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Enloquecidos

Fuentes: Rebelión

Los inversores están completamente desorientados porque esperaban una crisis medianamente corta y que alguien (los sectores públicos contra los que suelen pronunciarse) asumiría no sólo el coste inicial, sino que haría pagar al resto de la población el costo de restablecimiento del sistema a las coordenadas de acumulación de beneficios a los que se habían […]

Los inversores están completamente desorientados porque esperaban una crisis medianamente corta y que alguien (los sectores públicos contra los que suelen pronunciarse) asumiría no sólo el coste inicial, sino que haría pagar al resto de la población el costo de restablecimiento del sistema a las coordenadas de acumulación de beneficios a los que se habían acostumbrado. Error de cálculo respecto del primero; enorme dificultad del segundo sin un coste político que los partidos no quieren asumir, y error de análisis general. Si no hay guerra de las grandes, se necesitan muchos años y cambios de comportamiento en todos los actores económicos para reabsorber el desbarajuste.

Recordemos lo que decía el profesor Ch. P. Kindleberger en su libro sobre la crisis de 1929: «el grueso de la explicaciones de la profundidad de la depresión mundial, radica en la incapacidad de los británicos para continuar en apoyo papel asegurador del sistema y en la mala disposición de Estados Unidos para desempeñar el mismo hasta 1936.» Cambiemos las tornas y donde decía británicos ponemos Estados Unidos y donde decía Estados Unidos ponemos China y podríamos tener un paralelismo de la situación actual. Ahora mismo se duda de que Estados Unidos pueda garantizar el sistema y se hace creíble lo que circulaba por Internet, que se fabrica en Estados Unidos una moneda nueva y que se almacena para sustituir al dólar. Debe entenderse que se pondría en circulación con descuento al cambio por el dólar estadounidense y que los principales acreedores (China, Japón y países árabes con petróleo) saldrían perjudicados. Claro que siempre es mejor perder el 20% del valor ordenadamente que perder no se sabe cuánto con desorden monetario.

Hay experiencias alternativas a considerar. Son minoritarias y no se sabe qué pueden dar de sí en el concierto internacional para mejorar la situación actual. Sin que se deban excluir, suponen caminar en dirección contraria a la actual respecto a la integración monetaria. Es la que defiende el economista belga Bernard Lietaer, antiguo alto funcionario del Banco Central de Bélgica y miembro del Club de Roma: diversificar el abanico de monedas en un país introduciendo una que sirva de medio de intercambio en paralelo sin sustituir la moneda nacional convencional, siendo el ejemplo el sistema WIR en Suiza, utilizado según él, por un cuarto de las empresas de este país.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.