El problema de la inseguridad y de la violencia1 2 en general que vive nuestra sociedad es un problema socio-cultural multi causal y multi factorial, es decir es producto de diversas causas y en él influyen gran cantidad de factores; en este breve escrito trataré de esbozar algunos de ellos, tal vez lo más complicados […]
El problema de la inseguridad y de la violencia1 2 en general que vive nuestra sociedad es un problema socio-cultural multi causal y multi factorial, es decir es producto de diversas causas y en él influyen gran cantidad de factores; en este breve escrito trataré de esbozar algunos de ellos, tal vez lo más complicados dado que para algunos (tal vez la mayoría) no influyen directamente en el mencionado problema. Habiendo comprendido las características y dimensiones que definen a este fenómeno social comprenderemos también que el mismo no se puede resolver en 5, 10 o 15 años, dado que un cambio cultural requiere de un tiempo no menor a dos o tal vez tres generaciones.
Noticias como «ASESINA A PUÑALADAS A SU PAPÁ» o «No hay palabras para describir a mujer que asesinó a bebé» vienen a llamar no sólo mi atención sino la de todos aquellos que ven con atrocidad el deterioro de lo que popularmente se considera el núcleo de la sociedad, La Familia, y que vienen de una u otra manera a apoyar la tesis de que el grave problema de la violencia que aqueja a la sociedad venezolana, es un problema de carácter cultural y que su solución requerirá varias décadas.
Aún cuando pudiéramos intentar enfocar el análisis hacia los órganos del ejecutivo nacional destinados a garantizar la seguridad y protección de los ciudadanos, o en un análisis profundo y una transformación radical de la legislación, incrementando la punibilidad en la misma (política que podríamos considerar ineficaz si analizamos el ejemplo de un país como EEUU donde existe pena de muerte para ciertos delitos en algunos de sus estados y aún así vemos que continúan ocurriendo atroces masacres y asesinatos seriales); hechos como los descritos en el párrafo anterior nos develan que es imposible garantizar una sociedad más segura y humana sólo abordando estas dos facetas del problema en cuestión.
Dado que no puede haber una verdadera Paz sin Justicia, el Gobierno Bolivariano, apuesta por medidas más integrales y humanas que vienen primero a cerrar la brecha de desigualdad social (ratificada por la CEPAL) en la que vivía la mayoría de la población y que resultó entre otros fenómenos, en un estallido social en 1989, además de altos índices delictivos asociados directamente a las altas tasas de desocupación laboral y de exclusión principalmente universitaria; que se han revertido con la promulgación de la ley de inamovilidad laboral y la creación de alternativas educativas como Misión Robinsón, Ribas, Sucre y la UNEFA, entre otras medidas. Luego tenemos las constantes inversiones mil millonarias para la formación y la dotación de los órganos de atención, protección y seguridad ciudadana, tales como la Oficina Nacional Anti-drogas, Protección Civil, Policías Regionales, Policía Nacional Bolivariana, y Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, entre otras; a fin de incrementar y optimizar sus capacidades y eficacia. Y por último, en muy resumidas cuentas de las políticas de atención de la seguridad ciudadana y en contra de la inseguridad y la violencia, tenemos La Ley Desarme, El Plan Patria Segura, La Gran Misión A Toda Vida Venezuela, El Movimiento Por La Paz y Por La Vida, y más recientemente La Conferencia Por La Paz, que han ido desde el intercambio de armas de fuego (que luego son destruidas) por retribuciones económicas (entradas a eventos deportivos, tickets de alimentación por un año, o cheques al portador, entre otras), y algunas oportunidades sociales de vida (cupos universitarios, becas trabajo, programas de rehabilitación, y otras más), ya que «Un arma es un excelente instrumento para el ataque, pero terrible e ineficiente para la defensa, porque no la garantiza» (Rangel Bandeiras); en otro orden de políticas se han implementado políticas más humanas, de inclusión y ocupación del tiempo libre, las cuales no han sido solo propuestas emanadas del ejecutivo nacional sino que se han tomado en cuenta propuestas de diversos colectivos y comunidades organizadas, entre estas podemos destacar Los Juegos Deportivos Comunales, recuperación y transformación de canchas en espacios deportivos integrales para el compartir sano y saludable de toda la familia, realización de conciertos/festivales/talleres musicales, además de la entrega de instrumentos musicales a niños y niñas, financiamiento de proyectos socio-productivos comunales a jóvenes solteros y parejas emprendedoras todo esto con el fin de ocupar estas mentes en pleno desarrollo en tareas verdaderamente productivas para la sociedad, y finalmente alcanzar una prevención integral y la convivencia solidaria de todas las familias venezolanas en comunidades de paz.
