El tema del aborto ha suscitado mucho debate. Infelizmente, es tratado de manera equivocada la mayoría de las veces. Y necesitamos ubicar la defensa de la legalización del aborto desde un punto de vista de la izquiertda. La lucha por la legalización del aborto está insertada en el campo de los derechos productivos y de […]
El tema del aborto ha suscitado mucho debate. Infelizmente, es tratado de manera equivocada la mayoría de las veces. Y necesitamos ubicar la defensa de la legalización del aborto desde un punto de vista de la izquiertda.
La lucha por la legalización del aborto está insertada en el campo de los derechos productivos y de los derechos humanos. Encarar el proceso reproductivo como algo esencialmente humano y no apenas biológico, es lo que permite comprender la reproducción humana como resultado de una decisión conciente, un proyecto de generación de un nuevo ser.
La lucha por la legalización del aborto ha chocado en la transgresión cotidiana de la laicidad del estado. La Iglesia Católica y las religiones conservadoras, han ejercido el poder de veto sobre las varias cuestiones relacionadas a los derechos reproductivos. La legalización del aborto y el libre ejercicio de la sexualidad están en el foco de su acción. Estos grupos han intentado adecuar las leyes a su doctrina religiosa, impidiendo el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres y cercenando su liberatad de elección.
La represión sexual siempre estuvo al servicio de los capitalistas. La clandestinidad del aborto, por ejemplo, atiende a los intereses mercantiles de una red de clínicas que lucran altas cifras todos los días. Como se ve, capitalistas y sacerdotes del pensamiento religioso conservador, machista y hemofóbico, caminan juntos.
En Brasil, se estima que son realizados dos abortos clandestinos por minuto; 238 mil mujeres son internadas por año. Son víctimas de alguna complicación generada por un aborto inseguro. Es indudablemente un asunto de salud pública. Una realidad que precisa cambiarse.
El PSOL (Partido Socialismo e Liberdade), no debería tener contradicciones con la defensa de la legalización del aborto. Tendría que tener el compromiso con la lucha de las mujeres, en particular con las mujeres pobres y negras. Debería saber que son aquellos que, en nombre de la falsa moral, ignoran la realidad de aquellas que no pueden pagar, tirándolas en la penumbra de la criminalidad y en la dolorosa peregrinación por asistencia médica gratuita de calidad. Una perversidad típica de lo que son los intereses con el lucro y no con la vida.
La resolución aprobada en el 1er Congreso Nacional del PSOL (junio 2007), fue pensada para fortalecer la defensa de la vida y la dignidad de las mujeres. Ese es el sentido de su contenido. Las militantes feministas del PSOL no defienden la legalización del aborto como método contraconceptivo. Tienen la responsabilidad con un procedimeinto que agrede la salud reproductiva de la mujer. Pero tenemos la certeza de que sin su legalización y la garantía de una atención digna, a través del sistema público de salud, no podrán ejercer su derecho de elección libre y continuarán sufriendo las crules consecuencias de la criminalización.
La lucha por la educación sexual, por la distribución de métodos contraceptivos y la garantía de un aborto seguro cuando todos los otros procedimientos fallaron y la mujer decide no llevar adelante el embarazo, no es más una lucha sólo de las mujeres del partido. Desde junio de este año, es una lucha de todo el PSOL. Sin embargo, esta lucha no fue asumida por el conjunto del partido. La defensa de la legalización (construcción de una campaña, etc.), está reducida, con raras excepciones, al sector de las mujeres.
Para empeorar las cosas, las recientes declaraciones de la compañera Heloísa Helena y su compromiso en la «Marcha Por la Vida» (Nota de la traductora: ver artículo de Gilberto Maringoni en Correspondencia de Prensa, 18-10-07), fortalecem el discurso machista dominante y cercenador de libertades. Hacen coro con los que no quieren la liberación de las mujeres. Profundizan en el imaginario social la falacia de que las mujeres son seres irresponsables, incapaces de decidir eticamente sobre el proceso de reproducción de la especie.
En la última audiencia pública de la Comisión de Seguridad Social y Familia de la Cámara de Diputados, realizada el día 10 de octubre, en Brasilia, la compañera bHeloísa Helena, asumiendo una vez más el papel de vocera en la lucha contra la legalización, utilizó argumentos en su exposición que son contradictorios con la resolución del Congreso del PSOL y contrarios a la lucha feminista. Su militancia en la campaña «Por la Vida» ha servido para darle popularidad y legitimidad a dicha campaña. Los socios de la campaña de la compañera Heloísa, son los que batallan todos los días contra la utilización de células-tronco, impidiendo con su oscurantismo, avanzar a la ciencia. Son los mismo que dicen que los homosexuales son enfermos y precisan ser «curados». Son los que quieren, a cualquier precio, controlar el deseo y los cuerpos. Esos no comparten el mismo proyecto de sociedad que defiende el PSOL.
En tiempos en que el proyecto socialista está sumergido en una profunda crisis, golpeado por la experiencia del PT y del gobierno Lula, es determinante para la sobrevivencia de la izquierda, el coraje y la audacia de mantener la defensa intransigente de sus demandas. Es necesario no ceder a la presión electorera, cuyo único objetivo es elegir parlamentarios a todo costo. Abandonar banderas porque son «polémicas» o porque no consiguen votos, fuen uno de los errores del PT que el PSOL nación criticando. Estamos en un momento de retroceso ideológico, de ofensiva del pensamiento conservador. Tener claridad de que determinada lucha fortalece o debilita esa moda conservadora, es vital para el proyecto socialista, para la izquierda, para no entreverarse en las propias piernas, para no facilitarle la vida a nuestros enemigos.
Es esa claridad que reinstalará la lucha socialista en el horizonte, restaurando la confianza de que otra sociedad precisa, urgentemente, ser construida. Una sociedad donde los hombres y la mujeres sean verdaderamente libres.
* Militante feminista, estudiante de Derecho, integra el PSOL/Río de Janeiro y el Colectivo Nacional de Mujeres del PSOL.
Traducción de Mariana Sánchez – Correspondencia de Prensa