Las elecciones municipales en Venezuela, dispondrán cargos para los niveles más micro de la representación política: concejalías y alcaldías. Con una tradición presidencialista, estos comicios son relativamente nuevos en la historia electoral, acompañada de una alta abstención que en el año 2005 supero el 50 % con una tendencia descendente en la etapa de Chávez; […]
Las elecciones municipales en Venezuela, dispondrán cargos para los niveles más micro de la representación política: concejalías y alcaldías. Con una tradición presidencialista, estos comicios son relativamente nuevos en la historia electoral, acompañada de una alta abstención que en el año 2005 supero el 50 % con una tendencia descendente en la etapa de Chávez; caracterizada por ser una de las más activas en la participación política venezolana.
Algunos municipios tienen una extensión territorial superior a la de países centroamericanos como El Salvador o Belice. Sus facultades son amplias en la recaudación de impuestos que combinadas al situado constitucional (asignación de la administración central en base al artículo 167 de la CRBV) sostienen una abundante burocracia. Los cargos de concejales ejercen una función desde las cámaras dispuestas para las ordenanzas; que participan en temas importantes como el ordenamiento urbano y de interés económico.
La pugna por las municipales fue pospuesta por la prematura muerte de Hugo Chávez, modificando el calendario electoral. La oposición se plantea en la escena con una serie de fracturas importantes, evidencia de la débil capacidad de sostener los acuerdos de las «primarias»; cuestionada por la poca transparencia. La polémica y disidencia tampoco es ajena al chavismo, por el método de escogencia para las candidaturas. Esta coyuntura coloca en debate la propuesta del reformismo agotado en el Estado liberal o la ruptura radical con un modelo de democracia protagónica y participativa desde las organizaciones comunales.
¿Acuerdo de partidos o elección de base?; en un ambiente aún enrarecido por la postura de la oposición ante el ajustado triunfo de Nicolás Maduro, las candidaturas de la izquierda se definieron en un proceso gradual de consenso, evitando repetir las «primarias». El PSUV en el pasado demostró que no es cierta la fórmula: elegir = votar, cuando gobernadores o alcaldes en ejercicio hicieron uso de una maquinaria aplastante frente a líderes comunitarios con poca capacidad logística, dejando abierta la discusión sobre condiciones auténticamente democráticas que permitan perfilar nuevos liderazgos.
Algunas candidaturas del chavismo se insertan en la video-política, al tratarse de outsiders en una mixtura que combina deportistas, militares o artistas. La efectividad de las candidaturas es un reto doble para la izquierda, que necesita retener la mayoría de las municipalidades a su favor, evitando el avance de la oposición en las llamadas «alcaldías claves»; ubicadas en los principales centros urbanos. La geografía electoral muestra una estadística favorable al chavismo, con dificultad en algunas grandes ciudades y sectores de clase media.
¿Es un plebiscito a la gestión de Maduro?, creer que el resultado de las elecciones municipales evaluará al presidente; es un absurdo. La oposición ha intentado barajar la tesis del plebiscito como una estrategia de cohesión electoral, ante el fracaso de la impugnación presidencial en el TSJ y la poca receptividad internacional de su propuesta de bloqueo. El camino más corto para evaluar el gobierno de Maduro por la vía constitucional: es el referéndum revocatorio, pero este instrumento se convertiría en un boomerang, obligando a vencer a la oposición para evitar una virtual reelección de Maduro y la consolidación definitiva de su liderazgo; esto explicaría el asomo con fuerza de una constituyente por algunos sectores radicales de la derecha.
La abstención será un factor importante en las municipales, un elemento contraproducente para la politización de la sociedad venezolana, que en la época de Chávez logró reducir las brechas de la apatía en forma significativa. De momento, la jugada de Maduro por una habilitante para combatir la corrupción, lo coloca como el regidor de la agenda política. El tema económico sigue pesando en el país, enfrentado a una alta inflación y una distorsión importante en la distribución de los principales rubros alimentarios que se agudiza con mayor fuerza en el interior, convirtiéndose en una tarea urgente para el gobierno.
@jfortique
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