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En la ruta del ALBA

Fuentes: Argenpress

Fue en la caribeña isla venezolana de Margarita donde por primera vez el presidente Hugo Chávez dio a conocer al mundo, entonces sin mucho impacto, su propuesta de construir la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA).Y fue en otra ínsula del Caribe, Jamaica, donde el ALBA acaba de dar uno de sus más trascendentales pasos, […]

Fue en la caribeña isla venezolana de Margarita donde por primera vez el presidente Hugo Chávez dio a conocer al mundo, entonces sin mucho impacto, su propuesta de construir la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA).

Y fue en otra ínsula del Caribe, Jamaica, donde el ALBA acaba de dar uno de sus más trascendentales pasos, Petrocaribe, en momentos en que la coyuntura energética mundial pone en peligro el futuro de las naciones caribeñas.

Quiso la casualidad histórica, y la voluntad política, que la Cumbre de Montego Bay ocurriera el día en que se cumplieron 190 años de la Carta de Jamaica, del puño de Simón Bolívar, documento devenido guía y preconizador de la integración continental.

Resulta un acontecimiento inédito en un mundo donde prima la competencia y en el que la ganancia de las potencias más ricas se cosecha en desmedro de las necesidades y carencias de los más pobres.

Desde la óptica de países como Santa Lucía, San Cristóbal y Nevis o Granada, Venezuela se antoja un gigante no solo por su vasta geografía y millonaria población, sino porque se trata de uno de los principales productores y exportadores de petróleo del mundo.

Tal condición le otorga una ventaja que en otros casos, como el que presupone el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), aprovecha y ha aprovechado Estados Unidos en sus relaciones con otros países al sur del río Bravo para imponer condiciones y sacar ventajas.

Petrocaribe no es meramente un proyecto de venta y suministro de combustible. Se trata de una fórmula integradora para promover la unión y el desarrollo de los pueblos caribeños.

No busca sacar lascas para Caracas de los actuales precios del petróleo y más bien se convierte en tabla de salvación para economías pequeñas, vulnerables e importadoras del crudo y sus derivados.

Se basa en la concertación y la solidaridad, como lo evidenció el espíritu que primó entre los gobernantes y altos representantes gubernamentales de 14 naciones reunidas en el balneario jamaicano.

Demuestra que el proceso de integración es factible, además de imprescindible, amén de las dificultades propias que ello encara y de los enemigos naturales de tales propósitos.

En la concreta, Petrocaribe garantiza las necesidades energéticas de sus asociados, en momentos de gran volatilidad e incertidumbre en el mercado mundial. Lo hace además a precios justos y facilidades de pago, al tiempo que significa ahorros sustanciales al eliminar los intermediarios, asegurar el transporte y estipular fletes al costo.

Sin embargo, sus metas van mucho más allá al decidir la creación de fondos nacionales para ejecutar programas de desarrollo, que serían inviables ante la alta factura petrolera que demandan los presentes avatares del mercado.

Quiere decir que mientras San Vicente y las Granadinas, por tomar un ejemplo, compra petróleo a Venezuela, su deuda a largo plazo se convierte en fondo para elevar los niveles de salud, educación, empleo, entre otros contemplados en el Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe.

Ese financiamiento, de hasta 25 años y apenas uno por ciento de interés, contempla diversas variaciones en los precios del crudo, y la Declaración de Montego Bay consigna la disposición de Caracas para afrontar, en el mismo espíritu, nuevas escaladas en las cotizaciones.

Se añade además que la deuda contraída podrá ser pagada en efectivo o con productos y servicios, a precios preferenciales y diferenciados, en particular aquellos que son perjudicados por las políticas comerciales de las grandes potencias.

Petrocaribe marcha a la vanguardia en la senda abierta también para Petroandina y Petrosur, con la idea del presidente Chávez de un día unirlas en Petroamérica.

Resultan pautas en el horizonte que ya pueden avizorar los miles de venezolanos y caribeños curados de afectaciones en la visión por la misión Milagro, otra hija del ALBA.