Traducción de Susana Merino
Crédit photo: Denise Gagnon FTQ
Más de 300 personas representantes de diferentes organizaciones sociales de Québec, Canadá, Estados Unidos y México concluyeron en la ciudad de México, el último fin de semana, las discusiones relativas a la renegociación del Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano ( ALENA o NAFTA en castellano). Esta reunió coincidió con la reunión que llevaba al mismo tiempo a cabo la ministra canadiense de Relaciones Exteriores, Crystia Freeland, con su par mexicano Luis Videgaray.
Los participantes de la reunión de organizaciones sociales de Canadá, México y los Estados Unidos, frente al inminente proceso de renegociación del Acuerdo (NAFTA) condenan dicho modelo por haber afectado gravemente el desarrollo nacional, por ser contrario a los intereses de los pueblos, del ambiente y de nuestro sistema democrático. Por otra parte los acuerdos de libre comercio han fracasado en el plano político porque las promesas y las perspectivas de prosperidad no han llegado a los trabajadores y las trabajadoras de los medios rurales y urbanos, provocando una severa crisis social.
Convocamos a construir un nuevo modelo de integración, de cooperación y de comercio entre países para asegurar la participación democrática de la sociedad con el objeto de llegar a la negociación de un acuerdo transparente en todos sus términos y condiciones y a promover, sobre la base de la cooperación internacional y de la soberanía de cada uno de los países, la reconstrucción de cadenas de producción nacionales, regionales y locales, con el debido respeto de los derechos humanos, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, garantizando además el trabajo decente y el salario digno. Sin distinción de origen o de contingencia migratoria.
Desde la puesta en marcha del NAFTA, en 1994, los trabajadores y las trabajadoras, las comunidades y el ambiente de los tres países han padecido sufrimientos mientras que los inversores ricos, las grandes empresas y sus dirigentes se han beneficiado con mayores ingresos adquiriendo mayores derechos y mayor poder. Poder que ha producido efectos negativos en nuestras democracias.
Todo acuerdo comercial debe invertir sus innegables consecuencias y conducir a un desarrollo sustentable y ampliamente compartido en toda América del Norte. Hasta ahora los signos no han sido alentadores en el sentido de que un nuevo NAFTA contribuiría a responder a las necesidades de la población y de las comunidades norteamericanas y del ambiente que todos compartimos. Varios funcionarios de los EEUU han planteado utilizar el Acuerdo de Participación Transpacífica (PTP) como punto de partida para la revisión del NAFTA, a pesar de la extendida oposición de los trabajadores y de sus comunidades al PTP con argumentos concretos y muy buenas razones. Las organizaciones y los movimientos de la sociedad civil y de las comunidades autóctonas rechazan no solamente los aspectos técnicos del NAFTA actual y los de los acuerdos comerciales subsiguientes llevados adelante por los EEUU, sino también las posiciones belicistas, militaristas, xenófobas y misóginas de Trump. Exigimos total respeto al derecho internacional y la no injerencia con el objeto de asegurar la paz mundial.
Nos oponemos a todo muro fronterizo en América del Norte y defendemos los derechos humanos y profesionales de los emigrantes, así como su derecho a no ser forzado a emigrar por motivos de pobreza o inseguridad. Por tales razones todo tratado o proceso de negociación deben:
1.- Realizarse a través de un proceso transparente, plural y democrático que incluya a la población y al poder legislativo de cada país.
2.- Incluir en el texto del acuerdo normas claras y eficientes que obliguen a los ejecutores con determinadas condiciones relativas al trabajo y al medioambiente que respeten y vayan más allá de las normas internacionales establecidas.
3.- Eliminar los privilegios que se otorgan a los inversores extranjeros como también el mecanismo de reglamentación de los diferendos entre los inversores y el Estado (Investor-State Dispute Settlement – ISDS) y respetar el derecho de los pueblos a ejercer un control democrático sobre las políticas públicas de cada país.
4.- Establecer normas obligatorias que aseguren la preeminencia de los derechos humanos a partir de acuerdos y de pactos internacionales.
