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El Salvador es el único país con gobierno empresarial en Centroamérica

Fuentes: Argenpress

El Salvador es el único país que cuenta con un gobierno de tipo empresarial en Centroamérica, considera Alexánder Segovia, consultor de la Fundación Friedrich Ebert.Este economista clasifica a los gobiernos de la región en «pro empresariales» y «empresariales». «En los gobiernos pro empresariales, los intereses de los grupos de poder económico dominantes tienen una incidencia […]

El Salvador es el único país que cuenta con un gobierno de tipo empresarial en Centroamérica, considera Alexánder Segovia, consultor de la Fundación Friedrich Ebert.

Este economista clasifica a los gobiernos de la región en «pro empresariales» y «empresariales». «En los gobiernos pro empresariales, los intereses de los grupos de poder económico dominantes tienen una incidencia decisiva en la determinación y ejecución de las políticas públicas; este es el caso de Guatemala, Honduras y Nicaragua», sostiene.

«Pero hay otro tipo de gobiernos en donde la agenda gubernamental es la misma del partido gobernante y de los grupos empresariales que lo integran; y el único caso que tenemos actualmente, no sólo en Centroamérica sino en toda América Latina, es El Salvador», afirmó.

Estas conclusiones se derivan de los hallazgos del estudio «Integración Real y Grupos de Poder Económico en América Central: Implicaciones para la Democracia y el Desarrollo en la Región», en el que Alexánder Segovia indaga sobre la influencia de los «poderes de facto», constituidos por las élites empresariales, en los procesos políticos y sociales de los países de la región, especialmente en los procesos de integración.

Según este investigador, los procesos de integración actuales difieren radicalmente de los impulsados durante los años sesenta.

«A diferencia de los anteriores en donde había un marcado protagonismo de los Estados, los actuales procesos de integración son más bien el resultado de la expansión de los grupos de poder económico en los mercados de la región, actuando en asociación con las empresas transnacionales», consideró.

El estudio demuestra que la incidencia de estos grupos es mayor donde los Estados son débiles, los partidos políticos son inestables y la sociedad civil tiene poco protagonismo; también en esto El Salvador es primero, seguido de Guatemala, Honduras y Nicaragua; mientras que su poder incide menos en donde los Estados tienen tradición intervencionista, el sistema de partidos es sólido y las sociedad se organiza para participar en los procesos políticos y sociales; Costa Rica y Panamá son los únicos donde esto es posible.

Para Segovia, la expansión de estos grupos y la concentración de la riqueza trajo como consecuencia la exclusión de amplios sectores de la población y ha imposibilitado la ejecución de políticas públicas a largo plazo, que respondan más a las necesidades de los países que a los intereses de las élites empresariales. «En un país de la región caracterizado por el autoritarismo y la falta de políticas públicas de su gobierno, hay un grupo económico que cuenta con más de 300 empresas y vende más de 2 mil millones de dólares al año», afirma, y agrega que «este poder es suficiente para financiar a los partidos políticos, los medios de comunicación y quién sabe que más instituciones».

Rodolfo Cardenal, vicerrector de la UCA, manifiesta que la investigación demuestra que El Salvador es el único país donde los grupos de poder económico dominan el Estado, la mayoría de partidos y todas las instituciones; y donde las élites pretenden establecer una plaza financiera y de servicios para toda la región. «Esto, en detrimento de la agricultura y la industria nacional y, desde luego, del bienestar de la gente», sostiene.

«Las élites empresariales salvadoreñas son en América Latina las que más se quieren parecer a las de Estados Unidos, esa es la razón de ser de la dolarización, la base militar en Comalapa, la ILEA y la oficina contra el narcotráfico que ahora quieren poner; quieren ser una colonia, como Puerto Rico», dijo Cardenal.

Sin embargo, aclara que el propósito del estudio no es sugerir alternativas, Segovia plantea «reformas que profundicen la democracia, Estados y partidos fuertes, participación de la sociedad civil y procesos de integración, que sean contrapesos de los poderes fácticos constituidos por los grupos de poder económico». «Pero la pregunta es: ¿será posible realizar estas acciones en sociedades totalmente excluyentes como las nuestras?», se cuestiona el investigador.

Rodolfo Cardenal considera que las acciones propuestas por Segovia inician por la redistribución de la riqueza a través de impuestos. «Sin una reducción de la desigualdad y sin una disminución del poder de estos grupos, no es viable ninguna reforma», concluye el vicerrector de la UCA.