«Dedicado a la clase obrera sidorista por su empeño y por no olvidar quienes son» La nacionalización de la industria siderurgica, SIDOR es un triunfo de la constancia y la lucha de la clase obrera sidorista y guayanesa. Consideramos que forma parte de los grandes puntos de inflexión, que en este proceso revolucionario, han permitido […]
«Dedicado a la clase obrera sidorista por su empeño y por no olvidar quienes son»
La nacionalización de la industria siderurgica, SIDOR es un triunfo de la constancia y la lucha de la clase obrera sidorista y guayanesa. Consideramos que forma parte de los grandes puntos de inflexión, que en este proceso revolucionario, han permitido en la clase obrera un cambio fundamental en su subjetividad. Esta lucha permitió fortalecer y dignificar sus condiciones materiales y de trabajo. Pero además ha permitido fortalecer y elevar su conciencia para que se transforme, potencialmente, en una conciencia política que pueda iniciar el proceso de construcción de la dirección proletaria para transformar las relaciones sociales de producción capitalista y construir el socialismo.
Los puntos de inflexión: quiebre de la conciencia dominadora
Consideramos que esta nueva batalla que acaba de librar la clase trabajadora de SIDOR, forma parte de tres puntos de inflexión fundamentales que marcan el proceso de liberación subjetiva del proletariado en todo este proceso de la Revolución Bolivariana. Podemos destacar que esos puntos serian:
1. La retoma en 2002-2003, por los trabajadores petroleros de su industria y su puesta en producción mediante el control obrero; después del paro sabotaje petrolero desarrollado por la burguesía y el imperialismo.
2. La expropiación de VENEPAL (INVEPAL) y de CNV (INVEVAL) en el primer trimestre de 2.005: Producto del paro sabotaje petrolero, donde muchos empresarios cerraron las empresas y los trabajadores respondieron con la toma de dichas empresas. En un inicio como toma defensiva, para proteger los puestos de trabajo, pero más adelante, en una larga lucha de los trabajadores, se exigió su expropiación para desarrollar un proceso de control de la gestión de la producción por los trabajadores de dichas empresas. Esto genero, por parte de los trabajadores de las empresas recuperadas, la creación del Frente de Trabajadores de Empresas Cogestionadas y Ocupadas (FRETECO) que es un intento de articulación de las luchas de la clase obrera venezolana.
En estos procesos los trabajadores avanzaron en la superación de una conciencia corporativa y reivindicativa para ir conformando una conciencia de clase solidaria capaz de permitir iniciativas políticas, que englobaron al pueblo y a otros sectores sociales en una unidad orgánica real y que han permitido desarrollar todo un proceso participativo en la gestión comunal y en la gestión de las empresas. Se rompió con la tradicional obediencia, jerarquía y compromiso personal con la tecnoburocracia. Pero además se pusieron en práctica métodos democráticos, participativos y protagónicos. Estos tres puntos de inflexión han permitido un cambio cualitativo en nuestra conciencia. Pero aun falta más.
En definitiva, significó para la clase, la impugnación de la división social del trabajo y del poder capitalista al intentar avanzar en el control de los medios de producción.
3. El tercer evento es la lucha de los trabajadores de SIDOR por su convención colectiva y posterior renacionalización de la empresa. En donde la discusión de una contratación colectiva se transformo, por la presión de los trabajadores, en la renacionalización de la empresa del acero.
La lucha de los trabajadores por la convención colectiva en SIDOR se transforma en su renacionalización
Sino se profundiza en esta situación podemos caer en apriorismos o en análisis reduccionistas y simplistas. Tal vez pudiéramos expresar que Chávez la nacionalizo, porque ya lo había advertido o simplemente porque se molesto. Pero es el mismo presidente que expresa que gracias a la lucha de los trabajadores se nacionaliza SIDOR. Esta situación tiene elementos socios históricos y genéticos, que forman parte de la creación misma del proletariado guayanés y de todo el proceso de lucha, prácticamente desde su fundación, de los obreros de la principal aceria venezolana.
