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El tratado de libre comercio de Centroamérica con Estados Unidos (CAFTA), coerción y chantaje

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Entre las confusas señales emitidas recientemente por los eventos en Latinoamérica, los argumentos sobre el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos yuxtaponen dos motivos opuestos. Uno proviene del reconocimiento tácito por parte de Estados Unidos de que está en decadencia ante sus competidores en Asia y de la Unión Europea. De ahí los esfuerzos de EE.UU. por adelantarse a las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio a fin de consolidar el control corporativo de los recursos latinoamericanos y el acceso a estos últimos a través del CAFTA y de acuerdos similares antes de que los países latinoamericanos puedan consolidar su resistencia.

El otro motivo opuesto es la resistencia ascendente al CAFTA y a acuerdos similares que acompaña la creciente conciencia de que el engañoso «libre comercio» que representan es insostenible. Junto con el CAFTA se rechaza el sistema gangsteril de economía internacional de bienestar corporativo

amañado por las potencias que controlan el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y por capos locales como el Banco Interamericano de Desarrollo. En toda Latinoamérica, la mayoría de la gente sabe perfectamente que es una mala idea entregar la soberanía a un sistema económico y financiero internacional fracasado operado en beneficio de corporaciones rapaces.

Motín en el patio trasero de EE.UU.

A medida que los precios del petróleo tienden a subir y el dólar de EE.UU. tiende hacia abajo, un país tras el otro parece perder su orientación neocolonial. La mayoría de la gente en Venezuela, Bolivia y Ecuador rechaza ahora la política económica de bienestar corporativo porque obviamente no satisface sus necesidades. Esas realidades significa que líderes políticos de dos caras como el presidente Da Silva de Brasil pueden jugar una especie de burlón juego del escondite con el régimen Bush respecto a la iniciativa de Washington de un Área de Libre Comercio de las América a escala continental y los intentos asociados por satanizar al gobierno venezolano.

La política energética puede ser el principal factor que influencia las percepciones de las opciones existentes. En todo el continente, países dependientes de la importación han descubierto que el modelo de «libre mercado» de bienestar corporativo no corresponde a las necesidades nacionales de energía. Por ejemplo, Chile podrá llegar a acuerdos sobre energía con Venezuela, porque sus vecinos Argentina y Bolivia, repartidos entre las multinacionales energéticas no pueden garantizar un suministro a largo plazo. (1)

Por su parte, los gángsteres financieros internacionales no quieren ver la realidad. Siguen hablando de «crecimiento» y «privatización» como soluciones para la pobreza sin reconocer que la experiencia muestra que sus políticas tienen poco que ofrecer. Después de veinte años de un semejante fracaso catastrófico no hay muchos afectados que los tomen en serio. Los gángsteres tampoco reconocen que la experiencia de países como India y China hace que sus consejos estén de más para países como Venezuela que no están perdidamente encerrados en su glorificado tinglado chantajista.

El resistible ascenso de Pascal Lamy

Cuando se considera la conducta de los afectados, es evidente que sólo una línea dura concertada contra los matones financieros y comerciales internacionales puede proteger a las mayorías en los países más pobres contra una disminución de sus condiciones de vida. Pascal «Arturo Ui» Lamy posa de amigo de los países pobres pero en la cumbre comercial mundial en México en 2003 llegó la hora de la verdad, como escribe George Monbiot: «Trató de imponer nuevas reglas para la inversión, la competencia y la adquisición, que habrían permitido que las corporaciones dictaran las condiciones a los gobiernos de los países pobres… Al destruir las conversaciones, Lamy impidió que se introdujera un régimen comercial más justo. Dejó al albedrío de los países ricos el cierre de tratados individuales con sus socios comerciales más débiles».(2) Es precisamente lo que ocurrió en Latinoamérica, donde una administración de vaqueros estadounidenses trata de encorralar a países díscolos para echarles el lazo y marcarlos con el indeleble hierro neocolonial de «libre mercado».

