El III Congreso del PSUV, coincidirá con la 2da conmemoración del nacimiento del Comandante Chávez en su ausencia. La oportunidad obliga a evaluar el curso del proceso revolucionario después de su partida, en un momento de crisis aguda, de gran significación simbólica y afectiva para toda la militancia y para el conjunto del pueblo bolivariano. […]
El III Congreso del PSUV, coincidirá con la 2da conmemoración del nacimiento del Comandante Chávez en su ausencia. La oportunidad obliga a evaluar el curso del proceso revolucionario después de su partida, en un momento de crisis aguda, de gran significación simbólica y afectiva para toda la militancia y para el conjunto del pueblo bolivariano.
Estamos en una etapa de crisis, de agudización de las tensiones entre la revolución y la contrarrevolución. Las circunstancias nos exigen examinar detenidamente los acontecimientos. Hacer esa evaluación, extraer las conclusiones y proponer las resoluciones más acertadas, es crucial en tiempos de definiciones para la revolución.
El presidente Maduro convocó este congreso a principios de 2014 con un llamado a toda la militancia y al pueblo, para que fuese «de puertas abiertas» y «que rectifiquemos y renovemos lo que haya que renovar». Sin embargo, más allá de las buenas intenciones, no es éste el rumbo adoptado por el gobierno ni por la dirección del PSUV en esta larga coyuntura de desquiciamiento económico y de incertidumbre política.
Defendemos al gobierno del Presidente Maduro, como parte de las conquistas del proceso revolucionario. Pero, a la vez, estamos convencidos de la necesidad urgente de la crítica sustentada y propositiva, y de la presión activa de la base popular del proceso como parte esencial de la defensa y profundización de todas las conquistas de la Revolución.
Por eso vemos con preocupación la aparición de indicios de una contrarreforma que está halando hacia atrás, desde los intereses y la lógica del capital, bajo la intensa presión de la burguesía y del imperialismo, por volver al recetario neoliberal. En lugar de ir avanzando hacia el llamado «Punto de No Retorno», nos estamos alejando peligrosamente de éste. Los llamados a «rectificación» y «renovación» adquieren un sentido contrario al señalado en el primer gabinete de gobierno de Chávez, cuando incorporó a Nicolás Maduro como Vicepresidente y llamó decididamente a la crítica y al Golpe de Timón.
El Golpe de Timón que pidió Chávez sigue postergado. Esto es lo que siente nuestra gente cuando va al mercado y ve que diariamente se elevan los precios, con autorización del Estado o sin ella. Sufrimos la más absoluta impotencia e indefensión frente al recrudecimiento de la especulación. Muchos productos de consumo básico siguen escaseando, pero tampoco aparecen las políticas efectivas que los vuelvan a poner al alcance del pueblo. Se palpa también cuando recursos de protección que tenían los trabajadores, para afrontar los embates del capital, mediante conquistas como la inamovilidad laboral y los derechos establecidos en la LOTTT se violan con la autorización y consentimiento de despidos por parte del Ministerio del Trabajo; o cuando se está permitiendo a empresas la rebaja del salario hasta dejarlo en un nivel del 60 % de un sueldo ya golpeado por la carestía y la escasez.
En muchas industrias, los empresarios están enviando a los trabajadores a sus casas, mientras suspenden la producción, sin pago de salarios, como en los tiempos del post golpe petrolero. El gobierno pretende imponer condiciones inaceptables en los contratos colectivos como en SIDOR. O buscan despedir centenares de obreros como en el caso de las automotrices, acciones amparadas por el Ministerio del Trabajo, ministerio alejado del Poder Popular y los trabajadores. Al tiempo que crece la devolución de Tierras a viejos o nuevos terratenientes. O se paralizan las misiones haciendo más grave la situación de crisis que sufre nuestro pueblo. A la vez, son espeluznantes los estragos de la corrupción y el fraude en las finanzas públicas y la fuga o mejor dicho robo descarado de nuestras divisas, como ha quedado evidenciado por el propio presidente Maduro en su denuncia contra el CADIVISMO y las empresas de maletín. Es algo que ocurre con la mayor indolencia e impunidad, a pesar de que se ofrecen «investigaciones exhaustivas, hasta las últimas consecuencias y caiga quien caiga». Mientras tanto, la gente ve que se realizan frecuentes reuniones y acuerdos con los grandes empresarios, que no mejoran la situación y no hay consultas verdaderas con las bases de las fuerzas bolivarianas y del pueblo chavista.
