El pluralismo de ideas, los conceptos juiciosos sobre los graves problemas que afectan al mundo debido a la posible crisis económica que amenaza a Estados Unidos y que afectaría al mundo, primaron en el X Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo que durante los cinco días sesionó en el Palacio de […]
El pluralismo de ideas, los conceptos juiciosos sobre los graves problemas que afectan al mundo debido a la posible crisis económica que amenaza a Estados Unidos y que afectaría al mundo, primaron en el X Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo que durante los cinco días sesionó en el Palacio de las Convenciones de Ciudad de La Habana.
Los 1325 participantes procedentes de 55 países, los representantes de las 24 organizaciones regionales e internacionales y dos Premios Nobel de Economía (con estos últimos suman 12 los que han asistido a este tipo de evento), pudieron demostrar y confrontar sus teorías y propuestas en un ambiente distendido, respetuoso como ha ocurrido desde que se proyectaron por iniciativa del compañero Fidel Castro Ruz.
Y como dijo el presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, Roberto Verrier, (entidad organizadora del cónclave) «Qué claramente estaba Fidel, mirando hacia estos días, cuando hace más de diez años, nos invitó a convocarlos, sin exclusiones, sin prejuicios, con pluralidad y respeto»
En este cónclave primaron en los análisis los dañinos acuerdos que atan a las naciones que firman Tratados de Libre Comercio (TLC) sin tomar medidas de control, la acción nefasta de las transnacionales para el Tercer Mundos; las formas de las naciones pobres a adaptarse a las condiciones de un mundo completamente globalizado sin entregar su soberanía; la necesidad de crear organismos financieros regionales que fomenten el desarrollo, las asimetrías y las pobrezas; las consecuencias de la producción energética con alimentos sin tomar medidas regulatorias, entre otras muchas iniciativas y discusiones.
Los asistentes concordaron en que estos eventos son conferencias académicas que por su tipo no se parecen a ninguna en el mundo y abordan temas extraordinariamente complejo como el desarrollo en condiciones de globalización.
Uno de los debates que motivaron más intervenciones fue el presentado por el Premio Nóbel de Economía 1999, el estadounidense Robert Mundell, que puso a prueba el pluralismo ideológico del encuentro al defender en su ponencia las estructuras del capitalismo y negar que esté a punto de estallar una crisis económica en Estados Unidos.
Como era natural, sus argumentos fueron refutados o cuestionados, en un evento donde la gran mayoría de los participantes ha estudiado a fondo los problemas que se han derivado de la globalización neoliberal.
Mundell opinó que para Estados Unidos habrá una recuperación de la economía a partir del tercer trimestre de 2008, tras un estancamiento del crecimiento de ese país en la primera parte del año. El economista defendió una moneda universal, y elogió la marcha de un proceso socialista «de mercado» en China.
Al destacado economista no le quedó más remedio que reconocer la crisis del sistema monetario implantado en Bretton Woods en 1945, que dio supremacía al dólar como moneda mundial, y que ha sido puesto en entredicho por la constante debilidad del billete verde.
Mundell propuso utilizar «una nueva moneda internacional, que él denominó INTOR, a partir de una canasta integradora del dólar, el euro, el yen y la libra esterlina, que siente las bases de un renovado sistema monetario en el planeta».
Sus análisis optimistas sobre el comportamiento de la economía estadounidense y las pocas posibilidades de una recesión, como advierten de modo casi general numerosos economistas del orbe resultaron polémicos para el auditorio
Además, le señalaron que en su propuesta sobre el INTOR, no se tomaba en cuenta a regiones como Latinoamérica, África y países árabes que con potenciales económicos fuertes se verían atados a monedas confeccionadas y dirigidas por los países desarrollados.
Una respuesta contundente la realizó el especialista del Centro de Ciencias Económicas y Políticas de Washington, Steven Broker, cuando enfatizó que las estadísticas oficiales dejan poco espacio para la duda: «Estados Unidos se hundirá en una crisis económica con «coletazos» en todas las regiones del mundo pero con un mayor impacto en América Latina».
