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Elecciones presidenciales estadounidenses: la mayoría se abstiene

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Laura Abad

Las elecciones presidenciales estadounidenses de 2004 tienen lugar en una época de dos guerras imperiales prolongadas (la de Irak y la de Afganistán), de dos ocupaciones coloniales (la de Palestina y la de Haití) por parte de los aliados de EE.UU. (Israel) y de sus clientes (Brasil). Dentro de EE.UU. hay una creciente oposición a la guerra y aumentan los costes de sanidad, educación, vivienda y productos farmacéuticos.

Una mayoría del electorado se opone a las políticas de Bush, tanto en lo relativo a las guerras imperiales (por el número de víctimas mortales estadounidenses y el coste económico), como a sus mentiras, sus engaños y su incompetencia. Sin embargo, el candidato del Partido Demócrata, John Kerry, ¡no ha conseguido hacerse con el liderazgo en las encuestas!

A la vez que crece la animosidad hacia Bush, la simpatía hacia Kerry no hace lo propio. De hecho, existe una gran apatía en masa hacia las elecciones que tendrán lugar en menos de 90 días. Los expertos estiman que al menos el 50% del electorado potencial ni se molestará en ir a votar, muchos de estos «no-votantes» son pobres de las ciudades, negros del campo e hispanos, así como trabajadores blancos que no perciben que ninguno de los dos candidatos defienda sus intereses.

Tanto Bush como Kerry apoyan las invasiones de Irak y Afganistán. El demócrata Kerry promete aumentar el número de soldados estadounidenses en Irak y Afganistán en 40000 e incrementar el presupuesto militar sobrepasando el de Bush, que es de $400 000 millones. Kerry ha prometido «apoyo incondicional a Israel y Sharon» y ha atacado a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que votó 150 a 6 contra el muro de Israel. Kerry está a favor de una mayor intervención militar en Latinoamérica. Ha criticado a Bush por no intervenir de manera más contundente para apoyar la quiebra del régimen de De la Rúa en Argentina y al corrupto Sánchez de Losada en Bolivia. En otras palabras, ¡Kerry habría enviado más marines a Buenos Aires y a La Paz, para ahogar las revueltas populares en su propia sangre! Kerry apoya a los extremistas cubanos en Miami y a los líderes del golpe anti-Chávez en Venezuela.

En resumen, Kerry es incluso más militarista e intervencionista que nuestro actual presidente de extrema derecha Bush. ¿Cabe aún alguna duda de por qué tanta gente se quedará en casa el día de las elecciones?

La principal diferencia entre los dos candidatos es que Kerry propone «consultar» con los «aliados» e intervenir de forma «multilateral» para asegurar la dominación imperial estadounidense. Kerry propone continuar con la intervención de Bush en Haití. «Consultar» con Francia y Canadá -para asegurar la coordinación imperial; armar y financiar los terroristas paramilitares haitianos para invadir el país; enviar marines estadounidenses para secuestrar y expulsar al presidente electo; asegurar el respaldo de las marionetas como Kofi Annan (Secretario General de la ONU) y César Gavira de la OAS; y luego reclutar regímenes latinoamericanos clientes (Brasil, Chile, etc…) que faciliten el ejército para proteger el régimen marioneta de los EE.UU. -logrando así la apariencia de una acción «multilateral» para imponer el ALCA, expandir la militarización y derrocar a los regímenes nacionales democráticos e independientes. Kerry, al igual que Bush, piensa en Lagos en Chile, en Lula en Brasil, en Toledo en Perú, en Gutiérrez en Ecuador, en Fox en México y en Uribe en Colombia para respaldar y asegurar el control estadounidense en Latinoamérica. Podemos contar con que Kerry profundice en las políticas neoliberales en Latinoamérica pero al mismo tiempo protegiendo a algunos productores estadounidenses- textiles, zumo de naranja, hacer y demás. Kerry aumentará el gasto militar para el Plan Colombia y ejercerá presión en la relación de Latinoamérica con Cuba y Venezuela.

Por desgracia, muchos «progresistas» estadounidenses como Michael Moore, el celebrado productor cinematográfico, están tan cegados por su justificable hostilidad hacia el imperialismo «estilo-Bush» -que apoyan así a Kerry, aunque éste prometa ampliar y profundizar en políticas de guerra imperial. La alternativa progresista a Bush y Kerry son los candidatos del Partido de la Reforma Ralph Nader y Peter Camejo. Estos han hecho una oposición sistemática y basada en sus principios a las guerras imperialistas y las ocupaciones coloniales desde Afganistán a Irak, pasando por Palestina y Haití. Proponen un programa de sanidad nacional universal, doblar el salario mínimo y oponerse al ALCA y al Plan Colombia. Desafortunadamente, los grandes medios de comunicación les excluyen de la vista del público. Los demócratas se embarcan en cualquier maniobra ilícita o legal para evitar que Nader/Camejo aparezcan en una papeleta por miedo a que atraigan a trabajadores progresistas insatisfechos con las políticas neoliberales y militaristas del millonario Kerry.

La mayoría de los líderes políticos negros dentro del Partido Demócrata no tienen bases de masa -más del 60% de los afro americanos no se molestarán en ir a votar. La confederación sindical AFL-CIO está dirigida por burócratas millonarios que sólo representan el 9% de la mano de obra del sector privado- y gastarán más de $30 millones con Kerry sin conseguir nada a cambio para sus afiliados.

Para aquellos activistas y organizadores no alineados en el seno del Partido Demócrata, el único camino es la organización de protestas, movimientos de clase para crear una nueva base para un tercer partido. El resultado de las elecciones presidenciales no traerá ninguna esperanza de paz y justicia para Latinoamérica. Sólo el movimiento sociopolítico anti-imperialista puede llevar a cabo dichas tareas.

27 de julio de 2004