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Quieren el petróleo y borrar del mapa el chavismo

Las elecciones de Venezuela siempre son limpias pero el imperio grita «fraude»

Fuentes: Rebelión

Victoria de Nicolás Maduro

El domingo 28 de julio se realizaron las presidenciales en Venezuela, donde competían diez candidatos: Nicolás Maduro, Edmundo González Urrutia, Javier Bertucci, Benjamín Rausseo, Daniel Ceballos, Claudio Fermín, Antonio Ecarri, Luis Eduardo Martínez, José Brito y Enrique Márquez. El primero, es el presidente en ejercicio y los otros 9 opositores. Ya esta enumeración deja en orsai a la derecha y el imperialismo que califican al gobierno bolivariano de “dictadura”. ¿Una dictadura donde pueden competir nueve partidos y coaliciones opositoras?

La jornada dominical fue tranquila, sin incidentes ni denuncias de irregularidades en ninguno de los 24 estados. En los últimos 25 años de gestión bolivariana el sistema electoral viene revalidando su fama de ser uno de los mejores del mundo. El votante se presenta ante una máquina, valida su identidad con huella dactilar y presiona la opción deseada para votar, la máquina le extiende un recibo y en un minuto todo ha terminado. Al finalizar la jornada cada máquina expide un acta con la cantidad de votantes y cuántos son los correspondientes a cada candidato. Las actas se transmiten desde cada centro de votación hacia las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), que tiene cinco rectores, encargado de dar esa información oficial al país. Y así lo hizo en la medianoche del domingo, cinco horas después de cerrado el acto, cuando el presidente del CNE, Elvis Amoroso, leyó el primer boletín con el 80% de las actas: Maduro tuvo el 51,2% de los sufragios y el opositor Edmundo González Urrutia, apoyado por la ultraderechista María Corina Machado, el 44,2%. El oficialista venía ganando al principal candidato de Washington por 700.000 votos. ¿Por qué el primer informe se refería al 80 por ciento de las actas y no al 100? La explicación fue que el sistema informático había sufrido ataques desde el exterior, Macedonia del Norte, que habían ralentizado la transmisión de los datos desde las 30.000 mesas de votación hacia el CNE.

Maduro y el Gran Polo Patriótico que lo llevaba como candidato querían presentar el total de las actas porque sabían que la oposición oligárquica y dependiente del imperio iban a acusarlos de cometer “fraude”. Tal como ha sido su constante diciembre de 1998 cuando Hugo Chávez ganó por primera vez su derecho a ocupar el Palacio de Miraflores. Hoy 2 de agosto el CNE dio a conocer su segundo boletín: con el 96,87% de las actas, Maduro sacó 6.408.844 votos, 51,95%; Edmundo González, 5.326.104, 43,18%. Ahora la diferencia entre ambos fue de 1.082.740 votos. Como era previsible, la data oficial no logró disminuir la violencia verbal y física llevada adelante desde el mismo domingo por los dirigentes de la Plataforma de Unidad Democrática, que no sólo insistieron en su falsa denuncia de “fraude”, con ataques políticos al vencedor y violencia callejera contra personas e instituciones. Lo más grave es que Machado y los suyos, invocando el inexistente fraude, pidieron a Estados Unidos y los gobiernos vasallos que salvaran la democracia venezolana, léase que realizaran cuanto antes una intervención política y militar contra la patria de Simón Bolívar. Convocaron para el sábado 3 de agosto a manifestarse ante las embajadas de EE. UU. en todo el mundo, con carteles pidiendo “S.O.S. Intervención Ya” dirigida al Comando Sur norteamericano. Su jefa es la generala Laura Richardson, vieja conocida por ambicionar nuestro litio, hacer falsas denuncias contra la estación satelital china en Neuquén y querer -junto con Javier Milei – una base de los dos países (léase de uno solo, el suyo) en Ushuaia.

De tal palo tal astilla

Los comicios del 28 de julio fueron el número 31 desde aquella primera victoria del chavismo en 1998. En 29 oportunidades ganaron Chávez y desde 2013 su continuador Maduro, y en dos ocasiones la oposición: en 2007 en un intento de reforma constitucional y en 2015 en elecciones legislativas. Cuando al comandante le tocó perder, aunque fue por 1.5 puntos, reconoció de inmediato el resultado, y otro tanto Maduro en las legislativas referidas. En cambio la derecha por lo general no admite sus derrotas sino que acusa al gobierno bolivariano de manejos fraudulentos y dictatoriales, como casi siempre. Incluso en su prontuario antidemocrático sobresale el intento de golpe de Estado en abril de 2002, cuando un sector militar secuestró a Chávez y estuvo a punto de asesinarlo.

