Recomiendo:
0

Entrevista a Florentino Felgueroso

«En España el peor empleador es el sector público»

Fuentes: CTXT

Florentino Felgueroso (foto cedida por el autor) Florentino Felgueroso (Bruselas, 1966) es uno de los mayores expertos españoles en mercado laboral. Investigador asociado de Fedea, y profesor de la Universidad de Oviedo, sus campos de estudio son el funcionamiento de los mercados de trabajo y las instituciones laborales, las políticas de empleo y la educación. […]

Florentino Felgueroso (foto cedida por el autor)

Florentino Felgueroso (Bruselas, 1966) es uno de los mayores expertos españoles en mercado laboral. Investigador asociado de Fedea, y profesor de la Universidad de Oviedo, sus campos de estudio son el funcionamiento de los mercados de trabajo y las instituciones laborales, las políticas de empleo y la educación. Economista cuya «ideología es el empirismo que contrapone al apriorismo», defensor del contrato único y colaborador habitual del blog Nada es Gratis, Felgueroso confirma en esta entrevista algunas tendencias y errores de las políticas públicas y desmiente con datos algunos mitos y leyendas.

Cada vez que se publican datos sobre el empleo, las interpretaciones que se hacen de ellos difieren considerablemente. ¿Hay un uso político de los datos sobre el mercado laboral?

Sí, lo hay.

¿Y existe algún referente para determinar la interpretación correcta de los datos?

Las estadísticas están en un contexto que puede ser interpretable. Por ejemplo, referentes al paro tenemos la EPA y el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal); y parece que a veces dicen cosas contrarias. Las interpretación de las estadísticas requiere de un conocimiento especializado de las mismas. Los institutos estadísticos no pueden interpretar los datos. Creo que le corresponde al mundo académico colaborar en las interpretaciones, con análisis rigurosos.

¿Esto sucede en todos los países?

En otros países el problema del paro no es tan grave. Aquí hay una tasa altísima y, sobre todo, un problema de precariedad y de dualidad del mercado. Los datos siempre se usan de forma política, con interés propio, pero en España, tal vez, más. En uno de los últimos debates entre los candidatos a la presidencia del Gobierno se habló de la temporalidad y fue una discusión dramática. El problema en España es que no se va más allá de la superficie, y de esta forma no aprendemos. Si no detectamos bien el problema es imposible solucionarlo. Si unos lo niegan y otros lo exageran, es imposible corregirlo.

¿Qué tasa de temporalidad hay en el mercado laboral español?

Rajoy decía que tres de cada cuatro trabajadores tienen un contrato indefinido, el resto decían que nueve de cada diez tienen contrato temporal. Y las dos cosas son ciertas. Las fuentes estadísticas es lo que dicen, pero luego hay que analizar esos datos y explicar el problema.

Y, cuando se analizan esas estadísticas, ¿qué resultado se obtiene?

Si ahora haces una foto del mercado laboral, 3 de cada 4 personas tienen un contrato indefinido y hay uno que tiene un contrato temporal, hoy. Pero el que tiene contrato temporal, mañana probablemente estará en el paro y le sustituirá otro. Entonces lo que ocurre es que los temporales son más de un cuarto. Si coges a lo largo de todo el año, ves que hay mucha gente que está en la temporalidad, en la precariedad, y lo que ocurre es que un día salen en la foto y otros no. Entonces, ¿cuántos han sido temporales a lo largo de un año? Más, alrededor de un tercio de los trabajadores. Las estadísticas te dan solo un fotograma, luego hay que mirar al conjunto.

Pero hay encuestas mensuales, trimestrales. ¿La manera correcta de analizar los datos es anual?

