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Irán

Epidemia de covid-19 y tsunami de privatizaciones

Fuentes: Viento Sur

Irán fue uno de los países afectados ya desde el comienzo de la pandemia. Según las últimas estadísticas oficiales, a día de hoy hay más de 169.000 personas infectadas y 8.209 fallecimientos. La fiabilidad de estas cifras es unánimemente puesta en duda, incluso dentro del gobierno de Rohaní y el aparato estatal. ¡Incluso un miembro del Consejo de la Ciudad de Teherán, el Sr. Ahmad Hagh Shénasse, ha sido convocado por el temible órgano de seguridad del gobierno central, el Ministerio de Información, por «cuestionar» las cifras oficiales!

Más allá de este contexto, una cosa es cierta: después de la negación inicial, un viento de pánico sopló rápidamente sobre los hospitales públicos del país, debido al número exponencialmente creciente de pacientes con síntomas que asaltaron sus servicios.

Irónicamente, el origen de la epidemia estuvo en la ciudad santa de Qom, el «Vaticano» de Irán. La respuesta del gobierno fue similar a la de los líderes de extrema derecha como Trump y Bolsonaro: minimizar el peligro y poner el acento en la importancia de continuar la vida económica.

Teniendo en cuenta la importancia del símbolo de la ciudad santa a la que se supone “producir milagros» y proporcionar remedios para enfermedades incurables así como constituir una enorme fuente de ingresos para el clero, la ciudad de Qom no fue puesta en cuarentena. Y no se vio afectada por ninguna restricción de viaje o medidas de confinamiento. El presidente Rohaní ha pasado su tiempo tranquilizando a la población e invitando a todos y todas a continuar como si nada hubiera pasado. Su fórmula, que se repite todos los fines de semana, “¡la próxima semana todo volverá a la normalidad! «, ha provocado innumerables chistes en las redes sociales.

Tampoco las oraciones de los viernes, donde la multitud de fieles tradicionalmente se reunía en condiciones de hacinamiento, o los eventos deportivos, fueron prohibidos salvo los primeros 45 días después del descubrimiento del «paciente cero». La mayoría de los vuelos internacionales de compañías iraníes se han mantenido.

Pero con la explosión en el número de pacientes afectados por el Covid-19, el gobierno, sin imponer una cuarentena o prohibir los viajes y desplazamientos interurbanos, pidió vigilancia, cierre de escuelas y universidades, de los servicios del Estado y las empresas «no esenciales», prohibiendo las oraciones colectivas, conciertos y eventos deportivos, etc.

Algunas figuras religiosas de alto rango se han visto afectadas por la pandemia. El gobierno se vio obligado a cancelar las peregrinaciones al mausoleo del Imam Reza (octavo imán de los chiítas) en la ciudad sagrada de Meched, así como al de Hazrat é Massoumeh en Qom. ¡Esperaba tal vez poner fin, según los sarcásticos refranes de las y los ciudadanos, en estos centros de “meditación y espiritualidad religiosa”, a la “producción de miles de pacientes en lugar de la aparición de milagros! «

¡Algo nunca visto en toda la historia religiosa de Irán! A la vez que se continúa invitando a las y los iraníes a ir a trabajar «con precauciones».

La falta de equipos y elementos esenciales en tales circunstancias como gel desinfectante, mascarillas y ventiladores eran evidentes, incluso para el personal médico. Oficialmente, 107 médicos iraníes enfermaron durante este período mientras luchaban contra el Covid-19, una hecatombe a una escala sin precedentes en el país. En todas partes, en las redes sociales e incluso en los canales de televisión estatales, han estallado las críticas.

Con respecto a la ayuda a aquellas personas que han perdido sus empleos, las y los vendedores ambulantes están absolutamente excluidos y no se les ha ofrecido asistencia seria. Bajo presión, el presidente Rohaní solicitó al Guía Supremo Jamenei autorización para liberar, con carácter de urgencia, mil millones de dólares de la reserva nacional, administrada directamente por Jamenei. El Guía tardó 11 días en responder favorablemente a esta solicitud. La oposición ha señalado correctamente el contraste entre estas dudas y la disposición a pagar el bono de 200 millones de dólares otorgado por Jamenei a las fuerzas Qods, el brazo armado de la Guardia Revolucionaria para operaciones en el extranjero, el día después del asesinato de su líder, el general Qassem Soléimani, por el ejército estadounidense.

