El Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre) continúa tomando fuerza y adapta sus mecanismos para favorecer la integración de los miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA). A principios de julio, Caracas y Quito dieron un nuevo impulso a esta forma de pagos cuando Venezuela compró 5.430 toneladas métricas de arroz […]
El Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre) continúa tomando fuerza y adapta sus mecanismos para favorecer la integración de los miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
A principios de julio, Caracas y Quito dieron un nuevo impulso a esta forma de pagos cuando Venezuela compró 5.430 toneladas métricas de arroz a Ecuador y el Banco Central de esa nación (BCE) recibió a cambio 894.015 sucres.
La operación se regularizó a través del BCE y el Banco de Venezuela pues según las reglamentaciones éste es un sistema alternativo de índole comercial entre los Bancos Centrales de los países del ALBA que facilitará los pagos y cobros con el Sucre en los intercambios de comercio exterior.
Es decir, la moneda virtual (no física) o Sucre, se basa en esa unidad de cuenta común para el registro de las transacciones y permite la liquidación de sus pagos, exclusivamente entre los Bancos Centrales.
Su máximo organismo es el Consejo Monetario Regional el cual implementa las políticas, normas y medidas para su desempeño y asigna las monedas virtuales a cada nación que participa en el tratado.
El convenio para establecer este sistema fue firmado por los presidentes de los países del ALBA durante la VII Cumbre realizada en Cochabamba el 16 de octubre de 2009. Lo suscribieron Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua pero estas dos últimas naciones aún están pendientes de la aprobación en sus respectivos parlamentos.
Los demás integrantes del ALBA, Dominica, Antigua y Barbudas y San Vicente y las Granadinas realizan gestiones para adaptar sus monedas al sistema.
La primera operación tuvo lugar a finales de enero del 2010 cuando La Habana pagó a Caracas 108.000 sucres, equivalentes a 135.000 dólares (1 por 1,25 dólares) por el envío de 360 toneladas de arroz.
Los procedimientos se hacen a través de un sistema Web que trabaja en línea y efectúa la autorización contable en cada uno de los países. Una vez aprobada la operación, el banco correspondiente recibe el monto.
El gerente de tecnología del Banco del ALBA, Edwin Duarte, informó de que cada país tiene una cuenta en Sucre, por ejemplo Venezuela posee un saldo inicial de 67.308.000 sucres y Ecuador de unos 24 millones. De presentarse desfases, éstos se cubrirán con el fondo del sistema, creado para ese tipo de eventualidades.
Una nota oficial del Gobierno ecuatoriano señala que en este nuevo mecanismo se encuentran involucradas las instituciones públicas y privadas que son inspeccionadas por la Superintendencia de Bancos y Seguros, así como también las cooperativas de ahorro y crédito que estén avaladas por el Ministerio de Inclusión Económica y Social y que posean una cuenta corriente activa en el Banco Central.
Bajo esas condiciones obtendrán ventajas la mayoría de los pequeños productores que en la actualidad no están en el comercio internacional, porque se les hace difícil trabajar con una moneda extra regional.
El valor del Sucre esta dado por la asignación de cada país en moneda nacional y otra en divisas que utilizarán los Bancos Centrales. El sistema tiene tres instancias: el Consejo Monetario Nacional, la Cámara Central de Compensación y Pagos y el Comité de Fondo de Reservas y Convergencia Comercial.
Para que se tenga una idea de la amplia democracia y solidaridad que existe en las formas de estructura, baste señalar que en el Consejo (su máximo órgano) los miembros disfrutan de derechos iguales, independientemente del volumen comercial que ostenten. También se encarga de distribuir a los Bancos Centrales de cada país, un monto determinado de Sucre para las operaciones.
Miembros del ALBA han comenzado un nuevo método de intercambio comercial que reforzará su soberanía económica al depender menos de las reglas comerciales de países desarrollados, y sobre todo del dólar estadounidense.
Mediante estos mecanismos se prevé reducir asimetrías comerciales, estimular la oferta exportable y mejorar la complementariedad económica entre sus miembros.
En la ceremonia de intercambio comercial efectuada en Caracas, el presidente ecuatoriano Rafael Correa explicó la sencillez del sistema e insistió en que el Sucre «implica más facilidades y reducción de costos e indicó la necesidad de impulsar este sistema para que no quede en algo marginal, pues «todo cambio implica resistencia y las cosas nuevas significan temor».
En esa misma línea, el presidente venezolano Hugo Chávez declaró que el Sucre es un ejemplo de eficiencia y de cómo la voluntad política determina los proyectos, pero adaptarse a la nueva arquitectura financiera internacional no es fácil. Es el primer paso, dijo, de un camino que hay que planificar, preconcebirlo, y así trabajar en la resistencia a los cambios.
Varios factores que pueden resolverse a mediano plazo conspiran contra el Sucre, como son el bajo intercambio de mercancías no petroleras, la relativa lejanía y sin fronteras entre sus miembros y las asimetrías existentes entre ellos.
Pero ya se han dado los pasos iniciales y la utilización del Sucre en las transacciones permitirá a sus miembros protegerse contra las crisis económicas y limitar la utilización del dólar en las operaciones, lo cual facilitará la promoción del comercio dentro de la región y la generación del crecimiento económico entre sus miembros.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR