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Comentario sobre el filme "Barrio Cuba", de Humberto Solás

El séptimo arte mirando hacia adentro

Fuentes:

Por estos días se estrena en los cines de La Habana una película que ha hecho vibrar a todos los espectadores que han entrado a las salas cinematográficas ávidos de alcanzar una vez más el tono tan cubano que tienen los filmes del patio y que son degustados una y otra vez por el público […]

Por estos días se estrena en los cines de La Habana una película que ha hecho vibrar a todos los espectadores que han entrado a las salas cinematográficas ávidos de alcanzar una vez más el tono tan cubano que tienen los filmes del patio y que son degustados una y otra vez por el público nacional. Pero esta ocasión, más que encontrar el humor criollo entrelazado con una trama picaresca en la que se abordan el ya tan estropeado tema de la emigración y de la crítica a nuestra realidad en tonos de protesta susurrada, para realzar la idea de que «no se puede hablar de eso», «Barrio Cuba» arranca «al más pinto de la paloma» alguna que otra lágrima y a veces hasta mares, porque su historia es una historia más profunda y se va más allá de los arquetipos que vuelven al cine contemporáneo cubano en popular.

Con la dirección de Humberto Solás, el genial director de esa grande dentro de la filmografía nacional que es «Lucía», las actuaciones estelares de los más reconocidos actores cubanos y una notable influencia del neorrealismo, «Barrio Cuba» nos cuenta varias historias diferentes sin entrelazar sus hilos conductores necesariamente, que no tuvieran nada de particular si no trataran con tanta seriedad la realidad de nuestro país. El hombre que vive con una numerosa familia proveniente del oriente del país, en condiciones precarias y que ama profundamente a su mujer que le dará a luz un hijo, la muerte de esta última, el sufrimiento del protagonista y la huida, la evasión, el dolor. La mujer que intenta ser madre y no lo consigue, apelando a la religiosidad popular -parte indisoluble de la cubanía-. El señor cincuentón enamorado de una joven enfermera, enfrentándose a la depresión que sobreviene en los años maduros, a los deseos, a veces frustrados, de hacer. La joven enfermer a que sufre en silencio el castigo que le impugna a su hermano gay, el padre machista. Historias todas que se desarrollan en el entorno de la barriada de Lawton, de la «Loma del Burro», en la calzada de Jesús del Monte, en la zona aledaña a la bahía y en el pueblo de Mayarí, en el oriente de Cuba.

El mérito principal que se aprecia en la película es, además de la credibilidad de los personajes, las caracterizaciones tan magistrales que lograron los actores, la banda sonora que nos mueve a inmiscuirnos en la trama una y otra vez, precisamente las imágenes que hablan solas muchas veces de las condiciones en que vivien los cubanos todos los días y que en medio de ellas enfrentan además problemas de otra índole -la personal- y que aún así no cesan en la búsqueda de soluciones, donde el tema de la emigración no se ofrece como la solución, sencillamente se aborda con brevedad, cuando una familia se dispersa, también con dolor esta vez, o cuando la joven enfermera decide casarse con un extranjero al que no ama para ayudar a su hermano gay y a su padre en el plano económico, buscando la reconciliación entre ambos.

Por tanto, la trama habla de reconciliación, de perdón, de segundas oportunidades, como cuando el protagonista proscrito por Mayarí en medio de su pena decide volver por su hijo que lo espera a diario, queriendo recuperar el tiempo perdido, de lo triste de la separación familiar, de los rezagos de intolerancia que quedan aún en la sociedad cubana hacia el homosexualismo, de las penurias económicas que sufren a diario los cubanos provocadas por el embargo económico de Estados Unidos contra Cuba. Este filme es una fotografía contemporánea de la realidad nacional.

Habiendo obtenido premio en dos categorías en el Festival de Cine de Huelva, «Barrio Cuba» ganará el premio del público nacional, el más importante, y se alzará como parte de las películas que han pasado a la sala de las antológicas de Cuba. Una vez más el séptimo arte cubano se adentra en una realidad compleja, de una manera objetiva, haciendo que desde el mismo título los cubanos se reconozcan en cualesquiera de los personajes o reconozcan su barrio y sus inquietudes personales.