La respuesta tardía y limitada del gobierno iraní ha exacerbado la ya profunda crisis económica. Más de 50 bancos centrales de todo el mundo han tomado medidas significativas para reducir las tasas de interés bancarias, siguiendo una política monetaria expansiva para reducir y estimular los costos comerciales. El Banco Central de Irán, por su parte, se guarda de anunciar una posible reducción en las tasas de interés bancarias. Incluso descalificó como «rumores» la idea de posible delegación por parte del Estado de estas decisiones a los propios bancos, o que el gobierno se prepararía para diferenciar las tasas de interés bancarias de los solicitantes reales y legales, y aplicarles tarifas diferentes.

Por otro lado, una política presupuestaria que consistiría en bajar las tasas impositivas o aumentar el nivel de exenciones impositivas no ha recibido mucha atención por parte de quienes toman las decisiones económicas iraníes. La política de apoyo a los mercados financieros, que ha sido diseñada y puesta en práctica en varios países del mundo, tampoco ha estado en la agenda de las y los planificadores económicos iraníes, dado el estado de las finanzas públicas (ver más abajo). En estas áreas, se anunciaron como programas de apoyo solo el aplazamiento por tres meses del reembolso de los vencimientos de los préstamos bancarios, así como el de los pagos de impuestos durante este período.

¿Cuáles fueron los planes y políticas del gobierno iraní para responder a la crisis de Covid-19?

Hasta la fecha, el gobierno ha presupuestado 100 billones de tomanes (menos de 6.250 millones de dólares a tasas de mercado) para la implementación de sus programas de apoyo. De esta cantidad, como dijo Mohammad Nahavandian, vicepresidente de la República de Irán responsable de la economía, se asignarán 25 billones de tomanes a subsidios. Además, se asignarán 75.000 billones de tomanes a hogares y empresas en forma de crédito y facilidades, pero con una tasa de interés del 12% reembolsable en 2 años, estando la tasa promedio vigente entre el 15 y el 18%. La ayuda a las empresas está condicionada a la continuación de la actividad y al no despido de las y los empleados. Sin embargo, en la práctica, la aplicación de esta ayuda no ha quedado clara. Solo se ha entregado una ayuda irrisoria de un millón de tomanes, equivalente a ⅔ de un mes de salario mínimo por familia.

En las empresas que han permanecido abiertas, no se ha impuesto ninguna medida de distanciamiento social ni la más mínima obligación sanitaria. Solo se emitieron vagas «recomendaciones». En otras palabras, las y los trabajadores de Irán han sido enviados al matadero. Según cifras oficiales, más de 107 médicos han muerto por infección con el virus. Debemos agregar cientos de cuidadores, maestros, trabajadores en la industria, empleados en el sector de servicios, etc. Murieron por verse obligados a seguir trabajando, sin ninguna protección proporcionada por la patronal o el Estado. En todas partes, los y las trabajadoras han recurrido al Sistema A (Sistema de Apañarse) para protegerse en el trabajo.

En resumen, la actitud del estado iraní debe clasificarse bajo el signo de la prioridad absoluta dada a la economía, sacrificando para este propósito la salud de las y los ciudadanos, y en particular de la gente trabajadora. Si el número de muertes sigue siendo limitado (aunque indeterminada aún a día de hoy), se debe principalmente a la vigilancia de la sociedad civil que ha impuesto la cuarentena lo más posible, ha respetado el distanciamiento social, creó comités de autoayuda en varias grandes ciudades (especialmente en el Kurdistán iraní) y movilizó medios financieros mediante donaciones privadas y el trabajo voluntario de la ciudadanía.

