Juchitán, Oaxaca. Juan Carlos Vásquez Aquino es fundador de la editorial y librería independiente “El pueblo que lee”, cuyo proyecto comunitario busca reivindicar la literatura y a los escritores binnizá.
“El Pueblo que lee” nació en plena pandemia y desde entonces ha vendido cerca de 6 mil ejemplares, y aunque su principal objetivo es vender literatura indígena, también incluye ejemplares de literatura universal.
Con su bicicleta –su fiel compañera, a la que nombró “Rocinante”–, Juan Carlos distribuye sus libros por todo Juchitán y también hace entregas por toda la región del Istmo. El libro más vendido por este joven de 32 años de edad es el de la escritora Binnizá, Irma Pineda, llamado “Xilase qui rié di’ sicasi rié nisa guiigu’ /La nostalgia no se marcha como el agua de los ríos”.
De 32 años de edad, Juan Carlos también aprendió a encuadernar libros, comenzó con cuadernos y hoy en día su editorial ha impreso su primer ejemplar: La Mar Morena, del escritor binnizá Dalthón Pineda.
También acerca los libros por medio de la biblioteca callejera, donde de manera libre y gratuita los niños y jóvenes pueden leer, llevarse un libro y devolverlo al terminarlo.
Al preguntarle por qué decidió emprender este proyecto de manera independiente, Juan Carlos explica que es para seguir preservando la literatura de su comunidad, y apoyar a escritores, quienes por la falta de recursos se quedan sin publicar textos escritos desde la profundidad de ser y para conservar la memoria que ya no se quiere contar y ver.
“Estoy muy contento con este proyecto, y lo mejor es que lo hago de forma independiente. Por ejemplo, todos los libros de mi editorial los hacemos a mano, cuidamos los detalles, básicamente es un trabajo valioso y estamos para servirles”, dijo.
Por ser originario de la novena sección de Juchitán, Juan Carlos habla el zapoteco desde el vientre de su madre y es una de las razones principales por las que que desea retomarlo a través de libros.
Para el joven creativo y de tez morena, vender libros no es el mero acto de revalorizar su lengua, sino la acción de llevar literatura indígena, textos escritos en diidxazá, a donde los deseen y en cualquier fecha.
“Los escritores que tengan libros publicados pueden acercarse a la librería para que desde aquí se difundan sus textos. Hay escritores que por trabajo o edad ya no pueden vender o dar a conocer sus libros, y a través de la librería hacemos la promoción y difusión su literatura”, agregó.
Juan Carlos recorre todos los días la ciudad de Juchitán, y en sus ratos libres toma la aguja, el hilo y comienza a confeccionar libros, después de plasmar las letras en papel.
Asimismo, invita a toda persona que desee publicar un texto, un poemario o historias en lengua indígena y castellano a la editorial, porque “El pueblo que lee” está abierto y con muchas ganas de publicar textos de escritores indígenas, como una forma resistencia ante las grandes editoriales y librerías que existen en el país.
“Yo sólo ocupo la noche para hacer libros e invito a quien tenga un texto que desee publicar, me diga, porque de eso se trata, de que haya más libros escritos por zapotecas, por gente que se preocupe por recuperar nuestra lengua, porque eso es lo que hacemos, recuperar historias de nuestra comunidad”, recalcó.
Otro de sus proyectos es el rescate de los libros de zapoteco que están en peligro de extinción. Él los replica por ser literatura comunitaria, para que estén disponibles al público y en las bibliotecas, y así el texto y los autores no queden en el olvido.
El Pueblo que Lee, cuyo lema es “Yo sueño con un pueblo que lee, porque un pueblo que lee, es un pueblo libre“, llegó para quedarse, recalca Juan Carlos, quien asegura que mientras viva su proyecto seguirá acompañado, como lo ha hecho siempre, de su fiel bicicleta “Rocinante”, en alusión a Don Quijote de la Mancha.