En ese sentido otros delegados significaron que muchos inversores, temerosos de este escenario, han llevado a la baja a las bolsas de Europa y Asia, e instituciones financieras en esos continentes admiten grandes pérdidas a causa del colapso del sistema estadounidense de créditos para la vivienda (crisis inmobiliaria).
Para reafirmar ese corolario se recordó una declaración del Fondo Monetario Internacional (FMI) que advirtió recientemente que ninguna región está inmune a los coletazos de la crisis, que comenzó con las viviendas pero se extendió a hoteles, autopistas y proyectos de infraestructura financiados por gobiernos estatales y municipales.
Mark Weisbrot, director del Centro de Ciencias Económicas y Políticas de Washington, ratificó que el impacto que «todos pronostican, y hasta aseguran que ya está en camino se hará sentir con mayores efectos en los países de América Latina, cuya dependencia es demasiada respecto a la economía estadounidense».
Entre las tesis esgrimidas por Mundell se contrapuso también la de Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo al decir que «es una crisis de las deudas privadas, de la banca…de concepto productivo real, que es del sector de la construcción de viviendas y el peso de la inmobiliaria en la economía estadounidense es muy fuerte» y por tanto el panorama es complicado, no sólo para los países industrializados.
Pese a estos desafíos, se analizó que las naciones en desarrollo están en mejores condiciones que las economías más industrializadas pues cuentan con un nivel de reservas internacionales absolutamente inéditos para protegerse de importantes choques externos.
Para poder aguantar ese previsto golpe, las medidas económicas que tomen las naciones en desarrollo deben también estar acompañadas de una voluntad política para llevarlas a cabo sin ceder a las presiones de los organismos financieros internacionales, las transnacionales y de los países ricos.
Propuestas como la necesidad de una nueva arquitectura financiera en América Latina motivada por la crisis del dólar fue emitida por Pedro Páez, ministro coordinador de Política Económica de Ecuador
Citó tres componentes básicos para concebirla: banca de desarrollo alternativo que sería el Banco del Sur creado en diciembre pasado que serviría para buscar una operatividad eficaz y técnica orientada a un desarrollo no neoliberal y a la construcción de nuevas relaciones entre los Estados y las economías populares.
Los otros dos puntos, explicó lo asumiría la Banca Central regional representada por la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) con un esquema monetario común que profundizaría los vínculos de integración comercial y financiera.
Para todos los presentes quedó muy claro que se hace completamente necesario reforzar sistemas financieros regionales como el Banco del Sur y el Banco del ALBA que vayan sustituyendo las políticas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM) controladas desde Estados Unidos y Europa.
Asimismo, existen condiciones favorables para Latinoamérica para poder solventar las dificultades presentes y futuras como son el valor de las materias primas que profusamente se hallan en la región y en especial el petróleo y el oro.
Temas como los efectos dañinos que tienen para los pueblos latinoamericanos los Tratados de Libre Comercio (TLC) bilaterales que las empresas transnacionales dominadas por Estados Unidos, imponen a algunos países, la necesidad de establecer políticas de ahorro energéticos y la de establecer controles en el caso de los agrocombustibles fueron examinados en varios paneles.
Humberto Mazzei, representante de la Mesa Global en Ginebra, Suiza, Ariela Ruíz, Consultora de CEPAL en Perú y Alberto Arroyo de la Universidad de Iztapalapa, México, se encargaron de demostrar que los TLC son desarticuladotes y y desintegradores de las economías de los países en desarrollo.
En conclusiones, los encuentros sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, han gozan de un amplio respaldo continental y mundial, que posibilita la presencia de destacados exponentes del pensamiento y de la ciencia económica internacional y permiten el intercambio de ideas con argumentos serios sobre problemas actuales y futuros que son necesarios examinar y discutir en un ambiente distendido y plural. Esto se ha ratificado en este finalizado X Encuentro