Para Lamy, ex jefe del banco estrella francés Credit Lyonnais, que supervisó su privatización, la habilidad de hablar suave mientras se prepara una ametralladora metafórica en un estuche de violín es una necesidad profesional. Su sucesor, Peter «Warlock» Mandelson, desechado dos veces del gobierno de Tony Blair por su participación en oscuros engaños, carece del refinamiento de Lamy. A principios de mayo, Lamy anunció que China reduciría sus exportaciones aumentando los aranceles de sus exportaciones de textiles. A pesar de la aparente victoria, Mandelson, hablando ante el Parlamento Europeo, no pudo dejar de amenazar a China con acciones legales de la OMC. Como comisionado comercial europeo, Mandelson tiene el papel del cuco de Estados Unidos en Bruselas de modo aún más directo que el resto del conjunto favorable a Washington de Tony Blair (3).

A fines de mayo, la reacción China ante este gangsterismo («… no quisieran que sucediera algo a esas hermosas cuotas textiles, ¿no le parece…?) fue anular los aranceles internos a las exportaciones textiles. Probablemente sea el tipo de dureza necesaria para deshacerse de la intimidación y la extorsión estilo Lamy-Mandelson. Inexplicablemente, los países en desarrollo cedieron el puesto de Director General de la OMC a Lamy al no respaldar al uruguayo Carlos Pérez de Castillo. (4) Así que europeos dirigen ahora tanto el Fondo Monetario Internacional como la Organización Mundial de Comercio, mientras que Paul Wolfowitz de Estados Unidos dirige el Banco Mundial. Nunca le ha ido mejor a la Cosa Nostra.

En Centroamérica los soldados de la mafia tienen dificultades

En Centroamérica, ricos soldados de a pie de la mafia como Enrique Bolaños en Nicaragua, Tony Sacasa en El Salvador y Martín Torrijos en Panamá las están pasando negras. Torrijos está tratando de forzar la reforma de la Seguridad Social, aumentando la edad de jubilación de hombres y mujeres y aumentando los requerimientos para cualificarse. Sus reformas han sido recibidas con violentos disturbios. En Nicaragua, Bolaños esperó hasta la celebración del Día de la Madre para declarar un estado de emergencia económica a fin de soslayar la legislación del país e imponer un aumento de un 11% en los precios de la electricidad.

En El Salvador vecino, los dirigentes empresariales se devanan los sesos ante las escuálidas estadísticas de crecimiento. La economía creció menos de un 1,8% en 2004 (5). Dentro de esa cifra, un crecimiento algo superior en el sector agrícola, un poco más que un 3%, parece resultar de iniciativas crediticias del gobierno para ayudar a los productores de algodón y granos básicos. ¡Vaya! Una mano bastante visible ayudó mientras el «mercado libre» andaba a tientas.

El Salvador también tiene dificultades para conservar negocios de maquiladoras que típicamente se van a donde los salarios sean más bajos, a Nicaragua, por ejemplo, o a Haití, que está recibiendo una buena paliza con ayuda de los esbirros de los países ricos de la ONU. Así que incluso utilizando la tasa de crecimiento de la misma manera interesada, casi sin sentido (porque ignora la distribución de la riqueza) que el Banco Mundial y el FMI, El Salvador, después de más de veinte años siguiendo sus políticas, es un fracaso más del «libre comercio»- pésima publicidad para un CAFTA que es más-de-lo-mismo-pero-peor.

Energía – pongámosle la cola al burro…

Una cosa que comparten todos estos países es una parálisis aparente en la confrontación de la creciente crisis energética. Nadie parece haber calculado qué significaría precios de energía mucho más elevados en términos de una política pública económica que tenga sentido. El caso de Nicaragua es indicador de los trastornos económicos y sociales que resultan de la estricta obediencia a las repetidas visitas de los pesos pesados del FMI a través de los años.

