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En Barrio Adentro, el gobierno se comporta como Estado capitalista explotador

Fuentes: Aporrea

Si uno hace un análisis de cómo maneja el recurso humano el proceso revolucionario, concluimos que es similar a como lo haría cualquier corporación capitalista. En el capitalismo salvaje, el sistema es explotador y el recurso humano es explotado. En el proceso revolucionario, el Estado se asume como no explotador, pero el recurso humano del […]

Si uno hace un análisis de cómo maneja el recurso humano el proceso revolucionario, concluimos que es similar a como lo haría cualquier corporación capitalista.

En el capitalismo salvaje, el sistema es explotador y el recurso humano es explotado. En el proceso revolucionario, el Estado se asume como no explotador, pero el recurso humano del sector salud lo maneja, como un explotador.

Vergonzosos estipendios reciben por sus servicios los profesionales de la salud; salarios indignos que no le permiten cubrir la canasta básica. Estipendios que en la mayoría de los casos; en especial para los que laboran en la Misión Barrio Adentro, llegan retardados y en ocasiones hasta incompletos. Estipendios en donde no se les reconoce, y el Estado explotador no asume, como lo establece la Ley Orgánica del Trabajo que, cuando se labore jornada extraordinaria y horario nocturno, le deben ser cancelados sus respectivos bonos como parte integral de su salario. Pues bien, en la revolución socialista, al mejor estilo capitalista explotador, este derecho le es cercenado al médico que labora para la Misión Barrio Adentro. Y va más allá. Se le amenaza, incluso, con despido, como ha ocurrido, si este se niega a laborar y se va a la protesta; con el agravante de no contar, el médico, con una estructura gremial por donde canalizar su derecho laboral vulnerado por el Estado patrono, porque de ir al Colegio Médico, donde por Ley debe estar debidamente inscrito y que se asume, como su representación sindical-gremial ante el Estado, su queja no le es atendida por ser trabajador de un sistema de salud que este cuerpo colegiado, el Colegio de Médicos, no reconoce y cataloga de «paralelo y pirata»: el Sistema Barrio Adentro, con el cual no tiene convenio. Pero si decide acudir a la inspectoría general del trabajo a formular su reclamo, es peor aún, porque asume y adquiere riesgo de destitución de sus funciones por el Estado empleador si lo llegara hacer; por tanto, termina acorralado como un péndulo entre dos entes en donde en ninguna de ellas encuentra asidero a sus derechos laborales mancillados por el sistema explotador.

Pero su explotación no concluye ahí. El médico que labora para la Misión Barrio Adentro es obligado a laborar al día siguiente después de una jornada nocturna de trabajo; inhumano desde todo punto de vista y debe asistir, bajo amenaza de amonestación a su módulo, trasnochado; en donde le espera un maltrecho consultorio de mala muerte; sin aire acondicionado la mayoría de ellos; sin insumos médicos, quirúrgicos y odontológicos porque siguen así y así se encuentran, a pesar de la tan cacareada rectificación y reimpulso.

Son considerados tan poca cosa, como recurso humano por el Estado y el gobierno los médicos de la Misión Barrio Adentro, cuando ante una pandemia; la del virus AH1N1, el Estado, a través del Ministerio de Salud, no dota a los profesionales de la salud, de adecuadas mascarillas descartables para protegerse de la infección del virus y cuando se les provee, después de reclamarlas, lo hacen con mascarillas de tela; totalmente proscritas por la Organización Mundial de la Salud, por antihigiénicas e inservibles para los fines que se pretende: Evitar el contagio por el virus.

Es tan explotado el médico en general por el Estado y el gobierno; el mismo que lo tilda de mercantilista e inhumano, que después de 10 años de proceso revolucionario, no se ha dignado en discutir ninguna contratación colectiva de las vencidas con los distintos entes patronales dispensadores de salud, negándoseles el derecho a beneficios socio económicos a él y a su familia; sin planes de vivienda; mucho menos seguridad social, quedando supeditada sus reivindicaciones salariales y laborales a la «buena gana y discrecionalidad presidencial»; cuando este lo considera prudente y nunca, obligado, como debería ser, por una contratación colectiva; como lo hace con el sector sindical petrolero cada dos años, a discutir sus condiciones laborales a través de un contrato social justo y honroso en donde se haga honor a la equidad y justicia social del gobierno que dice transitar senderos socialistas, pero que en sus prácticas luce como un vulgar gobierno capitalista explotador del recurso humano.

La no discusión de estas contrataciones colectivas, las ha eludido el gobierno, bajo la excusa de la implementación del Sistema Nacional Público de Salud; sistema este que no termina por construirse después de 10 años de proceso revolucionario. De igual manera, bajo la excusa en no reconocer el gobierno a las autoridades de la Federación Médica Venezolana como la representación gremial del médico y que deben ir a un proceso de relegitimación, elude el Estado la discusión de las convenciones colectivas de trabajo vencidas y que son constitucionalmente validas; empero, el gobierno, tampoco propicia estas elecciones ante el temor, asumimos, de una derrota en esa contienda como a todas luces y dolorosamente pudiera sufrir el gobierno nacional y a la cual evita enfrentarse.

No conforme a lo anterior, el gobierno se burla del médico y odontólogo venezolano explotado que presta sus servicios para el sistema Barrio Adentro haciéndoles ofrecimientos dignos de ser denunciados al INDEPABIS (Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios) como ofertas engañosas al mejor estilo del peor anunciante o publicista capitalista.

¿Alguien en este país recuerda la promesa presidencial, manifestada en cadena nacional, de proveer de vehículos (Iraníes) a los médicos y odontólogos de la Misión Barrio Adentro con facilidades de pagos? ¿Dónde están? ¿Dónde los venden?

¿Acaso no fue una promesa del Presidente, igualmente anunciada con bombos y platillos en cadena nacional, no solicitada por cierto por el médico, sino que fue de iniciativa propia del comandante presidente, de dotar de Laptops, o computadoras personales portátiles; de esas y que se fabrican en la Península de Paraguaná y que nadie sabe dónde se adquieren, mucho menos dónde está la fabrica, a nuestros Médicos Generales Integrales para que se mantuvieran actualizados? ¿Dónde están? ¿Dónde las venden?

Si esto, no es lo más parecido a un modelo capitalista explotador que no termina de morir y a otro socialista que parece que nunca va a nacer y que de nacer pareciera ir en el camino del anterior: depredador del hombre, entonces ¿cómo lo llamamos?

¡El que tenga oídos, que oiga!

* Eliécer Alvarado es médico.

[email protected]

Fuente: http://www.aporrea.org/trabajadores/a89347.html