Todo tiene que ver con la honradez del mensajero. Si exageras o minimizas el problema es lo mismo que darle la espalda. Se ha repetido miles de veces que gran parte de la precariedad se debía, al menos antes de la crisis, a la construcción. ¿Eso es así? No. El año pasado hemos batido el récord de temporalidad. Ha habido más de 16 millones de contratos temporales en un año y hay más de dos millones menos de empleos en la construcción y en industrias auxiliares. Por tanto, no puedes echarle la culpa a ese sector. El tema de la precariedad tiene mucho que ver con la cultura que se ha ido fomentando en los últimos 30 años y que será muy difícil de erradicar sin cambios regulatorios e incentivos.

¿Se está avanzando en esa dirección?

Estamos emprendiendo un nuevo camino y hay una nueva preocupación: la economía digital, pero en el actual escenario político nadie habla de ello. Hablamos de la robotización pero no de cómo está cambiando las relaciones laborales. Por ejemplo en Estados Unidos acaba de surgir un sindicato de freelance, de trabajadores autónomos muy potente. La uberización del trabajo ¿Qué significa esto en el mundo de la empresa? Pues que ahora resulta mucho más fácil contratar por horas. No sólo en empleos que requieren de menos cualificación. Hay gente que se ha especializado en hacer algo muy bien y le contratan por horas. Eso está pasando en Estados Unidos, donde incluso contratan así a directivos. Son personas que trabajan para muchas empresas a la vez haciendo una cosa determinada que saben hacer muy bien y tienen buenos salarios. Pero en este contexto, ¿qué ocurre con la Seguridad Social? Un autónomo puede cotizar al mínimo durante años. Este tipo de economía generará serios problemas de ingresos a la Seguridad Social.

Aquí parece que no se ha abierto ese debate.

No. En otros países como Francia, sí. Están debatiendo soluciones como, por ejemplo, cuentas individuales. Mi impresión es que o lo intentamos controlar ahora o pronto generará serios problemas con la protección del empleo, la protección al desempleo, las prestaciones sociales.

En España tenemos el problema de los falsos autónomos.

Sí, pero esto es una reacción de los empresarios contra una legislación.

¿Cómo se soluciona el problema de la Seguridad Social? ¿Financiándola con impuestos…?

Habrá que buscar fórmulas, vías alternativas. Asturias, por ejemplo, es una comunidad con déficit en la Seguridad Social desde hace más de diez años. Nuestras pensiones suponen un 17% de lo que producimos y solo ingresamos un 8%. Esto es lo que nos decían que iba a tener España en 2050. Pero, de momento, como contamos con una caja única y parece que estamos protegidos, hay una especie de desidia, una inercia, que evita el planteamiento político del problema.

¿Qué países están más avanzados en estos debates?

De momento, Estados Unidos. Pero el problema es que aún no hay demasiadas estadísticas, allí tampoco. Se habla de decenas de millones de personas que ya están trabajando de forma independiente. Muchos complementan su empleo asalariado con otras situaciones laborales. La uberización del trabajo está llegando a todas partes. No son solo taxis, son hoteles, restaurantes, sectores que están desarrollando un nuevo contexto laboral donde los salarios y otras condiciones laborales, los contratos y la protección del empleo ya no se determinarán de la forma tradicional.

¿La economía colaborativa es el futuro?

Va tener un peso muy importante, aunque seguirá habiendo empresas muy grandes y también pequeñas, aunque no tendremos claro cuál es su tamaño real. Por otra parte, los empresarios van a querer seguir haciendo contratos indefinidos pero esta opción será menor. La fórmula de contratar por móvil es muy fácil. La digitalización de las relaciones laborales extiende además el fenómeno de la globalización en el ámbito laboral. Ahora buscas a alguien para una tarea determinada y encuentras a una persona que te lo hace desde la India.

En definitiva, está en cuestión el modelo de Estado del bienestar.

Mi preocupación está más ahí que en la adaptación del trabajador a este nuevo contexto de relaciones laborales. Habrá que debatir pronto y aportar soluciones sobre cómo se financiará, dado que las vías tradicionales no serán suficientes.