Nada de esto debería ser eludido en los debates del Congreso del partido de gobierno. Sin embargo el debate sobre el diagnóstico de la crisis y las propuestas de salida no figura en la agenda del evento. Mientras tanto desde el gobierno se sigue avanzando en un rumbo a nuestro punto de vista equivocado. Se abandona el Golpe de Timón y se cede a las políticas económicas de Fedecamaras, de la Banca nacional e internacional, y se archiva el Plan de la Patria. Aceptando de hecho esta exigencia de la derecha local e internacional.
Se había dicho que el Congreso trataría sobre la transición al Socialismo y la transformación del Estado, que se analizaría la coyuntura política y se discutiría el tema económico, el modo de producción actual, el fortalecimiento del Poder Popular y las comunas, e incluso la lucha contra el burocratismo y la corrupción. Pero es un hecho que a la militancia no se la ha permitido desplegar una participación protagónica para desarrollar ese debate.
La Dirección del partido no facilita ni estimula la discusión sobre los graves problemas que estamos viviendo. Por el contrario, fustiga y sanciona a quien pretende manifestar cualquier tipo de crítica, de llamados a la rectificación o simplemente plantear una visión distinta. Después de algunos encontronazos con aquellos a los que calificó de «izquierdistas trasnochados» o de «traidores», esperamos que las últimas declaraciones del presidente Maduro se conviertan en realidad y creen un mejor ambiente para un debate de izquierda y desde la izquierda. Un síntoma de que esta posición es compartida por la dirección del partido sería anular el injusto proceso en el Tribunal Disciplinario contra el camarada Navarro. Si no se cambia el clima y se facilita el debate, la dirección del partido dejará pasar una oportunidad de oro, con incalculables consecuencias para el Proceso.
Hasta ahora la preparación del Congreso se ha hecho a espaldas del debate político nacional y de las urgencias y angustias de nuestro pueblo. Por eso, a falta de espacio en el PSUV y en ausencia de vías orgánicas efectivas para la relación pueblo-gobierno; el debate busca otros cauces para expresarse. En contraposición a lo que parecería ser la única orientación de la Dirección del partido, nombrar al sucesor del Comandante Chávez en la Presidencia del partido, la intención de la Conferencia Nacional Abierta de Marea Socialista es facilitar algunos de esos espacios necesarios para que se desarrolle la discusión y surjan propuestas del seno del pueblo bolivariano que demanda participación.
El Partido está en un punto de inflexión
Para nadie es un secreto que el Partido está en una encrucijada. Los tiempos que estamos viviendo exigen la mayor y más profunda democracia como condición para poder afrontar unidos y con la mayor fortaleza, los retos de esta nueva etapa de la revolución bolivariana en ausencia de Chávez.
Por eso Marea Socialista planteó la necesidad de que los militantes activos y aquellos que, a pesar de seguir batallando por la revolución han sido desplazados de los espacios cada vez más distorsionados del partido, debíamos convocarnos para discutir en asambleas los términos del III Congreso, de cuya realización dependerá el camino que tomemos: O la necesaria recuperación del PSUV para librar las nuevas batallas de la revolución; o la definitiva burocratización y «adequización» cupular del partido que nos dejó Chávez, con todas las consecuencias político estratégicas que de ello se derivan.
