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Marcelo D'elia Branco, presidente del proyecto Software Libre Brasil

«El software libre es la clave de una sociedad más democrática»

Fuentes: El Correo Digital

D’Elia Branco defiende en Bilbao que la esencia de Internet es «poder copiar y transmitir conocimiento»

Marcelo D’Elia Branco es uno de los grandes apóstoles mediáticos del software libre. Consejero de confianza del presidente de Brasil, Lula Da Silva, Brasco ha aprovechado el marco del Congreso Internacional de la Sociedad de la Información que se celebra en Bilbao para defender abiertamente que las licencias de software desaparezcan por completo.

Con una premisa semejante, no es raro que Brasil se haya convertido en un anatema para muchas empresas de software comercial. Con 22 millones de sus habitantes que viven en la miseria y otros 46 por debajo del umbral de la pobreza, el país no puede permitirse pagar 1.000 millones de dólares anuales en licencias de software. Desde su tribuna en el Proyecto Software Libre Brasil, Branco lleva años promoviendo el libre acceso a la sociedad de la información y ahorra importantes costes a la administración de su país.

-Se habla mucho de software libre, pero mucha gente aún desconoce qué es exactamente.

-Son programas informáticos, como los del software comercial. La diferencia es que, en el libre, el código fuente, que es el lenguaje en el que está escrito el programa, está disponible. Esto permite que cualquier persona pueda hacer modificaciones en el programa, por ejemplo, para traducirlo a su idioma. En el software propietario esto no es posible.

-¿Qué ventajas tiene implantar un sistema operativo libre?

-Técnicamente, el software libre permite mejorar los programas y adaptarlos a las realidades locales. Además, las aplicaciones pueden copiarse y distribuirse libremente sin pedir permiso.

-Son ventajas técnicas, pues

-Utilizar software libre tiene una serie de implicaciones económicas, sociales y políticas muy importantes. Para que los países puedan entrar en la nueva sociedad de la información deben tener un profundo conocimiento de la tecnología, no ser meros consumidores. Desde el punto de vista macroeconómico, cuanto más se informatiza una sociedad con una tecnología propietaria, más dependiente se vuelve de esa tecnología, muchas veces monopolista, que se crea fuera de su país.

«Libre, no gratuito»

-Apunta razones económicas, pero ¿recomendaría a otra administración cambiar sus sistemas a software libre aunque pudiera pagar las licencias de un programa comercial?

-Creo que el problema de pagar las licencias comerciales debe preocupar a cualquier país, independiente de su situación económica. El principal capital de la sociedad de la información es el conocimiento. ¿Cómo vamos a entrar en la sociedad del conocimiento si se nos niega el derecho a saber cómo está diseñada la tecnología que estamos usando? La utilización de software libre es la clave de una sociedad menos excluyente y más democrática. Un Gobierno debe hacer lo posible para estimular la tecnología y el conocimiento a nivel local. El software libre es libre, no gratuito.

-Estamos asistiendo a nuevas formas de gestionar los derechos de autor, como Copyleft o Creative Commons. ¿Cree que los días de la propiedad intelectual, tal y como la conocemos, están contados?

-El software propietario es un modelo creado pre-Internet. Por eso algunas grandes industrias, como las discográficas, las empresas de software o las telefónicas, ven Internet como una amenaza y tratan de controlarla. Para los defensores del software libre, Internet es una oportunidad porque su propio código es abierto. La esencia de Internet es poder copiar y poder transmitir conocimiento. Prohibir la copia no va a tener éxito, porque compartir el conocimiento es la esencia de la nueva sociedad de la información.

-¿Qué iniciativas se están desarrollando en materia de software libre?

-En la cumbre presido un taller en el que vamos a lanzar una red de cooperación internacional de administraciones públicas para el software libre. Se trata de un foro para compartir experiencias de implantación de estos sistemas. Eso permitiría aprovechar los programas ya creados y perfeccionarlos, evitando que una administración trabaje en un proyecto que otra ya ha realizado con éxito antes. Se aprovecha el conocimiento y se invierte el tiempo y el dinero en otros esfuerzos.