Hasta ahora estaban los sindicatos para proteger y garantizar una serie de derechos. Si esto tampoco va a existir, ¿entonces quién va a defender a los trabajadores?

El problema es que las estructuras sindicales que conocemos ya no son las adecuadas para hacer frente a retos tales cómo lauberización del trabajo. No quiere decir que no hagan falta. Todo lo contrario. En Nueva York ya ha surgido un gremio de conductores independientes por medio de Uber. Surge, de nuevo, la necesidad de estar asociados para defender unos derechos. Esto va a existir siempre, pero será con nuestras estructuras asociativas y demandas distintas de las que se hacen a los sindicatos tradicionales. Surgirán cada vez más conflictos entre el viejo y el nuevo modelo.

¿Entre el nuevo y el viejo modelo?

Creo que la uberización del trabajo puede generar un conflicto intergeneracional más rápido de lo que se podía prever sólo con el envejecimiento demográfico. Ya no es sólo el menor peso de las nuevas generaciones, sino la precariedad que llevan sufriendo cohorte tras cohorte, y ahora una menor contribución financiera al sistema a través del trabajo independiente.

La singularidad tecnológica hace que muchos trabajos vayan a desaparecer. No solo empleos sin cualificación sino otros como cirujano o piloto que llegarán a hacer las máquinas. ¿Se acabará el empleo tal y como lo conocemos?

De momento, cosas muy sencillas, cosas que incluso podría hacer un niño, las máquinas no pueden hacerlas. La sustitución nunca va a ser del 100% y existen muchas complementariedades. Con la introducción de las nuevas tecnologías, siempre se produce un debate tremendo entre economistas: ¿crean o destruyen empleo? La historia dice que el saldo neto siempre ha salido positivo porque surgen nuevas actividades y ocupaciones. La preocupación de nuevo, esta vez con la inteligencia artificial, es que el empleo pueda ser seriamente dañado. Por otro lado, lo que nuevas tecnologías de la información y de la comunicación han posibilitado es que se abran muchas oportunidades: hay gente que desde un pueblo remoto del Pirineo está vendiendo sus productos a todo el mundo, por ejemplo. Y se abren oportunidades para el más débil y vulnerable. Detrás de la pantalla no se ve si uno es bajo, alto, gordo, feo, mujer, negro. Solo se ve si es bueno o no en lo que se hace. Porque en el mundo laboral surgen las desigualdades a pesar de tener la misma formación. Eso ocurre en menor medida con las nuevas tecnologías.

Sí, pero existe una desigualdad previa en la formación, en el acceso al conocimiento.

Ahí entramos en el acceso a la educación, que está muy relacionado con lo que nos ocurra, no sólo con nuestra trayectoria laboral, sino en toda nuestra vida. Ahí es donde hay que actuar definitivamente.

Pero precisamente ahí ha habido muchos recortes.

Sí, en educación, en formación, y en políticas activas de empleo.

¿Está cuantificado ese recorte?

En formación para el empleo, por ejemplo –ahora se ha recuperado un poquito– llegó a caer el 40%. Ahora debe situarse en el 30%. A mí me preocupa, sobre todo, el recorte educativo, porque los recortes no son neutrales. Al final crees que en el presupuesto has ahorrado 1.000 euros pero depende de dónde hayas ahorrado 1.000 puede que mañana tengas que pagar 2.000. O, todo lo contrario, generar más crecimiento y por lo tanto más ingreso.

¿A qué se refiere cuando dice que no son neutrales?

Si miras los datos de educación te das cuenta de que la inversión por alumno no ha caído tanto. Y nos pueden decir ‘pues nos han vendido un recorte que no es cierto’. En realidad, lo que ha ocurrido es que muchas familias han aumentado su gasto en educación, y han compensado así el recorte público. Pero el problema es que no todas las familias han podido hacerlo. Y las que no han podido son mayoritariamente las que utilizan la escuela pública y dependen de esos recursos públicos. Se ha recortado mucho en apoyo escolar, en atención a la diversidad, a los más vulnerables, y esos son quienes no han podido pagarse las clases extra. Los datos de abandono escolar han bajado pero los que no lo han hecho son los datos de fracaso escolar de jóvenes cuyos padres ya venían del fracaso escolar. Esto lo vas a tener que pagar mañana porque vas a tener que gastar más en políticas activas de empleo, en prestaciones por desempleo. Esto es lo que en política económica llamamos responsabilidad fiscal.