Si la dirigencia llevase al partido por este segundo camino, el III Congreso del PSUV, podría ser el último congreso de un partido que aspiraba a ser eje de la izquierda socialista en la revolución. De ahí que sea imperativo hacer lo que esté a nuestro alcance para que se tome el camino correcto, pues por acción o por omisión, de este congreso dependerá en gran medida la definición histórica de nuestro proceso revolucionario, en una de las situaciones más difíciles de la revolución bolivariana, tanto por la pérdida de su liderazgo fundamental, como por la ofensiva contrarrevolucionaria combinada en que estamos inmersos.
Pero, además, porque la orientación política del gobierno, nos pone de nuevo frente a dilemas y disyuntivas clásicas de las revoluciones anticapitalistas: reforma o revolución, colaboración o independencia de clases, variantes capitalistas o transición al socialismo, democracia burguesa o democracia socialista, burocracia autoritaria o poder obrero y popular… Entre el chantaje y el espejismo de la «paz» en la derrota y la conquista victoriosa de la paz revolucionaria.
Por lo tanto, si este congreso no toma decisiones correctas, el PSUV quizás podría seguir existiendo algún tiempo, pero ya no sería el partido que Chávez llamó a construir para hacer la revolución. Y muy probablemente, extraviaríamos aún más el rumbo del proceso, para naufragar en la llamada «coexistencia de modelos», en el «arroz con mango» de capitalismo con «socialismo», donde el capitalismo pondría la sustancia y el socialismo sólo la apariencia; porque como dijo Chávez en el Golpe de Timón, recurriendo a la fábula indígena del chigüire y el cochino: «Tú te llamas socialismo, chico, pero sigues siendo en el fondo cochino», es decir capitalismo.
En este contexto nos preguntamos: ¿Cuáles deberían ser nuestros objetivos y cuáles los resultados de este Congreso del PSUV? Entre los objetivos principales que debería plantearse la militancia revolucionaria, está el de reconducir de manera democrática al gobierno y el rumbo de la revolución. No sólo en cuanto a cómo enfrentar las ofensivas de la derecha y de los capitalistas, sino también respecto a cómo enfrentar las trampas que hay en los acuerdos de «paz».
Si queremos atender el llamado del presidente Maduro, cuando pide que le critiquen pero que no le dejen sólo, hay que movilizarse y participar para que el gobierno no se aparte del pueblo y mantenga un rumbo socialista. El presidente debe actuar en consecuencia con su pedido y abrir los espacios para la aplicación efectiva de las 3R y la participación popular, empezando por el partido. Es en este marco que los militantes y los sujetos sociales de la revolución estaremos dispuestos a defender al gobierno del compañero Nicolás, en los términos planteados por Chávez en su despedida: «dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta Patria».
Debemos rectificar el curso de conciliación y de acomodación ideológica y política, pero sobre todo concreta, al que están llevándonos los acuerdos de las llamadas mesas de paz con el empresariado y los políticos de la MUD. La cuestión es retomar el Programa de Patria, sus líneas estratégicas y la senda del Golpe de Timón, versus los 12 Puntos del industrial Lorenzo Mendoza y las recetas del programa de la MUD, que se vienen colando mediante los acuerdos empresarios-gobierno; programa por el cual no votamos los bolivarianas y bolivarianas y que ya tiene graves y negativos efectos para la clase trabajadora y los sectores populares.
Necesitamos abrir una brecha desde la izquierda, halar al gobierno para que resista las presiones de la burguesía, que nos está llevando a que se apliquen, de manera gradual, elementos de su programa neoliberal y al mismo tiempo le hace pagar al gobierno bolivariano todo el costo social y político. No son pocas las medidas coincidentes con el programa de la MUD, que vienen siendo impuestas por el capital, mediante la combinación del «garrote» (violencia y terrorismo) y la «zanahoria» (negociaciones forzadas por la «guerra económica»). El tercer factor es el consentimiento de nuestra dirigencia que ha decidido un camino de reflujo ideológico, conciliación y acuerdos con la burguesía.
Tenemos la tarea de contribuir a recuperar la orientación de impulsar el desarrollo integral, humano, endógeno, productivo y sustentable, basado principalmente en la propiedad social (comunal, con control obrero, tierras colectivas…) y en relaciones sociales de producción y distribución que superen las prácticas de la explotación capitalista, en vez de promover como política central el establecimiento de alianzas subordinadas con sectores de la burguesía mediante empresas mixtas (capitalismo de Estado + capital privado), no orientadas a una transición al socialismo.
