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«En Venezuela no está pasando nada»

Fuentes: Gara

Llevo prácticamente un año viviendo en Venezuela, y en todo este tiempo, he tenido la oportunidad de conversar con algunos extranjeros, principalmente europeos, que se han acercado a Venezuela por diversos motivos (turismo, negocios, interés político, etc.). Como es lógico, muchas conversaciones han girado en torno al proceso que se está desarrollando en Venezuela. Algunos […]

Llevo prácticamente un año viviendo en Venezuela, y en todo este tiempo, he tenido la oportunidad de conversar con algunos extranjeros, principalmente europeos, que se han acercado a Venezuela por diversos motivos (turismo, negocios, interés político, etc.). Como es lógico, muchas conversaciones han girado en torno al proceso que se está desarrollando en Venezuela. Algunos de estos visitantes, en su poco tiempo de estancia, han concluido categóricamente, que aquí la situación apenas ha cambiado, llegando una parte incluso, a manifestar rotundamente que «en Venezuela no está pasando nada». Unos, por la derecha, afirman que aquí no está pasando nada, con el claro objetivo de deslegitimar el proceso de cambio, y para ello aluden a las críticas más habituales: corrupción, burocratismo, ineficiencia, etc.

Críticas, por cierto, que tienen un alto grado de veracidad, pero que omiten conscientemente la otra parte de la balanza, es decir, los innumerables logros que se han conseguido en menos de seis años. Otros, por la extrema izquierda sectaria, aseveran también, que aquí no está pasando nada, porque las recetas teóricas que orientan su dogmatismo ideológico, no se están cumpliendo como lo dictan sus libros. Estos evidencian dos grandes problemas: uno, es la necesidad de ocultar sus frustraciones políticas porque en su país de origen siempre fracasaron; el otro, es la incapacidad absoluta de muchos europeos para entender América Latina, sus gentes, sus procesos, sus contradicciones, y sus formas (de esta enfermedad no escapamos ninguno).

La realidad ­compleja como todos los procesos humanos­, nos muestra que evidentemente en Venezuela no se está desarrollando una transformación revolucionaria en términos marxistas clásicos, si esto significa un cambio radical de las estructuras económicas, como se dio por ejemplo, en la revolución rusa o en la revolución cubana. Pero de ahí a asegurar que «en Venezuela no está pasando nada», hay un abismo, y no es justo permitir que se sigan ocultando los rayos de esperanza que están cruzando el país de un extremo al otro. ¿Y qué es lo que está pasando en la patria de Bolívar?

«En Venezuela no está pasando nada», pero en referéndum el pueblo aprobó una de las Constituciones más progresistas a nivel internacional, además de haber contado con un alto grado de participación ciudadana para su elaboración; existe la posibilidad de revocar a mitad de mandato a cualquier cargo público, algo inexistente en otras constituciones del mundo; el interés, la pasión y la participación política de amplias capas de la población han sustituido a la anterior apatía generada por el régimen anterior…

«En Venezuela no está pasando nada», pero se frenó la tendencia de privatizaciones de empresas del Estado, principalmente la de Petróleos de Venezuela; se está invirtiendo para reconstruir el sector público; han nacido decenas de miles de cooperativas; los trabajadores de varias empresas cerradas por sus due- ños, las han recuperado y las están haciendo funcionar bajo el modelo de cogestión; el Estado ha repartido cientos de miles de hectáreas a miles de campesinos; se está implementando un sistema de impuestos que está gravando como nunca a la empresa privada nacional e internacional, es decir, a los que más tienen, logrando por primera vez en la historia superar los ingresos de la renta petrolera; se están invirtiendo millones de dólares en infraestructura para todo el país…

«En Venezuela no está pasando nada», pero el Estado está invirtiendo miles de millones de dólares en política social; se está brindando atención primaria en salud a millones de personas que nunca tuvieron asistencia sanitaria básica; se está posibilitando a toda la población la compra de alimentos a mitad del precio regular de los supermercados privados, gracias a la red Mercal; se erradicó el analfabetismo en escasos dos años, hito que no se había repetido en el continente desde la Revolución cubana; se está ofreciendo enseñanza primaria, secundaria y universitaria a cientos de miles de personas excluidas de la educación formal; se están construyendo decenas de escuelas e institutos…

«En Venezuela no está pasando nada», pero el liderazgo jugado en la OPEP por Venezuela, recuperó los precios del petróleo a niveles notablemente altos; se frenó la arremetida del ALCA en todo el continente, en gran medida por la posición adoptada por el gobierno venezolano; se está construyendo el ALBA, un modelo distinto de integración latinoamericana basado en la solidaridad entre los pueblos; se está impulsando la integración energética de los países latinoamericanos por medio de Petrocaribe, Petrosur, etc.; existe por primera vez en el continente una televisión latinoamericana (Telesur), como contrapeso a los mass media imperialistas; se está hablando de la idea de crear el Banco del Sur, bajo otros parámetros ideológicos…

En definitiva, «en Venezuela no está pasando nada», pero a esos que dicen que «no está pasando nada», los invitaría a la clase de alfabetización (ahora enseñanza primaria) en la que estoy colaborando, para que fuesen a decirles a las abuelas del barrio 23 de enero (que aprendieron a leer y a escribir y ahora están aprendiendo matemáticas, lenguaje, historia y geografía), a esas increíbles mujeres de 50 años para arriba, que están cargadas de ilusión por aprender, que vengan y les digan: «que no está pasando nada». No creo que tengan el coraje de venir a decirlo.

* Luismi Uharte Pozas. Doctorando en Estudios Latinoamericanos-Caracas