Tras la tempestad política desatada por la renuncia de candidatos opositores, el proceso electoral legislativo de este domingo en Venezuela retomó hoy su cauce hacia lo que -según todos los pronósticos de opinión pública- será una abrumadora victoria de las fuerzas que apoyan al presidente Hugo Chávez. Luego de que el presidente del Consejo Nacional […]
Tras la tempestad política desatada por la renuncia de candidatos opositores, el proceso electoral legislativo de este domingo en Venezuela retomó hoy su cauce hacia lo que -según todos los pronósticos de opinión pública- será una abrumadora victoria de las fuerzas que apoyan al presidente Hugo Chávez.
Luego de que el presidente del Consejo Nacional Electoral, Jorge Rodríguez, desestimó los pedidos de la oposición para aplazar las elecciones -al confirmar que las urnas estarán listas a las 5:50 de la mañana del domingo-, en el ambiente político renació un debate inconcluso: ¿para qué servirá a Chávez un triunfo contundente?
La discusión del tema recobró fuerza luego de que el mandatario acusó a la oposición de maniobrar políticamente. «Si ellos intentaron dar un golpe, nosotros les vamos a dar un contragolpe: la profundización del proceso revolucionario», advirtió.
El anuncio, que algunos sectores interpretaron como amenaza, reforzó la idea de que el resultado electoral del domingo será clave para la «radicalización de la revolución bolivariana».
«Después del domingo, comenzaremos a saber, por fin, en que consiste el socialismo del siglo XXI, proclamado por Chávez», comentó el escritor Alberto Garrido, uno de los mas agudos analistas políticos.
Entrevistado por La Jornada, Garrido vaticinó que el domingo se confirmará el dominio de las fuerzas pro gubernamentales en la Asamblea Nacional, tras lo cual «deberán venir leyes que den bases para la creación de una sociedad socialista. De lo contrario -dijo- todo lo que se ha proclamado no sería más que una gran farsa».
Los pronósticos más pesimistas indican que los candidatos de la gama de partidos que apoya al gobierno obtendrán al menos 150 de los 167 escaños parlamentarios, suficientes para aprobar iniciativas oficiales.
Al advertir que todo ello sucederá en medio de la atomización y el inmovilismo de los opositores, «que hace tiempo dejaron de existir en el corazón del pueblo», Garrido dijo que el empresariado dedicado a los grandes negocios, inclusive con el gobierno, «no mostrará combatividad».
Cuando termine la celebración de los comicios, el gobierno del presidente Chávez quedará abocado a definir el rumbo de su proyecto, obligado por la puja interna de fuerzas que lo apoyan.
«No deja de ser una paradoja que mientras la oposición está sin líderes, sin partidos, sin proyecto y con bases en estado catatónico, el riesgo de fracaso del chavismo resida en sus fuerzas», dijo Garrido.
Aunque el núcleo del abanico de organizaciones que apoyan a Chávez se concentra en el Movimiento V República (MVR), fundado por el mandatario, a su alrededor circula una decena de partidos, cada uno con su propia visión de la revolución.
También los más cercanos colaboradores del presidente tienen procedencias diversas: a su alrededor hay desde curtidos ex combatientes guerrilleros hasta jovencitos yupies que posan de izquierdistas, pasando por sólidos intelectuales, rudos generales y jóvenes formados en luchas estudiantiles de la década de los años 70.
La Red Nacional de Círculos Bolivarianos, por ejemplo, aprovechó las elecciones legislativas para pedir a sus bases que voten por fuerzas radicales, como por ejemplo el Partido Comunista.
«Es hora de que la izquierda acceda al poder y acabe con el lastre de la cuarta república, como la burocracia y la corrupción -dijo Marcos Sosa, vocero de los Círculos Bolivarianos-. Hay que dar un giro a la izquierda, pues lamentablemente el MVR ha tenido la oportunidad de cambiar el rumbo del proceso, pero no lo ha hecho».
En los populares barrios de las montañas que rodean Caracas se oyen frases similares. En la emblemática y temida zona del 23 de Enero, las críticas a quienes rodean a Chávez son aún más contundentes.
Los jóvenes dirigentes del 23 de Enero aseguran que el proceso revolucionario corre el riesgo de fracasar. «La oposición -aseguran- optó por minar internamente al gobierno y si no hace algo, recogerá sus frutos».
Sectores como éstos hacen que Garrido vaticine que «es más fácil que se desarrolle una disidencia de sectores radicales dentro del chavismo a que la oposición vuelva a ser alternativa» de poder.
Aunque históricamente las elecciones legislativas están marcadas por una gran apatía, el gobierno y los partidos que lo apoyan se fijaron como meta reducir los índices de abstención a 40 por ciento.
A este propósito, según analistas, contribuirán dos factores: la reacción del chavismo ante lo que considera nueva agresión de la derecha que ha intentado la salida del presidente, y el operativo propagandístico.
La meta prevista por las fuerzas gubernamentales es conseguir por lo menos 5 millones de votos. «En un escenario de abstención, el chavismo se crece», dijo Francisco Ameliach, coordinador del MVR.