No parece que los políticos estén teniendo mucho en cuenta ese planteamiento.

La responsabilidad fiscal no es recortar para satisfacer a los mercados. Hay recortes que te van a hacer pagar más el día de mañana. La educación infantil, por ejemplo, ¿tiene que ser universal y gratuita, para todos? Los que menos acuden a la educación infantil en España son los niños de hogares de renta baja. Los de renta alta van prácticamente todos. Ahí es donde se inician diferencias entre niños que pueden luego mantenerse a lo largo de todo el periodo educativo.

El propio sistema de acceso a las plazas públicas de educación infantil no está bien pensado porque en varias comunidades autónomas el acceso a las plazas públicas de educación infantil se facilita a los niños cuyos padres trabajan, puntúan más que los que no trabajan. Al final estás haciendo un programa de educación infantil con plazas públicas para gente que se lo puede permitir en la privada, y excluyendo a los colectivos a quienes sí te tendrías que dirigir para promover la igualdad de oportunidades desde el inicio.

¿Lo que está diciendo es que hay una gran carga ideológica en cómo se han hecho los recortes?

Sí, pero también en la interpretación de los recortes. Yo no diría educación infantil (de 0 a 3 años) universal y gratuita porque hay gente que se lo puede pagar.

Pero el reconocimiento universal de ese derecho es básico para que se reconozca…

Sí, absolutamente. Pero aquí no tiene por qué haber educación infantil gratuita en el sentido de que no hay recursos para todos y lo que hay que hacer es establecer reglas para que quien tiene menos renta sea quien tiene preferencia y, además, tienes que promocionar entre ese segmento los beneficios que tiene ir a la escuela desde muy niño. Un euro bien invertido en educación infantil es el que tiene mayor rentabilidad a lo largo de todo el sistema educativo.

Pero la gran mejora en la educación en España llegó de la mano de la universalización.

En Europa la idea de que la educación y la formación son un medio para no desclasarse o perder una determinada clase social también está muy arraigada. Sin embargo, entre las rentas bajas eso no está tan claro. Hay veces que los padres se preguntan por qué sus hijos tienen que estudiar más que ellos, que pueden seguir viviendo de la misma manera que lo hacen ellos porque no está tan mal.

Un estudio reciente de Cáritas decía que la pobreza se hereda. Que el 80% de los hijos de familias pobres lo seguirá siendo en su vida adulta.

Así es. Es la transferencia intergeneracional de la pobreza. También vemos que los hijos de gente con rentas más bajas, aunque vayan a la universidad, acaban teniendo sueldos menores aun teniendo mejores notas.

¿Cómo se puede romper esa tendencia?

Nunca se rompe del todo. Creo que hay que seguir apostando por la igualdad de oportunidades y por el mérito. El que tenga un talento tiene que poder expresarlo. El problema es cuando se ponen límites a esa igualdad y a reconocer los talentos, por creer que son incompatibles.

Si para mejorar el trabajo hay que mejorar la igualdad de oportunidades, el acceso a la educación resulta básico…

Esa es la regla número uno para todo; para mejorar el trabajo pero también para la felicidad del individuo. El acceso a una educación y formación de calidad a lo largo de toda la vida, en cualquier momento.

Y en ese aspecto, ¿España dónde está? ¿Hemos mejorado o retrocedido?

