la sociedad brasilera, ‘en detrimento de la universalización de las políticas públicas’ como garantía de educación de calidad e integración al sistema productivo. Como ejemplo, la organización cita la concentración de las inversiones sociales en programas de transferencias de renta, principal eje del Hambre Cero, mecanismos difíciles de ser auditados por la sociedad civil y de carácter eminentemente contingente.
Otro problema identificado por el análisis es lo que respecta a la acción sin coordinación del gobierno brasilero al tratar cuestiones urgentes para el país. Por ejemplo, de los nueve programas para garantizar los derechos de los niños y adolescentes brasileros propuestos por el PPA 2004/2007, solamente cinco serán beneficiados en el presupuesto para el próximo año. Programas importantes, como el de Combate al Abuso y a la Explotación Sexual y Atención Socioeducativa del Adolescente en Conflicto con la Ley, no fueron ni siquiera considerados en el PLDO/2005.
Y de estos cinco programas escogidos, generalmente apenas un único aspecto del programa es contemplado con dotaciones presupuestarias, dejando el resto al descubierto y con ello impidiendo la movilización de esfuerzos integrados para sanar situaciones graves como el trabajo infantil. En este caso, el Programa de Erradicación del Trabajo Infantil del gobierno federal tuvo sólo una línea de trabajo insertada: la atención a la niñez y el adolescente en jornada amplia.
Medidas para mantener a los niños lejos del trabajo infantil no están discriminadas en el presupuesto, haciendo que la prevención a la violación esté comprometida. ‘Diversas acciones complementarias quedaron fuera de las prioridades del PLDO/2005, lo que nos lleva al siguiente cuestionamiento: ¿cómo es posible actuar sobre una realidad injusta sin un abordaje que trabaje todos los aspectos del problema?’, pregunta el Inesc.
Los ejemplos se multiplican al pasar a áreas como Derechos Humanos, Reforma Agraria, política indigenista y ambiental, mostrando que aunque estas áreas constan como prioridades en el discurso y planes del gobierno, estos sectores no están recibiendo atención en términos presupuestarios, lo que, en términos prácticos, vuelve inviable la promoción de cualquier mejora. La prioridad presupuestaria continúa siendo la misma que la del gobierno anterior de Fernando Henrique Cardoso: el pago de la deuda externa y la obtención de superávit primario (producción del país mayor que gastos del gobierno, lo que incluye las recetas para cuidar de cuestiones esenciales), conforme las recomendaciones de instituciones multilaterales de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El estudio del Inesc también reclama por la diminuta apertura en la transparencia de los gastos públicos promovida por el gobierno de Lula. ‘Las organizaciones de la sociedad civil han enfrentado serias dificultades en la obtención de datos actualizados de la ejecución del Presupuesto de la Unión’, denuncia la entidad. El seguimiento de los destinos de los recursos públicos, ‘tan necesario para la profundización de la democracia brasilera’, está limitado, de acuerdo con el Inesc, por las constantes postergaciones del gobierno actual para permitir el acceso de la sociedad civil al Sistema Integrado de Administración Financiera.