El hecho de fijar en un tiempo récord el juicio de segunda instancia de Lula el 24 de enero no tiene nada de legal. Se trata de un mero acto de persecución del líder político más popular del país. La apelación de recurrir a cuestiones espureas para intervenir en el proceso electoral ocurre porque el […]
El plan estratégico en curso, después de apartar a Dilma de la presidencia, retira los derechos de los trabajadores, pone en peligro la seguridad social, privatiza Petrobras, Eletrobras y los bancos públicos, además de abandonar la política exterior activa y altiva.
La reforma laboral y el techo de gasto no atrajeron la inversión extranjera prometida, lo que podría apoyar la campaña en 2018 de un gobierno alineado con el neoliberalismo. Frente a la falta de popularidad, estos sectores han fallado en construir, hasta el momento, un candidato viable para la presidencia.
Lula crece en las encuestas en todos los escenarios de primera y segunda ronda e incluso puede ganar en primera vuelta. El escenario de la superación de la victoria de Lula resultaría en el fracaso del golpe y permitiría la apertura de un nuevo ciclo político.
Por lo tanto, en el argumento para evitar la candidatura de Lula todo vale: condena en la corte de Porto Alegre, la institución del semiparlamentarismo y el aplazamiento de las elecciones. Ninguna de las acciones enumeradas está fuera de cuestión. Constituyen el arsenal de maldades de las fuerzas políticas que no valoran la democracia.
Una persecución totalmente política, que sólo será derrotada en el terreno de la política. Más que un tema táctico o electoral, victoria o derrota en esta lucha tendrá consecuencias estratégica y de largo plazo.
Brasil está viviendo un momento de encrucijada: o restaura los derechos sociales y el Estado de Derecho Democrático o será derrotado y verá el final de ejecución de una sociedad capitalista sin regulaciones, basada en la explotación de los trabajadores. Este tipo de sociedad requiere un Estado con excepción de los instrumentos para suprimir las universidades, intelectuales, trabajadores, mujeres, jóvenes, los pobres, las personas negras. Por esta razón, todos los explotados y oprimidos deben levantarse contra este nuevo sistema.
Por lo tanto, el tema de la persecución de Lula no se refiere sólo al Partido de Trabajadores y a la izquierda, si no a todos los ciudadanos brasileños. Como nunca antes en nuestra generación de combatientes, lo que está en juego es el futuro de la democracia.
Firmantes
Noam Chomsky – lingüista, filósofo y científico político estadounidense
Chico Buarque – cantautor y compositor
Raduan Nassar – escritor
Hildegard Angel – periodista
Milton Hatoum – escritor
Luiz Carlos Bresser-Pereira – economista y exministro de Estado
Mino Carta – director de la Revista Carta Capital
Eric Nepomuceno – escritor
Fernando Morais – escritor y periodista
João Pedro Stedile – MST/Via Campesina/Frente Brasil Popular
Marianna Dias – Presidente de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE/Brasil)
y 370 firmantes más.