Por el momento debemos expresar que el hierro es un elemento fundamental de la cultura Guayanesa y ha perneado toda la vida y la historia actual de la sociedad bolivarense. Pudiéramos decir, sin dejar de tener en cuenta otros elementos también muy importantes en su cultura, que Guayana es hierro y que el hierro es Guayana. El hierro ha formado parte de la vida y cultura del Estado Bolívar, desde las primeras décadas del siglo XX.
El Estado Bolívar tiene una población económicamente activa o fuerza de trabajo de 1.006.350 (INE, 2.006) y una fuerza de trabajo ocupada de 519.446 trabajadores, con una tasa de desempleo de 8,95% (INE, 2.006). De estos los trabajadores que están en las empresas básicas y en la manufactura son 57.139 trabajadores. De los cuales podemos decir que mas del 20% están dedicados a al Industria siderurgica de manera directa. Si a todo este análisis, observamos que en su mejor momento, a principios de los ochenta, SIDOR tenía más de 16.000 trabajadores con una fuerza de trabajo ocupada mucho menor que la actual observaríamos el impacto que en la vida del Guayanés tenia todo lo que giraba en torno al hierro y el acero. A todo esto hay que añadir la combatividad, la tradición de lucha de la clase obrera sidorista desde 1961 cuando empieza a operar SIDOR y como los viejos obreros transmitían a los nuevos obreros sus tradiciones de lucha.
Fueron muchas las luchas que escenificaron los trabajadores: La huelga de diciembre de 1969 que prácticamente concluiría en 1971 contra las pésimas condiciones de trabajo y seguridad industrial y por el pago de los 60 días de utilidades que había ofrecido la empresa y que luego incumplió; esta lucha concluyo con el despido de 514 trabajadores y tuvo repercusiones nacionales. La lucha por la semana de 40 horas en los años ochenta y que termino con la intervención de los burócratas de la CTV, con la gracia del gobierno de turno.
Estos procesos de luchas se conectaban, a nivel internacional con los procesos huelgarios que se desarrollaban en Europa debido a la crisis del sistema capitalista que en la segunda mitad de los setenta cae en una crisis orgánica de gran profundidad y complejidad, especialmente en los países industrializados pero que toco a los países «perifericos» como el nuestro. Esta crisis se expresó: a) en su modelo de acumulación (crisis de eficiencia) y b) en su modelo de gestión administrativa y de organización del trabajo Taylor-Fordista (crisis de legitimidad).
Esta crisis se manifestó en las duras luchas obreras: «El Mayo Francés» (1968); 10.000.000 de trabajadores fueron a la huelga; Italia con el denominado «otoño caliente italiano» (1970); en USA(1968-71), con la guerra de Vietnam y las huelgas de la industria automotriz en Detroit; además Alemania; Ceilán; Australia; Portugal, con la Revolución de los Claveles (1974); en España con la época de la Transición y en varios países Latinoamericanos como Perú(1968); Bolivia; Argentina (1964), en Córdoba donde cientos de miles de trabajadores ocuparon 4.000 empresas y las mantuvieron en funcionamiento durante una huelga general.
En nuestro país estas luchas se desarrollaron, fundamentalmente, sobre dos puntos: 1) en las condiciones de trabajo y medio ambiente del trabajo y 2) la lucha por la democracia obrera y la participación de los trabajadores en los asuntos políticos y sindicales. Específicamente los puntos neurálgicos de este nuevo tipo de sindicalismo se desarrollo en la industria textil y en Guayana, principalmente en SIDOR, se trataba de una lucha que impugnaba elementos del sistema capitalista.
Todo este proceso de luchas de clases fue derrotado iniciándose los años ochenta; tanto aquí como a nivel mundial. La burguesía transnacional y «nacional» comienza a desarrollar la «reconversión industrial» para preparar todo para la privatización.