Cuando la electricidad fue privatizada a fines de los años noventa, Nicaragua siguió en gran parte el mismo modelo utilizado en el Reino Unido en los años ochenta. La generación fue separada de la distribución y se estableció un organismo regulador para controlar las reglas del juego. Se ofreció un contrato de distribución de 30 años y Unión FENOSA de España se quedó con la torta en 2000. La generación (en parte hidroeléctrica, en parte geotérmica, pero en cerca de un 80% basada en diesel) fue entregada a cinco compañías, en su mayor parte de propiedad extranjera.

Ahora Unión FENOSA debe cientos de miles de dólares a las compañías generadores y pretende que no puede pagar a menos que se le permita que aumente los precios en casi un doce por ciento. Así que Unión FENOSA, con el monopolio total sobre la distribución de electricidad y a pesar de que ha aumentado drásticamente los precios desde el año 2000, dice abiertamente que no puede obtener un margen en el mercado energético nicaragüense. ¿Quién obligó a Nicaragua a privatizar su industria de electricidad? Den un paso adelante «Spats» y «Scarface», las caricaturas gangsteriles en vivo del Fondo Monetario Internacional.

Si Nicaragua y sus vecinos están pasando las de Caín con los precios del petróleo a los niveles actuales, ¿cómo se las arreglarán con sus economías en uno o dos años ya que la tendencia de los precios persiste en aumentar? En combinación con una continua baja del poder adquisitivo del dólar, los elevados precios de energía significan problemas deficitarios aún mayores para los gastos del sector público y para la balanza comercial. Una mayor liberalización del comercio no solucionará de modo adecuado estos problemas. El CAFTA es virtualmente irrelevante en un contexto semejante.

Un aumento de 3 centavos de dólar en los pasajes de autobús después de un aumento de precio de carburante en marzo provocó disturbios generalizados en Managua, capital de Nicaragua. Un aumento de un 11% de los precios de la electricidad afectará aún más los presupuestos de familias que ya tienen dificultades para arreglárselas con el derrumbe de las condiciones de vida. Además del aumento del coste mensual de la electricidad doméstica, los negocios reflejarán inevitablemente el aumento de precios en los costes de sus bienes y servicios. La intranquilidad social es segura mientras más se extorsione a la mayoría empobrecida de la población.

Aprendiendo de los gángsteres

En la política y la economía el gobierno de Estados Unidos tiene poco que enseñarle al resto del mundo, aparte de su descarada hipocresía y cómo no hacer las cosas. Los países centroamericanos no necesitan aún más dominio de las minúsculas elites plutocráticas a través del CAFTA. No acumularán riqueza para sus pueblos mediante la apertura de sus economías a todavía más explotación del tipo de las maquiladoras, políticas agrícolas orientadas a la exportación que destruyen sus suelos y sus bosques para inflar cuentas bancarias offshore o a través de la privatización del agua y de los otros precarios restos de sus sectores públicos. Tampoco producirán beneficios, excepto para los que ya son ricos, reglas de inversión favorables de modo absurdo para las corporaciones extranjeras, las restricciones a la política de adquisición pública y otras provisiones desventajosas del CAFTA.

Entre las lecciones fundamentales de las zonas económicas gangsteriles de Europa y Estados Unidos, se destacan la protección de la agricultura y la imposición de preferencias y ventajas para los negocios locales. La experiencia de EE.UU. y de Europa sugiere que no se privatice ni desregule recursos públicos, especialmente la electricidad y el agua. En lugar del CAFTA los países centroamericanos deberían haber tratado de utilizar la liberalización del comercio como una retribución a cambio de la cancelación de la deuda y otras concesiones. La región debería haber actuado como un bloque a favor de sus pueblos en lugar de que cada pequeño país permita que la gigantesca patota estadounidense lo acose para obligarlo individualmente. Deberían haber reconocido y aprovechado que EE.UU. los necesita para presentar un hecho consumado de «libre comercio» al resto de Latinoamérica como precedente para el ALCA.