Cuando Maduro ganó las presidenciales de 2013 frente a Henrique Capriles hubo guarimbas (violentos desórdenes callejeros) por parte de la derecha ese año y en 2014, con todo el arco derechista, Machado incluida, promoviendo la violencia, con 44 muertos y heridos. Hubo guarimbas en 2017 con Machado y Juan Guaidó, el presidente autoproclamado. Y en febrero de 2019 con esos mismos personajes, que aliados a EE UU y el injerencista “Grupo de Lima” de la OEA (Luis Almagro, Mauricio Macri, Sebastián Piñera e Iván Duque), prepararon una intervención militar. Lo hicieron desde la frontera de Colombia, con una “misión humanitaria” y “festival musical” en Cúcuta, de “Ayuda y Libertad”, con los presidentes de Paraguay, Chile y Colombia, más el payaso de Guaidó. Eran tiempos de planificación de invasión, con mercenarios colombianos y contratistas militares estadounidenses, atentados a empresas venezolanas y planes de asesinar a Maduro. Todo con la cobertura política de la OEA, “esa cosa tan fea”, como le cantó el cubano Carlos Puebla.

El diario español El País, del 27 de julio pasado (“La trayectoria de María Corina Machado”), la ensalza a más no poder, pero dice: “no le ayudó haber estado presente en el palacio presidencial de Miraflores durante el fallido golpe cívico-militar de 2002”. Luego recuerda que en 2013, tras la victoria de Maduro en las presidenciales ese año, “que la oposición denunció como fraudulentas, un sector de la oposición, llamado La Salida y liderado por Machado junto a Leopoldo López y Antonio Ledezma, perdió las esperanzas de llegar al poder por la vía electoral y comenzó a promover movilizaciones masivas para exigir la dimisión del presidente. Machado, que quedó como la líder indiscutida de La Salida tras la detención de López, se opuso a los intentos de otros sectores de la oposición de entablar diálogos con el Ejecutivo. Argumentó que esas iniciativas sólo servían para darle tiempo al chavismo y desmovilizar las protestas”. Ya era una guarimbera total.

En 2014 Machado se hizo nombrar como embajadora alterna de Panamá ante la OEA, para reclamar sanciones contra su país, Venezuela. Por eso en 2015 la Contraloría la inhabilitó por 12 meses, que la justicia aumentó a 15 años y por eso no pudo ser candidata en estos últimos comicios. El diario español, de derecha, citó este dato horrible de su prontuario: “En 2019, causó revuelo por defender en una entrevista con la BBC una intervención extranjera en Venezuela. Un régimen criminal solo saldrá del poder ante la amenaza creíble, inminente y severa del uso del uso de la fuerza, declaró”. Corrían las horas del plan intervencionista montado desde Colombia.

Son aprendices de sus maestros norteamericanos. De tal palo tal astilla. El 3 de noviembre de 2020 hubo elecciones en la metrópoli y competían Trump con Biden. Los resultados finales no estuvieron hasta el 30 de ese mes porque cada uno de los 50 estados contaba como le parecía y con sus propios tiempos. Después de ese mes de demora, siguieron las controversias por las demandas judiciales interpuestas por el magnate perdedor. Este siguió desconociendo el resultado hasta el 6 de enero de 2021, cuando alentó a sus seguidores a entrar por la fuerza en el Capitolio, donde hubo 5 muertos. Esa es la plutocracia yanqui (democracia para los ricos, por los ricos y de los ricos). Ahí se inspiran Machado y su careta González Urrutia, denunciado de ser agente de la CIA y de haber cometido delitos de lesa humanidad en El Salvador en los ‘80 cuando era el segundo en la embajada de Venezuela. ¡Y estos fascistas se visten de vestales de la democracia y acusan de “fraude” a Venezuela!