No debemos pasar por alto otro factor muy importante, incluso determinante, que es la edad promedio muy joven de las y los iraníes: más de la mitad de la gente tiene menos de 35 años, y solo hay un 5,5% (o 7%, según las fuentes) de personas mayores de 65 años, mucho menos que el promedio mundial. Por lo tanto, es razonable imaginar que existe una resistencia natural contra Covid-19 a pesar de la gran cantidad de pacientes infectados con el virus. En resumen, el estado iraní no ha jugado ningún papel decisivo en el control de la epidemia de Covid-19.

Por otro lado, en la escena económica, Rohaní y sus ministros fueron muy activos, agresivos e incluso muy «innovadores». Incluso antes de la epidemia, existía una política agresiva de venta de bienes de propiedad estatal, lo que disparó la Bolsa de Valores de Teherán. Y esto, a pesar del hecho de que la economía iraní está en recesión, y de que el número de compañías que reducen su producción con el pretexto de falta de liquidez y demanda débil, aumenta día a día. La consecuencia es el envío de miles de trabajadoras y trabajadores de vacaciones forzadas, así como despidos sin más.

Las exportaciones de petróleo y productos no derivados del petróleo han caído a su nivel más bajo en los últimos años. El gobierno ni siquiera ha podido financiar el presupuesto para «programas de desarrollo» emprendidos de acuerdo con el plan quinquenal y ha decidido externalizar los proyectos en curso al sector privado. Sin embargo, a pesar de esta situación, la Bolsa de Teherán está en pleno auge y establece un nuevo récord todos los días.

¿Cómo es esto posible?

Para encontrar una explicación hay que retroceder unos meses.

Cuando en diciembre de 2019, el gobierno presentó su proyecto de presupuesto, denominado «Presupuesto de Resiliencia» para el año en curso, todos los observadores constataron que no solo estaba sufriendo un déficit presupuestario abismal de más del 23% (131 de563 millardos de tomanes de ingresos de acuerdo con los cálculos, ya optimistas, del Centro de Investigación de la Asamblea Islámica), sino que además, las proyecciones de recursos estimados por el Estado fueron no realistas, especialmente para pronósticos de ingresos petroleros inalcanzables, pues se basaban en la venta teórica de un mínimo de un millón de barriles a entre 40 y 50 dólares.

Para compensar este déficit, se han puesto sobre la mesa nuevas recetas neoliberales y ¡se dice incluso que una delegación del FMI fue a Teherán para dar sus sabios consejos!

Las y los inversores privados y/o ciudadanos ricos tienen mucho dinero en efectivo, cuya cantidad total, que se ha duplicado en los últimos 5 años, se estima en más de 4 veces el ingreso actual del estado iraní.

Estas sumas no se reinvierten en el sector de la producción industrial que se considera insuficientemente rentable a corto plazo. Alternativamente abastecen los mercados de oro y divisas o el mercado inmobiliario, creando cada vez una enorme burbuja especulativa. Confiando en esta situación, Rohaní y sus asesores decidieron canalizar estas liquideces hacia el mercado de valores.

En este sentido, y con el fin de «estimular» el mercado de valores, el gobierno introdujo el 10% de las acciones de Shasta (nombre corto del gran holding de 178 empresas administradas por el organismo de la Seguridad Social) para «alimentar», dicen, el mercado de valores desde el comienzo del nuevo año. La introducción de las reservas de acciones del «Fondo negociable del Estado» (equivalente iraní de EFT – Exchange Traded Fund) también está en la agenda. Rohaní ordenó un aumento en la oferta de acciones de las grandes empresas estatales. El Consejo de Ministros aprobó así la transferencia de acciones negociables de los fondos de inversión.

– Inicialmente, las acciones de Bank Méllate, Bank Téjarate, Bank Sadérate, Amin Reliance Insurance y Alborz Insurance entraron a cotizarse en bolsa.

– Posteriormente, las acciones de «Trading Investment Fund of Automotive and Metal Industries», incluidas las acciones restantes en poder del gobierno o empresas estatales, se ofrecerán a la venta en la bolsa de valores.

– Se otorgará un descuento del 25% (¡por favor!) para Iran Khodro, Saipa, National Iranian Copper Industries y Mobarakeh Steel.