Pero aún a pesar de todas estas políticas (y muchas otras que para evitar fatiga en la lectura de este artículo hemos optado por omitir) que adelanta el Gobierno Bolivariano, persisten en mayor o menor grado algunos elementos que dificultan la erradicación de la cultura de la violencia, de la deshumanización de los venezolanos y del fetiche de la mercancía por encima del valor y el amor a la vida, como por ejemplo los video-juegos, la música que promueve la violencia y el menosprecio a la vida y/o a la mujer, la pornografía, la educación que enseña más sobre guerra, competencia y dinero en lugar de enseñar sobre amor, solidaridad y demás valores humanistas y socialistas; todos ellos elementos que alimentan el culto a los anti-valores, pero el principal de estos elementos de la super-estructura, como lo categorizara Gramsci, es Los Medios de «Comunicación», principalmente la Televisión.
Algunos teóricos de «La Comunicación» como proceso social difieren del carácter comunicacional de algunos medios tanto impresos como radiales pero principalmente del audiovisual por excelencia, la Televisión. Comunicar significa «poner en común» mediante un proceso dialéctico de intercambio de información que permite el perfeccionamiento de la conciencia de los individuos que participan en el proceso3; por el contrario la televisión privada-comercial se ha convertido en «…reproductores masivos de informaciones unidireccionales y mercantiles…»(Ibid. p. 111), y responde a los intereses económicos de las grandes industrias internacionales del entretenimiento que apelan a los instintos más básicos del ser humano para garantizar la mayor rentabilidad de los productos que distribuyen entre esos instintos tenemos en primer lugar la Pornografía y en segundo lugar la Violencia, el primero promueve una poca valoración de los individuos como seres humanos y lo reducen a una mercancía más del mercado neo-liberal, además de enfocarse en lo corporal afianzando la cultura machista heredada de las históricas sociedades patriarcales de las que derivamos; en el segundo caso se busca estimular también la parte más instintiva de nuestro cerebro (la reptiliana)4, pero en este caso mediante la violencia y el culto a la muerte, que por ende se traduce en un menosprecio a la vida, a la solidaridad y al amor, estimulando nuestro instinto a la supervivencia y por ende a sorprendernos, alarmarnos y llamar en alto grado nuestra atención como espectador ante una narrativa irreal pero de la cual nos apropiamos con tal arraigo, dado el manejo cinematográfico más especializado, tanto a nivel técnico como psicológico (según lo expone reiteradamente Ignacio Ramonet en su libro Propagandas Silenciosas), que hacemos esa realidad nuestra, interiorizando altos niveles de violencia en sus distintas expresiones.
Pero a pesar de todas las medidas, acciones y políticas señaladas anteriormente (y varias otras más), continua la avanzada mediática necrofílica de la mayoría de los medios de comunicación privados, tanto impresos como radiales y audiovisuales; lo cual viene a contribuir en la disociación de cierto sector de la sociedad venezolana al propiciar el incremento vertiginoso de la percepción o sensación de inseguridad sin correspondencia con los niveles de victimización de los mismos sectores, zonas o comunidades5.
Por último, cuando uno hace todo este análisis minuciosa, sistemática y profundamente concluimos que así como la corrupción, la inseguridad no es un problema como tal sino un síntoma más de esta enfermedad llamada sociedad capitalismo neo-liberal y rentista que aún padecemos pero que no descansaremos hasta haber transformado, ¡¡¡REVOLUCIONADO!!!
Freddy Toro
Mérida – Venezuela
PD: Gracias comandante por esa visión política tan acertada legarnos la Policía Nacional Bolivariana, sin ella habría sido poco menos que imposible sortear este golpe fascista de manera tan diligente, pacífica y humana.
1Violencia: «el recurso a medios de acción que lesionan la integridad física, psíquica y moral de otro» (Aguirre, J.)
2Incluso es necesario hablar de un concepto más amplio de violencia, que incluya la violencia cultural y/o la violencia política, entre otras nuevas categorías con influencia considerable en nuestra sociedad.
3Filosofía de la Comunicación (2007, F. Buen Abad)
4Véase teoría del Sistema Límbico de MacLean.
5 Gran Misión a Toda Vida Venezuela
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