Motivos del intervencionismo

Todos los días hay hechos que comprueban que Maduro busca la verdad y ser transparente en los resultados del 28 de julio. Hoy 2/8 se presentó ante el Tribunal Supremo Electoral, donde ayer había radicado un recurso de amparo para que ese órgano investigara todo lo relacionado con el comicio. De los diez candidatos se hicieron presentes nueve, sólo uno faltó. Huelga decir que fue el reputado como agente de la CIA. Además de fascistas y mentirosos son cobardes, no dan la cara.

Lo de fondo no son los números de votos y las actas demoradas, que ahora son súper mínimas, pues el CNE ya contabilizó el 96,87 por ciento de los votos. Lo más trascendente son los motivos por los que el imperio y sus vasallos quieren dominar Venezuela. Eso llevó al secretario de Estado Antony Blinken a reconocer como presidente electo a González Urrutia el jueves. Al día siguiente la canciller facha mileísta Diana Mondino lo imitó, considerando que es el presidente electo, aunque luego hubo un comunicado de esa cancillería diciendo que “Argentina sigue con extrema atención y preocupación los acontecimientos en Venezuela a fin de pronunciarse en forma definitiva”.

Tanta precipitación tiene motivos políticos y económicos de la potencia decadente. En primer lugar siempre ambicionó adueñarse de las reservas petroleras de Venezuela, que son 300.800 millones de barriles de crudo, las más importantes del mundo. En segundo le duele profundamente la existencia de la República Bolivariana y añora la IV República de los corruptos adecos y copeyanos, enterrados por el chavismo. Esa nación independiente y patriótica, con un gobierno antiimperialista y asentado en Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, son un obstáculo insuperable para Washington y su libre paso por el “patrio trasero”. De ahí el bloqueo, las 932 sanciones a Venezuela, el robo de la petrolera CITGO y del oro en el banco de Londres. En tercer lugar, esa Venezuela es socia de los BRICS y pronto será miembro pleno, profundizando la vinculación con China y Rusia, vistos como demonios por la Casa Blanca, el Pentágono, Wall Street y la OTAN. De ahí el odio, la violencia y los intentos de dar otro golpe de Estado en Caracas.

Por eso se explica el alineamiento proyanqui del gobierno de Milei y la banquera Mondino, así como los mendaces comunicados del PRO de Macri y otros alineados con la embajada yanqui de Marc Stanley, caso del Frente Renovador de Sergio Massa. Cuesta un poquito más entender el silencio oportunista de Cristina Fernández y el vergonzoso comunicado de los diputados de Unión por la Patria, que pusieron a Maduro como el “prime suspect” de esta historia, como si estuviera ocultando data para justificar un fraude. En una línea parecida se encuentran trotskistas, caso del PTS: coinciden con la derecha en que hubo “fraude” y Maduro sería un “dictador”. Lamentable posicionamiento de quienes se dicen de izquierda y que carecen de línea y valores antiimperialistas, algo que el Partido de la Liberación (PL) sí tiene. ¿No ven que la inflación anual bajó en Venezuela al 50 por ciento? ¿No saben que su producto bruto interno crecerá este año 5,8 por ciento y quizás más pese a las sanciones yanquis? ¿Desconocen que en 25 años los bolivarianos entregaron 5.100.000 viviendas populares? ¿Ignoran que ahora el 85 o más de los alimentos se producen en el país? Por eso y mucho más ganó Maduro. ¡No por fraude!

Además se trata de ser agradecidos y memoriosos. No se debe olvidar que la Venezuela de Chávez prestó 5.500 millones de dólares a la Argentina de los Kirchner, comprando bonos entre 2005 y 2008, cuando nadie le prestaba un peso. Volvió a poner plata para evitar que George Soros se adueñara de la cooperativa lechera Sancor. Dio una mano encargando dos barcos al Astillero Río Santiago, cuando esa empresa tambaleaba. Siempre estuvo apoyándonos por Malvinas. Y en noviembre del 2005 vino Chávez a Mar del Plata a enterrar el ALCA de George Bush.

Hay que ser antiimperialista y también agradecido. Esta polémica ha sacado la careta no sólo a los fachos sino también a muchos “progresistas” y tibios: no son enemigos del imperio en política y tampoco son agradecidos en la vida.

Blog del autor: https://plsergio.wixsite.com/lasemanapolitica/post/elecciones-de-venezuela-siempre-son-limpias-pero-el-imperio-grita-fraude

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