5.- Establecer políticas globales de género que garanticen la igualdad y la no discriminación en tanto principios transversales como también la activa participación de las mujeres en todas las esferas de la vida.
6.- Garantizar el consentimiento y la participación previa y debidamente informada de las comunidades y de los pueblos autóctonos, con el objeto de respetar la soberanía de los pueblos sobre sus recursos, sus territorios y sus culturas.
7.- Incluir en la legislación y en la práctica medidas que aumenten los salarios y el empleo digno en los tres países y que promuevan a la democracia sindical, la libertad de asociación y la negociación colectiva transnacional, en los casos en que los empleadores operen en dos o más países.
8.- Garantizar la educación pública gratuita en tanto derecho social indispensable para la construcción de sociedades socialmente justas y democráticas y para la emancipación de nuestros pueblos. La educación debe hallarse excluida de los acuerdos de libre comercio por no ser una mercancía.
9.- Promover en América del Norte una política industrial que proteja eficazmente una producción compartida, aumentando las exigencias cuantitativas, cumpliendo las exigencias de la supervisión y el control con el objeto de garantizar el origen norteamericano de los componentes de las industrias claves.
10.- Salvaguardar la soberanía alimentaria, los mecanismos de gestión de la producción y los medios de subsistencia en el medio rural y el derecho a saber qué contienen nuestros alimentos y cómo y dónde se han producido.
11.- Garantizar la prestación de servicios públicos de calidad: la educación, la salud, la seguridad social, la energía el agua, los mercados públicos, etc., proteger los derechos de las naciones a ampliar la propiedad de sus recursos y de sus servicios.
12.- Incluir compromisos compartidos en favor de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras migrantes y de las poblaciones autóctonas y reforzar los mecanismos ejecutivos para protegerlos incluido el derecho a formar organizaciones sindicales.
13.- Rechazar los capítulos de propiedad intelectual y de comercio electrónico relacionados con la violación de los derechos a la libertad de expresión, a la vida privada y el acceso al conocimiento y a los medicamentos. Preservar la existencia de un internet libre y completamente abierto, evitar criminalizar a los usuarios finales e impedir que los derechos de autor se conviertan en un mecanismo usurario.
14.- Difusión de los compromisos compartidos en los tres países, destinados a mejorar la infraestructura pública y la sustentabilidad, promoviendo la justicia fiscal mediante imposiciones justas, equitativas y progresivas de los beneficios.
15.- Incluir fuertes obligaciones ejecutorias para luchar contra el cambio climático, la deforestación, la contaminación del aire y del agua, las emisiones que producen el efecto invernadero y la preservación de la propiedad social de los bosques, las tierras, la biodiversidad y el agua. Cada país debe estar obligado a contribuir con lo acordado en el acuerdo de París sobre el clima.
Las organizaciones de la sociedad civil de América del Norte no aceptaremos nunca un NAFTA tóxico y colaboraremos más allá de nuestras fronteras en la supervisión, control, movilización, educación y lucha con el objeto de exigir que se alcancen estos objetivos.
Fortaleceremos nuestro compromiso de trabajar juntos y de poner en marcha un plan de acción trinacional, que incluya manifestaciones, campañas, movilizaciones, campañas políticas utilizando todos los recursos jurídicos, políticos y de incentivación destinados a establecer un nuevo modelo comercial que ponga en primer término a los pueblos del planeta y no las ganancias de las empresas.
Sobre la base de todo lo precedente convocamos a los pueblos de los tres países construir un gran y diversificado movimiento, a elaborar estrategias de movilización, de propuestas y a un diálogo político para lograr un mayor impacto en el camino de la mundialización de políticas públicas y en la construcción de alternativas de desarrollo sustentable.
Nota: esta declaración fue unánimemente aprobada en general por las personas que participaron en el encuentro de las Organizaciones Sociales de Canadá, los EEUU y México los días 26 y 27 de mayo del corriente año.
Fuentes: http://rqic.alternatives.ca/spip.php?article232 y http://rqic.alternatives.ca/spip.php?article228
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.