El emprendimiento digital, y especialmente el sector tecnofinanciero, está registrando grandes éxitos en el continente. Sin embargo, terminar con la informalidad de algunos negocios y combatir la brecha de género son dos asuntos clave, entre otros, para que el emprendimiento no sirva solo para subsistir, sino para que diversifique las economías, cree empleo sostenible y logre mayores niveles de bienestar social.
Un repartidor sentado en su vehículo, que lleva un anuncio de la empresa Jumia en Abiyán, Nigeria. ISSOUF SANOGO/AFP/Getty Image
«El emprendimiento crea nuevos empleos y empresas, nuevas formas de proporcionar servicios básicos, nuevas formas de ver el mundo: es la chispa de la prosperidad». Esta fue una de las frases más contundentes del discurso de Barack Obama en la Cumbre International de Emprendimiento celebrada en Kenia en 2015, un evento que sirvió para dar visibilidad al emprendimiento en el continente africano. Pero África ¿emprende para diversificar su economía o por subsistencia?
La respuesta no es sencilla y hay que tener en cuenta varios factores. En primer lugar, el PIB per cápita de África en 2018 fue de tan sólo 1.930 dólares (1.640 dólares en África subsahariana), según datos del Banco Mundial, y con alta desigualdad del reparto de la riqueza entre los distintos Estados y regiones.
En segundo lugar, para emprender hay que tener en cuenta la facilidad de hacer negocio en la región o país, que depende de varios factores y también de si la administración pública favorece o no un clima de emprendedor óptimo que cree empleo y riqueza mediante políticas, incentivos y reformas con el objetivo de crear nuevas empresas. Informes como el Doing Buiness 2019 elaborado por el Banco Mundial posiciona a África subsahariana, por sexto año consecutivo, como líder en número de reformas regulatorias empresariales en un año.
Según el Banco Mundial, Islas Mauricio (puesto 20 a nivel mundial) y Ruanda (en la 29) ocupan las dos primeras posiciones en la región y están incluso por encima de España (puesto 30). Kenia (en el 61) ocupa el tercer lugar en África subsahariana.
Ante estos datos, son varios los informes que afirman que emprender en África está erigiéndose como una solución sostenible para erradicar la pobreza y combatir las altas tasas de paro y empleo precario, particularmente en la población joven, ya que el 60% de la población africana tiene menos de 25 años.
Aun así, emprender es difícil en muchos Estados africanos debido a factores que frenan la creación de empresas como la ineficiencia administrativa, el entorno político, el difícil acceso a la financiación tradicional, la falta del acceso a la educación y de infraestructuras, etcétera. De hecho, hasta hace bien poco el emprendimiento en África se consideraba un trabajo secundario al trabajo asalariado, es decir, tener al menos un ingreso para subsistir y complementarlo con el emprendimiento para mejorar la calidad de vida a medio y largo plazo.
Son muchos los países del continente que dependen de la evolución de los precios de diferentes materias primas y que han mermado el crecimiento económico, por tanto, el emprendimiento puede servir para que África diversifique su economía.
Dentro del emprendimiento en el continente africano destaca la proliferación de empresas en el ámbito de las nuevas tecnologías que están atrayendo cada vez más inversión, pese a que África ha ido registrando un fuerte descenso en la atracción de inversión extranjera en 2017, que alcanzó el mínimo en 10 años por el descenso continuado del precio de las materias primas (petróleo principalmente) y con un ligero incremento del 8% en 2018, según el informe World Investment Trends Monitor elaborado por la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, en sus siglas en inglés).
En paralelo al auge de las startups tecnológicas en África eclosionó el fenómeno de los tech hubs , que son centros o clústeres de empresas tecnológicas situadas de norte a sur y de este a oeste, que comparten espacio e infraestructuras que han creado un efecto de bola de nieve, ya que han impulsado la estructuración del sector consiguiendo notoriedad y la implicación de las administraciones públicas bajo un ecosistema colaborativo para ser auténticos polos de innovación y diversificación económica pese a las dificultades para emprender en este sector. Según un reciente estudio de GSMA , en 2018 se contabilizaron más de 440 hubs tecnológicos activos en el continente, un 50% más que en 2016. Los países con mayor concentración de ellos en el continente africano son Suráfrica, Nigeria, Kenia, Egipto y Marruecos.