En el tema de igualdad de oportunidades faltan estudios que prueben una cosa u otra claramente. Yo tengo la intuición de que ha empeorado porque los recortes no son neutrales y porque los recortes de gasto público tampoco son neutrales en sí. Sí hay datos que muestran que ha habido recortes brutales en algunas comunidades autónomas en apoyo al estudiante, por ejemplo, y por lo tanto esto tiene que tener efectos. Todavía no se han medido pero se hará. La I+D también es importante pero también en esta materia ha habido grandes recortes. ¿Cómo podemos pensar en crecimiento económico sin I+D? Esto significa menor crecimiento para mañana y esto, a su vez, son más gastos en prestaciones para mañana.

Pero el modelo neoliberal apunta hacia la desaparición de las prestaciones, diciendo que son vagos, que no quieren trabajar…

Entre los economistas, creo que cabe claramente distinguir dos extremos. A unos les da igual hablar de educación que de gominolas; el Estado no tiene que financiar gominolas, ni tampoco educación, los impuestos tendrán que ser mínimos, etc. Nunca entenderán por qué la educación pública es importante, que no sólo forma parte del Estado de bienestar de un país, sino que es necesario para su crecimiento. En el otro extremo están los que creen que todo se puede arreglar a través del sector público, desde el problema del paro hasta el sistema financiero. En lo personal, intento huir de ambas perspectivas. Creo que se basan en un serie de apriorismos que en muchas cuestiones no encajan con la evidencia empírica.

¿Qué ocurre con la brecha salarial de género?

En los países escandinavos han encontrado desde hace tiempo mecanismos de igualdad de oportunidades que se extienden a varios ámbitos sociales, que van desde la escuela (pública al 100%, incluyendo la universidad) a la igualdad que han obtenido en el mercado de trabajo, en salarios con una negociación colectiva tradicionalmente muy centralizada. Las diferencias salariales entre hombres y mujeres son reducidas. Pero la sorpresa viene cuando miras la segregación ocupacional. Tienes mujeres para unas ocupaciones y hombres en otras. Estados Unidos es lo contrario: diferencias salariales enormes entre hombres y mujeres pero mucha menos segregación ocupacional. Así que los países nórdicos tampoco han resuelto el problema del todo. Tiene que haber igualdad e integración. Las mismas oportunidades en los mismos sitios. Hablamos de mujeres pero cualquier colectivo vulnerable, desde discapacitados a inmigrantes, tienen estos mismos problemas. La cuestión no es tan sencilla.

¿Cuáles son las particularidades del mercado español? ¿Por qué tenemos una tasa de paro tan elevada?

El paro en España es de un 22% más o menos. Italia tiene el 10% pero en términos de empleo está peor que nosotros. El paro es algo que cambia entre países pero que te da una señal distinta. Nosotros tenemos más paro porque somos un país más activo que Italia donde las mujeres a los cuarenta y tantos abandonan el mercado de trabajo. No están activas y, por lo tanto, no son consideradas como paradas. Las tasas de empleo u ocupación, es decir, el porcentaje de población empleada en edad de trabajar te dan una visión algo distinta. Si miramos la evolución de esta tasa, antes de la crisis estábamos cerca de Alemania y habíamos pasado a Francia en porcentaje de empleados. Lo que no hay que olvidar es que gran parte de nuestros males está en nuestro retraso educativo, un retraso que ya se generó hace siglos. En Estados Unidos el nivel de abandono escolar a principios del siglo pasado era parecido al nuestro antes de la crisis; el porcentaje de jóvenes que iba a la universidad en Estados Unidos en la época de la guerra de Vietnam es lo que nosotros tenemos desde hace pocos años, y el nivel de alfabetización que tenía Escandinavia en el siglo XVII es el que tenían los españoles al inicio de la Transición. Estos retrasos luego también se pudieron constatar en materia de alfabetización digital. Aunque vamos convergiendo poco a poco, los demás siguen avanzando también, siempre con una ventaja.

¿Entonces?

