Casi 175.000 niños de Centroamérica y República Dominicana realizan trabajos domésticos en perjuicio de su salud y educación, reveló hoy en esta capital Rosa Corea, funcionaria de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las condiciones de pobreza de estas naciones obligan a que los infantes se involucren en actividades laborales de diversos tipos para contribuir económicamente con sus familias, explicó Corea.
Esa cifra de infantes probablemente sea superior, si se tiene en consideración el carácter privado y oculto en el que trabajan los menores y las dificultades existentes para identificarlos, añadió.
Según la funcionaria de la OIT, Guatemala, Honduras y Panamá cuentan con los mayores porcentajes de niños indígenas que realizan trabajo infantil doméstico en hogares de terceros.
En Honduras, los menores trabajadores en el servicio doméstico son 20.764, en tanto las labores domésticas representan el 6,2% de la población infantil y adolescente económicamente activa.
La supuesta democracia hondureña tiene una deuda con la educación de los más pequeños porque la mayoría de ellos aprenden a sobrevivir y no se trata sólo de los involucrados en maras o pandillas juveniles, precisó Corea.
El trabajo infantil en este país existe pese a que Honduras es signataria de convenios internacionales que prohíben emplear a menores de 14 años de edad.
Directivos del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) en ese país centroamericano ratifican que los elevados índices de menores trabajadores guardan estrecha relación con el 80% de pobreza existente.
También en Honduras se registran para la población infantil los más bajos niveles salariales, que oscilan entre 26 y 41 dólares por mes.
En la región, el trabajo infantil doméstico se caracteriza por la explotación, largas jornadas de trabajo, salarios bajos o inexistentes en varios casos, abuso sexual, físico y verbal, detalló.
El IPEC contabilizó en el 2003 1.939.389 infantes de 5 a 17 años trabajadores en Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
La necesidad económica, la ausencia de un sistema de protección adecuado en sus vidas y de perspectivas de desarrollo profesional o laboral inciden en que tantos niños trabajen en lugar de estudiar.
Sólo Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá abarcan más de 520.000 kilómetros cuadrados poblados por unos 38,7 millones de habitantes que padecen por la pobreza.
En el 2001, el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) comprobó que un 50,8% de los centroamericanos (18,8 millones) vivían en esa situación y un 23% (8,5 millones), en su nivel extremo.
En ese contexto, la proporción de pequeños trabajadores en Centroamérica se eleva día a día, sobre todo en los servicios y en la agricultura, donde están expuestos a tóxicos plaguicidas, cumplen largas jornadas laborales y cargan pesos excesivos para su edad.
Otros peligros que acechan a la infancia del área son el tráfico de bebés para adopciones ilegales y la creciente violencia, que toca muy de cerca a ese sector poblacional.