Otra cuestión insoslayable respecto a la situación nacional y a la construcción partidaria, es el problema ético y moral, el problema del burocratismo, el sectarismo y la corrupción. Algo inscrito en nuestros principios generales y organizativos. Los artículos 12 y 13 de los Estatutos están dedicados al compromiso de lucha contra ambos males; pero es parte de la convicción y sentir general de la militancia y del pueblo, que han avanzado tanto dentro del partido y de las instancias de gobierno, que hoy son amenazas fatales y principales, equiparables a la contrarrevolución y a la amenaza imperialista. Porque son funcionales al capitalismo; profundamente corrosivos y desmoralizadores hacia adentro. De ahí que identificar y sancionar a los integrantes (individuos y empresas) de la lista de los estafadores y ladrones de dólares del SITME y de CADIVI, así como a los que han hecho fortunas desde sus cargos, es vital para la salvación del proceso revolucionario y del partido.
Porque es imprescindible el ejercicio de la verdadera democracia participativa y protagónica, para un debate que permita discutir e implicarse con el mayor entusiasmo el rumbo de la revolución bolivariana. Tenemos ese derecho como militantes.
Un partido que abarca a buena parte del pueblo bolivariano, debe hacer una discusión abierta e incluyente; no puede ser a puerta cerrada. Y es responsabilidad de todos y todas asumir estos temas para el congreso con todo el entusiasmo que merece la lucha por insuflar nueva vida y dinámica transformadora a nuestra revolución.
Para este debate, la corriente Marea Socialista del PSUV, pone a la disposición de la militancia y del movimiento popular, todas sus elaboraciones y propuestas, publicadas en el periódico del mismo nombre y en Aporrea.org www.aporrea.org/autores/marea.socialista. Y en muchos otros portales de difusión a nivel internacional.
Para detener la destrucción del PSUV, reinventar al partido y renovar su dirección
El documento organizativo presentado tampoco hace un balance crítico. No hay nada sobre el efecto de las políticas y del cambio de estructuras organizativas a capricho de los comandos electorales de turno: disgregación organizativa, pérdida masiva de militantes, agravamiento de la burocratización, disolución de espacios de formación y debate, desánimo, merma de la capacidad de movilización, inexistencia de espacios reales de consulta. Son hechos constatables en la realidad cotidiana.
No es un problema que se resuelva solo con proponer la reforma del artículo 5to de los estatutos para acabar con la cooptación y recuperar el derecho a elegir la dirección por la base. Sería correcto, por supuesto. Pero, evaluar la política del partido-maquinaria-gobierno y su aplicación, es evaluar a la dirección, y eso lleva a la necesidad de su renovación en este mismo congreso, para salir de él con una nueva dirección provisional que coordine y facilite el proceso de elección de la nueva dirección.
Es ahora cuando estamos enfrentando la oleada contrarrevolucionaria y el vacío de dirección dejado por la muerte de Chávez. Es ahora cuando se puede abrir el nuevo ciclo de la revolución o puede cerrarse la oportunidad histórica. Quienes mantengan silencio y posturas acomodaticias, serán parte del problema y no, de las alternativas de solución. Si tenemos un Partido-maquinaria-Estado, con dirigentes que se eligen entre ellos y que son a la vez miembros de la dirección, ministros y jefes de empresas públicas: ¿cómo puede la militancia del PSUV, ejercer algún control sobre el gobierno y la conducción del Estado? ¿Cómo se puede revisar y corregir la política? ¿Cómo combatir el burocratismo, el sectarismo y la corrupción? Así no sirve ningún Estatuto. Así los discursos que hablan de «socialismo» son apenas palabras huecas.