Las mejoras educativas que has hecho hoy las irás viendo pero lo que no has hecho hoy lo vas a sufrir durante al menos 40 años, toda tu vida laboral. Todo el abandono escolar que hemos tenido –todavía hoy tenemos un 20%, que es bestial– marcará nuestro mercado de trabajo para los próximos 40 años.

¿Qué se puede hacer ahora con esa gente?

Políticas activas de empleo y formación. En un contexto que demanda más educación, ese es el problema. Las nuevas tecnologías están sesgadas a favor de las personas que adquieren un mayor nivel de educación. Con lo primero que han acabado es con las tareas repetitivas. Los más afectados en los últimos 20 años han sido los administrativos. Donde necesitabas a 4, ahora con un software sólo necesitas a una persona, y muy probablemente tengas el servicio externalizado. La clave está en la formación y la educación. Determinados conocimientos, como los idiomas, han pasado a recompensarse con un mayor salario, a simplemente penalizarse con la imposibilidad de conseguir un empleo si no se tienen.

¿Qué peso tiene el turismo en el mercado laboral español? ¿Somos un país de camareros?

No. Pero sí está creciendo el peso de la hostelería en esta fase de recuperación. Del millón de empleos que hemos creado en los últimos dos años, el 23% se ha producido en la hostelería.

Pero es un empleo muy precario, muy estacional.

Sí, y ahí te preguntas por qué en Canarias, donde la temporada es alta todo el año, tienen tanta precariedad. Canarias es el sitio de España con mayor temporalidad. ¿Por qué? ¿Será la regulación? Probablemente. La cultura, el abuso que hay detrás de esto. Llevamos tres décadas, desde mediados de los ochenta que se cambió la legislación, con temporalidad creciente. Hemos llegado a ser el país más precario de Europa en términos de contrato. Ahora es Polonia.

¿Así que somos los segundos de Europa en precariedad?

Por contrato temporal en cada momento, sí.

¿Qué daño hace ese contrato temporal?

La semana pasada salió la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo y cada uno ha interpretado una cosa para no hablar del problema y de su resolución. La temporalidad es como el colesterol: hay una buena y otra mala. Si en verano crece el empleo en la hostelería muchas personas pueden encontrar un trabajo: estudiantes… Eso es bueno. El colesterol malo es el del abuso. En España el sector público es el peor empleador del país. Puedes tener a una persona durante 10 años con un contrato en el que no le vas a reconocer ninguna indemnización. En el sector de la sanidad los médicos tienen en media más contratos que en los peones de la construcción. Eso pasaba incluso antes de la crisis. ¿Cómo es posible que el sector supuestamente más cualificado sea un sector tan precario?

¿Eso cómo es posible?

Porque mucha gente ha aprovechado la legislación, entre ellos el sector público. Te ahorras costes laborales: para conseguir un trienio o un quinquenio tienes que trabajar muchos más años. Porque si hoy trabajas y mañana te mando a la calle lo que cuenta son los días que has trabajado. A mí me lo contaba una enfermera que llevaba trabajando cinco años e iba a tener derecho a su primer trienio. Sumas centenas de contratos pero no sumas prácticamente duración, es decir, antigüedad. Esto es un ahorro de costes…

¿Y qué se ahorra realmente a medio plazo?

Te ahorras costes que en realidad no suponen un ahorro real. ¿Crees que si cambias de médico cada poco a un paciente vas a mejorar sus problemas de salud? ¿No van a aumentar los gastos farmacéuticos? ¿Vas a resolver su problema de salud o lo vas a empeorar? ¿Qué exceso de gasto farmacéutico provoca la precariedad laboral? ¿Has ahorrado precarizando? Probablemente no. Este también es un ejercicio de responsabilidad fiscal. Más allá de que tengas o no conciencia de la precariedad, de que esta sea justa o injusta, es una irresponsabilidad clara.

Fuente: http://ctxt.es/es/20161005/Politica/8769/temporalidad-mercado-laboral-recortes-Felgueroso-economia-digital.htm