A dos semanas de las elecciones, las dificultades del PT y del PSDB, partido de Fernando Cardoso, parecen evidentes. El país está viviendo una situación política nueva, y la combinación de la crisis económica con el incremento de las luchas obreras y los escándalos por corrupción afectan tanto al partido del gobierno como a la […]
A dos semanas de las elecciones, las dificultades del PT y del PSDB, partido de Fernando Cardoso, parecen evidentes. El país está viviendo una situación política nueva, y la combinación de la crisis económica con el incremento de las luchas obreras y los escándalos por corrupción afectan tanto al partido del gobierno como a la oposición.
No hace mucho, todo iba sobre ruedas para el PT: Dilma Roussef contaba con un índice de popularidad alto, en torno al 80%; un porcentaje que ni siquiera Lula había alcanzado. Pero las cosas se han complicado mucho.
En el PT estaban muy confiados; pensaban que la entrada en campaña de Dilma y Lula les permitiría conservar las alcaldías que detentan en varias capitales de estado /1 y recuperar la de Sao Paulo. Ahora estarán desencantados porque corren el riesgo de perderlas todas: están muy lejos de poder llegar a la alcaldía en Sao Paulo, Salvador, Bahía, Belem y Porto Alegre.
En Rio, la alcaldía está en manos del principal aliado gubernamental del PT, el PMDB. Pero en esta ciudad, quien puede ganar es Marcelo Freixo, candidato del PSoL, que capta los votos del electorado del PT.
Por otra parte, el partido tradicional de la burguesía, el PSDB, sobre todo en Sao Paulo tampoco sale reforzado: está a punto de perder su bastión de Sao Paulo en beneficio del populista y reaccionario Partido Progresista. Un partido cuyo candidato, Russomano, se ha hecho célebre en una emisión televisiva en defensa de los consumidores. Tanto el partido como la emisión están controlados por la Iglesia Evangélica Universal, surgida de uno de los partidos de la dictadura: Arena,.
El PT y el PSDB pierden votos en provecho de otros partidos que, sin embargo, no aparecen como alternativa. Todo ellos se han convertido en defensores de los intereses de la clase dominante, de los bancos y las grandes empresas. Sólo les guía una cosa: las prebendas gubernamentales.
En este contexto, la única polarización política se da en torno al PSoL, que sin ser una alternativa política a nivel nacional, se ha convertido en una alternativa electoral en algunas grandes ciudades. En concreto, el PSoL puede ganar en Belem donde su candidato, Edmilson Rodriguez, fue miembro de la ejecutiva local del PT hasta el año 2004.
Caetano Veloso y Chico Buarque
Lo más sorprendente es lo que ocurre en Rio. Marcelo Freixo, el candidato del PSoL, que en los sondeos alcanza el 18% de intención de voto, podría pasar a la segunda vuelta y disputar la victoria al candidato del régimen Francisco Paez.
El hecho de que una gran masa de jóvenes se haya organizado en los comités de campaña nos ha llevado a hablar de una «Primavera carioca», porque Rio aparece como el modelo del nuevo Brasil.
Es en Rio donde las empresas petroleras obtiene sus mayores beneficios y donde se realizan las grandes inversiones de cara al Mundial de Futbol y los Juegos Olímpicos, que están provocando desplazamientos masivos de población, de barrios enteros y de chavelas.
Es aquí donde Marcelo Freixo combatió las milicias paramilitares que se organizaron con el pretexto de combatir el narcotráfico.
En torno a su candidatura se han constituido comités populares que han organizado un verdadero movimiento democrático. Expresan el rechazo a la vieja política. Su candidatura también cuenta con el apoyo de la mayoría de los artistas, entre los que se encuentran Gaetano Veloso y Chico Buarque, dos ídolos de la música popular brasileña que, tras muchos años sin actuar juntos, ofrecieron un concierto de apoyo a Freixo. A pesar de la persistente lluvia, acudieron 10.000 personas al concierto.
Crisis, luchas y corrupción
El desarrollo de este nuevo fenómeno en torno al PSoL en Rio no es casual. Esta ciudad, modelo del capitalismo brasileño, constituye también el escenario de múltiples luchas de los trabajadores. En momentos diferentes hemos asistido a luchas de los enseñantes, metalúrgicos y empleados del Estado, antes de la gran huelga de bomberos que contó con el apoyo de 50.000 cariocas en la calle. Este ascenso de luchas también se da a nivel nacional.
La crisis ha hecho su irrupción justo cuando concluía la huelga de empleados del Estado, que ha tenido un amplio seguimiento, y la de los profesores de la universidad, que durante tres meses han hecho una huelga de brazos caídos. La actividad industrial ha comenzados a marcar el ritmo de la crisis y el gobierno ha procedido a ajustes presupuestarios y nuevas privatizaciones.
Pero lo que más desestabiliza al gobierno y a los partidos políticos son los escándalos. Actualmente está en primera línea el juicio por el soborno de los diputados de la oposición en el parlamento, el «mensalão»: un sistema clandestino organizado por el PT, por el que a cambio de recibir 30.000 reales mensuales (11.500 €), los diputados votaban todos los proyectos de Ley propuestos por el gobierno.
Esta semana, el padrino de todos los padrinos, el antiguo presidente petista del Parlamento será juzgado por el Tribunal Supremo. Esto es lo que explica tanto la ira popular hacia los políticos como el impase en el que se encuentra Dilma y las buenas perspectivas para el PSoL.
Pedro Fuentes es responsable de relaciones internacionales del Partido Socialismo y Libertad (PSoL)
http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article26518
Nota
1/ La República Federal de Brasil cuenta con 26 Estados y un Distrito Federal (Brasilia)