Propuestas hacia la instalación de la Plenaria del III Congreso del PSUV
En el actual contexto de incertidumbre política, crisis y guerra económica que vive el país la metodología hasta ahora cupular y burocrática con la que se está desarrollando el Congreso es una traba para recuperar la marcha de la revolución. Es necesario un vuelco en la actual preparación y en la instalación de las sesiones plenarias del Congreso que lo relacione con las necesidades reales del pueblo chavista. Para ello proponemos:
1. Reorganización de la Agenda de debate: Se supone, ya que la dirección no ha hecho una propuesta de agenda que sea conocida por la militancia, que los puntos en debate serán sobre los documentos centrales presentados por las comisiones redactoras. Pero esos documentos son generales y no abordan los graves problemas de la coyuntura por la que estamos pasando. Por lo tanto proponemos una Agenda que trate como primer punto el debate sobre la coyuntura nacional y las propuestas de urgencia para salir de la crisis, para que el Congreso del partido eleve esas propuestas al gobierno bolivariano para su aplicación.
2. Que los delegados «natos» pasen a ser «invitados»: El mal humor que ha generado la designación por cooptación de casi la mitad de todos los delegados al Congreso tiene razones fundadas y debe resolverse positivamente. Esto es imprescindible para que la base militante recupere la confianza en el Partido.
Es una cuestión de principios que los diputados, gobernadores y alcaldes que fueron electos para un cargo público no ejerzan de esa manera impuesta, la vocería del partido. Son distintas funciones que no se deben confundir. Pero la confusión es real, y se deriva del grave proceso de burocratización y el retorno de los cogollos que se ha venido produciendo en el PSUV.
La figura de los delegados «natos», tal como está siendo utilizada, viola uno de los principios generales adoptados por el partido en su Congreso Fundacional y refrendado en su I Congreso Extraordinario: el de la «igualdad en el seno de la organización». La categoría de delegados natos o designados es propia de la cultura adeca, donde, sin embargo está limitado, por estatutos, solo al 30% en cualquier tipo de colegio electoral. (http://americo.usal.es/oir/opal/Documentos/Venezuela/AD/estatutosAD1996.pdf)
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3. Respetar los derechos de las bases. Que todos los postulados como candidatos a Delegados por las UBCH sean reconocidos como Delegados Plenos. Las UBCH, reivindicadas justamente como esforzados militantes, postularon a aquellos camaradas en los que confían, a los que conocen por su militancia común, ya sea en la UBCH o en las parroquias o municipios. En ellos depositan su confianza. Todos ellos, todos los postulados son los verdaderos delegados de esas bases militantes, por lo tanto deben ser los Delegados Plenos al Congreso del Partido.
Esto es fundamental para poder arribar a conclusiones positivas. Para moralizar a una militancia que se siente maltratada y que no es escuchada es necesario garantizar la calidad democrática del congreso. La participación democrática de la base del partido a través de sus delegados es la oportunidad para empezar a recuperar el PSUV como herramienta del proceso.
4. Elegir del seno de los Delegados Plenos al III Congreso una comisión de organización, seguimiento y garantías de participación democrática e igualitaria, para el proceso de renovación de todas las instancias de dirección política. Comisión en la que estén presentes todas las corrientes internas del partido. El anuncio de un cronograma para la renovación de la dirección política del partido, en todas sus instancias, ha sancionado lo que para la militancia es una necesidad urgente. Pero esa elección no puede quedar solo en manos de la dirección saliente. Es necesaria también la participación en la construcción y ejecución de ese cronograma y su cumplimiento, de la base del partido, expresada en los delegados electos al congreso por las UBCH. Lo mismo que el derecho a las corrientes de pensamiento que existen en el partido. Así se podrá cumplir la igualdad de oportunidades que sanciona el Estatuto.
La base y los sectores críticos debemos hacernos sentir
En una revolución y en un partido de masas, a falta de mecanismos para la comunicación democrática interna, no hay otra alternativa que una discusión pública. Especialmente cuando la respuesta de la jefatura del PSUV a quienes discrepan es que se vayan y formen su propio partido, todo lo contrario a la democracia participativa y protagónica. Calificar a los sectores críticos como «pequeños burgueses vacilantes que quieren confundir al pueblo», es completamente equivocado y descalificador cuando el debate ni siquiera se ha iniciado.