La estrategia era destruir al movimiento sindical y tener el control transnacional del acero. Este proceso resulto traumático para el movimiento obrero sidorista y concluyo con más de 3000 despedidos y una dirigencia sindical conciliadora y sin dirección de clase que ayudo al proceso de reconversión y de privatización. En 1993 comienza el proceso de privatización de SIDOR sin embargo el espíritu de lucha de los trabajadores de SIDOR, a pesar de permanecer sumergido encuentra nuevas posibilidades, nuevas expectativas y emerge después del triunfo de Hugo Chávez Frías y la Revolución Bolivariana, trayendo consigo nuevamente todas las tradiciones, sus experiencias y su practica; vuelta esta vez, acción de clase. Es por esto que para entender lo que sucedió en esta lucha hay que conocer la génesis del movimiento obrero sidorista, su tradición de lucha, sus experiencias y como se han transmitido estas en el pueblo guayanés.
A pesar de que la renacionalización no era parte del accionar político de la clase trabajadora sidorista durante este conflicto, si era parte de su subjetividad socio-histórica. Durante todo el proceso de negociaciones, dirigentes y los trabajadores lo expresaban como solución a los problemas de la clase obrera sidorista, como parte de ese instinto de clase que es capaz de visualizar las cosas que otras clases nunca ven, como parte de un sentimiento de victoria ante amargas derrotas de años anteriores, como parte de la unidad de la clase, en definitiva como parte de la autonomía política de clase, de esa que se separa definitivamente de la dominación burguesa en un momento suficiente, profundo y esencial.
El triunfo de los trabajadores sidorista requiere un cambio en la coyuntura sindical
Este punto de inflexión significa que una lucha económica puede transformarse en una lucha política, que la lucha es una sola, que no existe separación entre ellas, que una lucha económica puede afectar tanto a la tasa de explotación como al ritmo de acumulación del capital y puede afectar de manera directa los intereses de un importante sector transnacional.
Este punto de inflexión, como es la lucha de los trabajadores de SIDOR, requiere de un cambio en la coyuntura política de clase.
No se trata solamente de realizar las elecciones de la UNT, no se trata de crear una nueva central para tenerlo todo a «nuestra imagen y semejanza», no se trata de organizaciones como un fin en si mismo, donde cada quien logre conservar al final sus pequeñas miserias.
Se trata de algo más esencial, de mayor magnitud histórica, se trata de la unidad política ideológica de nuestra clase para conformar una dirección política desde la clase que impulse el socialismo. Se trata de cambiar la conciencia «en si» a una conciencia «para si» pero «desde si».
Es por eso que nuestra propuesta es un llamado a todos los trabajadores, los como uno, los que no tenemos nada que perder, a las federaciones nacionales como colectivos de trabajadores, sindicatos nacionales y de empresa, dirigentes de la UNT y de las diferentes «corrientes sindicales» a una Asamblea, Conferencia o Congreso donde nos pongamos de acuerdo en construir un programa de la clase obrera que nos unifique y que pudiera tener estos ejes: La construcción del Socialismo ( La economía socialista, los Consejos de Fabrica, el Estado de Consejos de Fabrica y Comunales, la milicia popular), la lucha contra la burocracia y la burguesía ( contra la corrupción, reducción de la jornada laboral, por los derechos laborales y salariales, un nuevo tipo de sindicato, una nueva ley de los trabajadores) y la integración Latinoamericana, como el impulso y consolidación solidaria de los procesos revolucionarios en América Latina porque solo con el triunfo de la revolución Latinoamericana y mundial triunfara el socialismo en el planeta.
Para concluir recordemos lo que representa SIDOR para Guayana, donde más del 20% de la población ocupada del Estado Bolívar tiene que ver con la industria siderúrgica directa o indirectamente, es toda su memoria histórica.
Es esa memoria histórica de la clase obrera guayanesa, nacional e internacional que se acumula y se complejiza en la medida que continua sucediendo, ya que la praxis socio-histórica que le dio lugar no ha desaparecido, no se ha esfumado, ni han conformado estancos cerrados sobre si mismo, no ha quedado paralizado e inoperante en el «ya fue».
Mas bien ha producido una acumulación de hechos, que en si mismo constituye y sigue constituyendo lo histórico-social (económico, ideológico-político, estético-cultural) como totalidad de lo humano.
Construyamos pues, la unidad de la clase obrera, con el debate y sus diferencias pero desde al clase misma.