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El superávit alemán tiembla por los aranceles de Trump

Fuentes: La Vanguardia

El crecimiento basado en las exportaciones sufrirá la guerra comercial

 

Ángela Merkel y Donald Trump conversan durante una pausa en la reunión del G-7 en Canadá, el pasado día 8 (Yves Herman / Reuters)

«Solo hay perdedores en una guerra comercial, nadie gana», insistía Maurice Obdstfeld, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la asamblea del fondo celebrada en abril en Washington en un ambiente de perplejidad extrema por el discurso proteccionista de Donald Trump. La frase resume la perspectiva consensuada en las instituciones multilaterales de Washington. Aunque ya se reconoce que la globalización comercial no es la panacea que prometían los economistas hace 20 o 30 años, nadie cree que un rifirrafe de medidas proteccionistas vaya a beneficiar a nadie. Los aranceles «provocan una contracción en inversión, producción y empleo», dijo Obsfeldt.

Bajo esta óptica, la guerra comercial de Trump parece una versión económica del botón rojo nuclear: destrucción mutua asegurada a escala planetaria sin que nadie se salve. La ya icónica foto del G7 en Charlevoix(Canadá) -Trump, sonriente pero solitario, mientras un grupo de jefes de estado, encabezados por Ángela Merkel, lo miran con cara de póker-, refuerza la impresión.

Sí se puede ganar una guerra comercial, siempre que el adversario dependa más de ti que tú de él

Pero según los dos asesores de Trump en política comercial, Peter Navarro y el secretario de comercio, Wilbur Ross , sí se puede ganar una guerra comercial. Siempre que el adversario dependa más de ti que tú de él. En este sentido, países como Alemania, que han basado su estrategia económica en la restricción de la demanda interna y la fuerza de las exportaciones, pueden perder mucho más en una guerra comercial que Estados Unidos.

Algunos economistas independientes coinciden: «Si mantienes un superávit y tienes insuficiente demanda en tu economía no puedes hacer nada cuando estalla una guerra comercial,» asegura Michael Pettis de la fundación Carnegie en Pekín. En cambio, «en un país como EE.UU. con un déficit por cuenta corriente, la guerra comercial no va a dañarte mucho». Con un superávit por cuenta corriente de 300.000 millones de dólares, próximo al 8% del PIB, Alemania podría ser la primera víctima de un conflicto generalizado. «Si el blanco es Alemania (…), la guerra comercial es fácil de ganar», sentencia Wolfgang Munchau del think tank Euro Intelligence.

Ya se conocen sus efectos desastrosos dentro de la zona euro

Se suele citar a China y México como los dos países más vulnerables ante el plan de Trump de vengarse por el declive económico de la superpotencia. China será, en efecto, el país mas afectado por la ofensiva proteccionista; se esperan nuevos aranceles sobre productos chinos por 50.000 millones de dólares. Pero hace años que EE.UU. y el mismo FMI protestan por los superávits alemanes, calificados en Washington como políticas de «mendigar al vecino», ya que hace falta de la demanda de otros países. «El superávit alemán es un asunto bastante preocupante,» dijo Pol Thomsen, el director europeo del FMI el mes pasado en Washington.

Ya se conocen sus efectos desastrosos dentro de la zona euro, donde los países deficitarios sufrieron un devastador ciclo de endeudamiento e insolvencia. Pero el gigantesco superávit alemán genera problemas también a escala global. «La deficiencia de la demanda en países con superávit es un verdadero problema para la economía mundial y Trump tiene razón; hay que resolverlo», prosiguió Pettis. «Alemania es el caso mas flagrante pero Japón es culpable también; China ya no, porque no se basa en un superávit».

Aunque China aún mantiene un enorme superávit comercial con EE.UU. ha emprendido una transición económica en la que la demanda interna tendrá cada vez más peso. Asimismo, aunque se ha criticado mucho la manipulación de la divisa china con el fin de abaratar las exportaciones chinas, pocos creen ya que el yuan esté infravalorado. En cambio, Alemania se beneficia de una divisa muy competitiva gracias a su pertenencia a la zona euro. Alemania mantiene un superávit comercial con EE.UU. en torno a los 65.000 millones de dólares.

Puede que Navarro y Ross hayan decidido que los aranceles sean el instrumento mas eficaz para lograr un cambio de política en Alemania. Puede ser cierto que al aplicar aranceles sobre una materia prima esencial para su propia industria común, el acero, Trump hará daño a la propia industria estadounidense. Pero el siguiente paso, los controles sobre automóviles como BMW y Mercedes, puede ser dirigido doctamente contra Alemania, que exportó medio millón de automóviles a EE.UU. en 2017. Alemania será fuertemente perjudicada también si China responde en represalias contra EE.UU. ya que las fabricantes alemanas usan EE.UU. como una plataforma para exportaciones a China. «Hay una lógica en el método de Trump en el área de desequilibrios globales», dice Pettis.

Muchos discrepan. La gran mayoría de los economistas consideran sumamente peligrosa la nueva política proteccionista de Trump. Incluso Dean Baker, experto en economía del Centro de investigación sobre política económica (CEPR), un critico implacable con los acuerdos de liberalización del comercio y la inversión multinacional, califica de «chaladas» las medidas proteccionistas de Trump. «Alemania debería reducir su superávit mediante una expansión fiscal pero no se va a lograr esto poniendo aranceles sobre sus coches». Baker teme que «después de lograr finalmente que mucha gente reconozca los problemas de la agenda de la globalización neoliberal, Trump va a hacerla respetable otra vez».

Fuente: http://www.lavanguardia.com/economia/20180618/45202647946/superavit-aleman-aranceles-trump-guerra-comercial.html