No obstante, la rectificación de la postura del camarada presidente Nicolás Maduro, al llamar a la «unidad con quienes ha habido diferencias» y su petición de «pasar la página de las peleas y cartas» pudiese y debería contribuir a remendar costuras abiertas, lo cual requerirá de gran sinceridad y consecuencia. Pero «pasar la página» no puede ser equivalente a pasar por alto la discusión, sino todo lo contrario. La promesa de que «vamos a revisar, uno por uno, la ejecución de los presupuestos, ministerio por ministerio, proyecto por proyecto, meta por meta» y que «vamos a hacer una reestructuración global del gobierno, para articularlo con eficiencia máxima»… para «revisar todo el Plan de la Patria, las metas cumplidas, lo que no se ha cumplido y por qué, y decirle al país todo lo que haya que cambiar», porque •la revolución tiene que ser cambio y reestructuración permanente». La cuestión está en que todo eso se haga de manera democrática, con el método del proceso constituyente, con la participación protagónica y orgánica de los movimientos sociales de base y las corrientes de la revolución bolivariana, no de manera superficial, y que sea para corregir el rumbo actual y para avanzar en la profundización de la revolución.
La base y los cuadros que queremos democracia partidaria y cambio de rumbo, debemos manifestarnos con determinación. Estamos en la obligación de cuestionar y evitar el riesgo liquidacionista del proceso. Es por eso que también tenemos que lograr la reorientación política y metodológica del III Congreso. No hacerlo sería resignarse a la adequización del PSUV y repetir la historia de la IV República.
Confiemos en las profundas reservas revolucionarias del pueblo bolivariano para producir el viraje y replantear el carácter del partido como instrumento de esta revolución. Es esto lo que pretendemos impulsar en la Conferencia Nacional Abierta de Marea Socialista rumbo al III Congreso del PSUV.
Marea Socialista, como corriente del PSUV, se dirige a toda la militancia y a los defensores de la revolución bolivariana
En esta situación, cuando estamos atravesando cruces históricos para la revolución venezolana, Marea Socialista, como corriente política del partido y de luchadores revolucionarios, ofrece sus puntos de vista y sus propuestas. Y lo hace públicamente, de cara nuestro pueblo, sin temores, con la certeza de que ese pueblo es el motor verdadero del proceso revolucionario. Lo hacemos conscientes de la hora crucial en que está nuestra revolución. Para prepararnos para la lucha en defensa de nuestras conquistas y para enfrentar al capital y la cúpula burocrática que ahoga al proceso.
Por eso convocamos a unir las voces que exigen un cambio de rumbo en el partido y el gobierno. Llamamos a recuperar el impulso de la revolución bolivariana. Conscientes de que es imprescindible la reinvención de la herramienta organizativa y política de la revolución: el partido. Sin organizaciones revolucionarias verdaderamente democráticas, verdaderamente enraizadas en las luchas del pueblo, de la clase que vive de su trabajo; no habrá quién les dé cauce a las peleas que vienen en defensa del proceso y sus conquistas, y en el reimpulso de la lucha por los objetivos estratégicos de la Revolución Bolivariana.
Con estas ideas y propósitos centrales, Marea Socialista convoca a su Conferencia Nacional Abierta, para abrir caminos que permitan el encuentro de tantos que compartimos las mismas inquietudes. Para vencer el amordazamiento a la crítica y generar propuestas desde la lógica del Trabajo contra el Capital. Llamamos a decidir juntos las posturas y acciones a tomar como corriente frente al III Congreso. Sometemos a la aprobación de los participantes de la Conferencia este llamamiento al partido y presentaremos al presidente Maduro nuestras propuestas para enfrentar la crisis. Para que entre todos, democráticamente, como debe ser, decidamos poner en pie una plataforma de elaboración de propuestas y de lucha en defensa de las conquistas y profundización del Proceso Bolivariano.