Alternativas – mirando hacia el sur.

Si hay algo que hayan demostrado las discusiones sobre el CAFTA y su gemelo, el Plan Puebla Panamá, es el patético fracaso de las elites tradicionales de los respectivos países en la representación de los mejores intereses de sus pueblos. Centroamérica pagará caro en décadas de prolongada pobreza y migración masivas como resultado de la locura de permitir que codiciosas elites dominadas por EE.UU. desvíen las perspectivas comerciales hacia el norte en lugar del sur, y por rechazar una integración hacia el interior concentrada en las necesidades de la gente en lugar de los beneficios corporativos.

Venezuela, Cuba y el resto del Caribe, los países andinos y el MERCOSUR ofrecen oportunidades y modelos que representan posibles alternativas ventajosas para los países del istmo a la interminable dependencia neocolonial de las grandes potencias extranjeras. Existen fuerzas políticas en Centroamérica para impulsar ese cambio en la agenda económica de la región. Pero aún no se sabe si son capaces de efectuar un cambio semejante.

Billy Wilder como gurú económico

Una vibrante oposición en la base al CAFTA y al sistema imperialista que representa tiende a unirse alrededor de problemas locales cuando estos se presentan, sin que hasta ahora haya sido capaz de lograr un cambio político decisivo. Los partidos políticos aparentemente progresistas parecen a menudo ambivalentes sobre sus propias políticas e intenciones y auto-absortos en sus feudos internos. Los liderazgos de poderosos bloques como el FSLN Sandinista en Nicaragua y el FMLN en El Salvador están ocupados consolidando sus propios intereses económicos. Necesitan elaborar un cambio hacia el sur viable en sus perspectivas si no se van a convertir en clientes del FMI y del Banco Mundial de un modo tan burdo como las elites nacionales que aspiran a desplazar.

Con el CAFTA, las elites regionales tradicionales se parecen cada vez más al millonario egocéntrico ansioso de casarse al final de la comedia de gángsteres de Billy Wilder «Some Like it Hot» (Una eva y dos galanes» o «Con faldas y a lo loco»), que se enfrenta a un Tony Curtis que grita «¡Soy hombre!» a través de su maquillaje mientras se arranca la peluca. Si el CAFTA tuviera un desenlace tan cómico, el ambiguo régimen impostor de EE.UU: gritaría: «¡Es verdad, somos unos matones plutocráticos de tres al cuarto!» La displicente elite centroamericana lo sabe y ya ha replicado: «bueno, nadie es perfecto… «como lo hizo el millonario de Wilder. Pero no hay nada cómico en CAFTA. Si se realiza llevará a Centroamérica a un impasse social, ecológico y económico durante toda una generación.

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toni solo es un activista basado en Centroamérica – Contacto a través de: www.tonisolo.net

1. «El futuro del abastecimiento energético de Chile (Parte I)» Ricardo Andrés De Dicco 27 de mayo www.argenpress.info

2. George Monbiot, martes 31 de mayo, 2005, The Guardian

3. «… Políticos laboristas – Peter Mandelson, George Robertson, Mo Mowlam, Chris Smith, Elizabeth Symons, George Robertson y el jefe del equipo de Blair Jonathan Powell, fueron miembros del Proyecto Británico-Estadounidense por la Generación Sucesora (BAP, en sus siglas en inglés), una red transatlántica poco conocida pero muy influyente de políticos, periodistas y académicos «elegidos» «BAP primer» de Lobster 33. Website http://www.lobster-magazine.co.uk

4. «European looks set to lead WTO» http://www.dw-world.de/dw/article/0,1564,1582823,00.html

5. «Preocupa a empresarios salvadoreños lento crecimiento económico», Prensa Latina. 27 de mayo de 2005.