Recomiendo:
0

Entrevista a Rebecca Wilder, responsable de la página web Newseconomics.com

«El problema para la eurozona es que una moneda lo regula todo»

Fuentes: Diagonal

DIAGONAL: Anunciabas que la batalla por las exportaciones iba a marcar el próximo ciclo de la crisis en Europa, ¿qué significa eso? REBECCA WILDER: La eurozona puede encontrarse a sí misma en una carrera sin sentido. El recetario del FMI y la UE consiste en una severa y profunda reducción de la renta nominal (salarios) […]

DIAGONAL: Anunciabas que la batalla por las exportaciones iba a marcar el próximo ciclo de la crisis en Europa, ¿qué significa eso?

REBECCA WILDER: La eurozona puede encontrarse a sí misma en una carrera sin sentido. El recetario del FMI y la UE consiste en una severa y profunda reducción de la renta nominal (salarios) y precios, con la intención de disminuir los precios relativos lo suficiente como para generar ingresos a través de la exportación.

El principal problema dentro de la eurozona es su propia estructura: una sola moneda «que lo regula todo». De esta manera, países como Grecia, Italia, Irlanda, Portugal o España no pueden devaluar su moneda para estimular el crecimiento de las exportaciones. Sin un crecimiento adecuado de las exportaciones, la devaluación interna se convertiría más bien en una «devaluación infernal». Los recortes en los ingresos nominales, la riqueza (a través de las pensiones) y el resto de variables laborales restringirán el consumo actual y el gasto agregado, y dichas medidas repercutirán en el déficit de los estados.

Es una falacia pensar que el gasto agregado [el excedente de ingresos que se dedica a cosas de carácter extraordinario, como ir de viaje, cambiar de tele… que repercuten en otros sectores del país, como agencias de turismo o comercios] pueda sacarnos de la recesión mediante las exportaciones cuando están cayendo los salarios, lo que repercute en que cae el consumo.

D.: ¿Qué diferencia a las políticas impuestas por el FMI en Islandia y a las que propone para la eurozona?

R.B.: La economía islandesa recibió apoyo del FMI en noviembre de 2008, pero los préstamos de dicha institución vienen acompañados por condiciones de austeridad fiscal y medidas macroeconómicas que incluyen el recorte del sistema estatal de pensiones, la reducción de salarios y otros recortes en los presupuestos. Aún así, Islandia ha conseguido salir del atolladero gracias a su moneda flotante no convertible.

Ni Grecia ni ningún otro país de la eurozona cuentan con esta opción. Sólo puede reducir los salarios y los precios de cara a generar una devaluación interna que dé como resultado el obligado crecimiento de las exportaciones. Esto no llegará a buen puerto, ya que toda la eurozona compite por los ingresos procedentes de las exportaciones.

D.: ¿Esta situación puede acabar con la unión monetaria?

R.W.: No creo que todo esto suponga el fin de la unión monetaria europea, pero tampoco me sorprendería si algunos países quebraran, lo que parecería acercarnos a ese posible escenario. Con lo que nos encontramos es con una situación insostenible dentro de la eurozona, debido a la «devaluación infernal» a la que se enfrentan los países claves. A menos que se dé una subida épica de las exportaciones, los programas de austeridad impuestos por la UE y el FMI forzarán al sector privado a acumular deuda para equilibrar la balanza de ingresos y gastos. Esto es un hecho.

La eurozona se construyó bajo la premisa de la unidad monetaria y sistemas fiscales independientes. Con el propósito de equilibrar los retos fiscales de cada uno de los 16 Estados de la unión monetaria europea (cada uno con sus diferentes sistemas de ahorro), se impusieron reglas estrictas: ningún Gobierno puede superar el déficit fiscal del 3%, ni acumular deuda por encima del 60% del PIB. Los países que no las han cumplido han sido sancionados, lo que no les ha impedido ocultar sus obligaciones a la UE mediante productos derivados sofisticados.

D.: ¿Qué opinión le merece la posibilidad de la creación de un fondo monetario europeo?

R.W.: Es una idea terrible y vendría acompañada de daños colaterales muy destructivos. Un Fondo Monetario Europeo serviría para impedir que las suspensiones de pagos nacionales se contagiasen por toda la eurozona. Si se distribuyeran fondos de manera inmediata, el resultado sería, inevitablemente, asimétrico, concediendo el poder a los países que contribuyeran al fondo en lugar de a los que recibieran dinero del mismo. Desde el principio, el fondo monetario europeo generaría diferentes modos de presión política de los países acreedores hacia los países deudores, tensando excesivamente las relaciones entre ambos.

http://www.diagonalperiodico.net/El-problema-para-la-eurozona-es.html