Estudios recientes realizados por expertos señalan que los brasileños considerados muy ricos pagan menos impuestos de lo que se imaginaba. La investigación divulgada este lunes (25) por OXFAM demuestra que el 21% de la población más rica paga menos impuestos que la población más pobre, que gasta el 32% de su renta en tributos. En […]
Cristiane Sampaio.- La desigualdad económica es uno de los temas en boga. ¿Cuáles los son motivos de esta discrepancia y por qué Brasil todavía es uno de los países más desiguales en el mundo?
Sérgio Gobetti.- En realidad lo que llama la atención en el periodo reciente no es solo el grado de la desigualdad. Hace muchos años que se sabe que Brasil es uno de los países más desiguales del mundo, lo que se debe a diferentes factores. Pero la novedad que surge en los estudios más recientes es que la desigualdad no está disminuyendo, como se imaginaba. Lo que solo se descubrió tras la publicación de los datos detallados de las declaraciones del impuesto a la renta de personas físicas. Los datos demuestran que la concentración del ingreso y de la riqueza en la cumbre de la pirámide social es mucho mayor de lo que se había dicho en las encuestas domiciliarias y revelan que los ricos en Brasil pagan muy pocos impuestos.
Cristiane Sampaio.- Mirando estos números que están siendo revisados ahora, ¿qué es lo más relevante de esta investigación?
Sérgio Gobetti.- El acceso a estos datos de las declaraciones del impuesto a la renta de personas físicas permitió verificar que la concentración del ingreso de los ricos en Brasil tal vez sea la mayor o una de las mayores del mundo. A propósito, cuando hablamos de ricos o muy ricos en Brasil no estamos hablando del 10% más rico. (…) Si así fuera, hablaríamos de cualquier persona con un sueldo arriba de US$ 1,6 mil por mes y obviamente que con ese sueldo a nadie se vuelve rico. Estamos hablando del 1% más rico, o mejor, del 0,05% más rico, que son las personas que ganan cerca de US$ 1,6 millones por año y que concentran 7% de la renta nacional. Dos tercios de la renta de esas personas están exentos de impuestos, lo que es chocante. ¿Por qué? Porque gran parte de la renta de esas personas proviene de ganancias y dividendos distribuidos. Los millonarios brasileños pagan menos impuestos que la clase media alta, por ejemplo. O sea, no hay progresividad en el sistema tributario, lo que contribuye a que no disminuya la desigualdad.
Cristiane Sampaio.- ¿Qué otras medidas serían necesarias para que el país procurase una mayor reducción de la desigualdad del ingreso? ¿La reforma agraria, por ejemplo, es algo importante?
Sérgio Gobetti.- Pienso que sí, que la democratización del acceso a tierra en un país como el Brasil es importante, sin duda. Por cierto que los propietarios de tierras pagan poquísimos impuestos. Por ejemplo, el Impuesto Territorial Rural es motivo hasta de burla entre los economistas e incluso para las personas que lo pagan, porque es un impuesto apenas declaratorio. Las personas poseen miles de hectáreas y pagan una minudencia de impuesto territorial. Para los productores rurales también hay ventajas en el pago de impuesto a la renta.
Cristiane Sampaio.- Vivimos un momento de restricción fiscal y tenemos una previsión de 20 años de restricción en el gasto social debido a la aprobación de la PEC (propuesta de enmienda constitucional) 55. Mirando esa proyección, ¿se puede afirmar que tal ajuste tiende a ampliar la desigualdad?
Sérgio Gobetti.- Lamentablemente es muy difícil hacer cambios y reformas que afecten a los más privilegiados. No es solo una cuestión de tributación del sector privado, porque los más privilegiados, los más ricos, tienen poder económico e intentan bloquear cualquier iniciativa en ese sentido, como también ocurre en la administración pública. Los sectores más privilegiados son los que tienen más poder de negociación en el sector público, en general quedan protegidos y no son afectados por los ajustes fiscales.
Este es un tema peliagudo porque en general los gobiernos no quieren enfrentarse al poder de las corporaciones. Entonces, en el sector privado y en el sector público, los grupos con mayor poder de negociación limitan las opciones de ajuste fiscal a iniciativas que perjudican aún más la inversión pública o afectan inevitablemente las áreas sociales más frágiles.
Traducción: Luiza Mançano, para Brasil de Fato.