– También estará afectado el «Fondo de Inversión para la refinación de petróleo y las industrias petroquímicas», que incluye las acciones del Estado o de empresas estatales en las Industrias Petroquímicas del Golfo Pérsico, la refinería de Tabriz, la refinería Bandar Abbas, la refinería Ispahan y la refinería de Teherán.

– Y para coronar todo lo anterior, en la noche del martes 28 de abril, Jamenei aceptó la salida a bolsa de las «Acciones de Edalate (= Justicia)». ¡Estas acciones se habían otorgado a millones de iraníes durante los vastos proyectos de privatización emprendidos por el presidente Ahmadinejad, para crear un «accionariado popular»! Estas acciones estaban bloqueadas y se prohibía hacer transacciones con ellas. Con esta decisión histórica, la Bolsa de Teherán continuó su tendencia al alza el miércoles 1 de mayo, con un aumento de 31.876 puntos de índice, estableciendo un nuevo récord histórico.

Para guardar las apariencias, dado el sobrecalentamiento y la invasión de la Bolsa de Teherán por «hordas» de inversores privados, el Ministro de Economía y Finanzas advirtió contra la compra de «acciones» por «especuladores». Pero la cantidad de candidatos para la compra de acciones explotó, y «una montaña de dinero en efectivo», según funcionarios del gobierno, «vagó» por la sala de la Bolsa de valores. Las y los analistas económicos críticos del gobierno son unánimes y consideran que las consecuencias del estímulo de los mercados bursátiles son muy peligrosas y la aparición de una «superburbuja» bursátil inevitable en el mediano plazo. Sin embargo, el gobierno tiene la intención de impulsar los fondos de inversión ofreciendo aún más acciones propiedad del Estado o de compañías estatales.

El índice bursátil ya ha subido un 68% en los últimos tres meses. Sin embargo, esta cifra no se ajusta a la situación actual de la economía iraní, que se encuentra en una fuerte recesión de -9.5% (-5% en 2018) con pronósticos mucho más oscuros para 2020, agravados por la crisis de Covid- 19. Pero el gobierno de Rohaní está satisfecho con la situación. Rohaní pidió «liberar» aún más acciones del «Fondo de Inversión del Estado» que ya están cotizadas en la bolsa de valores. ¡El espíritu de la señora Thatcher parece haberse apoderado del cuerpo del señor Rouhani! Tal liquidación de activos estatales es simplemente algo nunca visto, ni siquiera en la época del presidente Ahmadinejad, sin embargo, defensor a ultranza de las privatizaciones, felicitado en 2010 por el Sr. Strauss-Kahn, entonces presidente del FMI.

Así, en plena crisis del Covid-19, un tsunami de ventas de varios activos estatales arrasó los bienes públicos iraníes con la aprobación explícita del Guía Supremo. Al mismo tiempo, en Kerman, 3.500 mineros organizaron la huelga más grande de su historia … en contra de la decisión de la gerencia de cotizar el 40% de las acciones de su compañía en el mercado de valores. Ya durante el año pasado, las y los empleados de la refinería de azúcar de Haft Tapeh, privatizada hace varios años, habían llevado a cabo acciones de protesta, exigiendo la nacionalización de su empresa, al igual que las y los trabajadores del complejo de Hépco, Minas de Agh Ghaléh etc. que exigen la toma de posesión de sus empresas por parte del Estado debido a su gestión catastrófica y las quiebras causadas por la venta de estas empresas estatales. En efecto, estas ventas habían tenido lugar en condiciones y términos de lo más opacos durante las privatizaciones precedentes, puestas en marcha por los gobiernos de Rafsandjani, Jatami y Ahmadinejad, todos sin excepción.

Esto muestra que las acciones recientes del gobierno de Rohaní, y debe repetirse, con la aprobación del Guía Supremo, van en contra de las reivindicaciones de las y los trabajadores de Irán. En un país donde en medio de una crisis pandémica, se producen de 3 a 4 protestas y/o huelgas por día, la situación inevitablemente conducirá a un conflicto frontal y levantamientos de amplitud como los que Irán había experimentado en diciembre 2017 y noviembre de 2018.

Texto original: http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article53550

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente: https://vientosur.info/spip.php?article16061