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¿Es el gobierno español paranoico?

Fuentes: El Plural

Lo que estamos viendo estos días es la confluencia de dos hechos. Uno de ellos es la movilización de los mercados financieros especulativos para desestabilizar el euro. El otro, es la presión ejercida por el capital financiero (es decir, la banca), así como por el mundo de las grandes empresas (y por los medios y […]

Lo que estamos viendo estos días es la confluencia de dos hechos. Uno de ellos es la movilización de los mercados financieros especulativos para desestabilizar el euro. El otro, es la presión ejercida por el capital financiero (es decir, la banca), así como por el mundo de las grandes empresas (y por los medios y economistas liberales afines a tales intereses financieros y empresariales) sobre el gobierno español (así como sobre otros gobiernos de la eurozona) para que responda a la crisis financiera mediante políticas liberales que favorezcan sus intereses. En ambos casos el leitmotiv del ataque se presenta como la necesidad de reducir el déficit y la deuda pública de España y de aquellos otros países que los mercados financieros consideran que están excesivamente endeudados. Su solución es la gran reducción del gasto público y de los derechos sociales y laborales de las clases populares. Es así como -según ellos- se calmarán los mercados financieros.

Estos dos hechos son una realidad fácilmente demostrable, y que no puede trivializarse a las personas que los denuncian acusándolos de paranoicos, tal como hicieron varios intelectuales (como Moisés Naim, director de la revista Foreign Policy) y economistas liberales (como Xavier Sala i Martín) en unas declaraciones realizadas a El País (02-11-10). En ellas Moisés Naim alabó, incluso, a los mercados financieros por disciplinar a los gobiernos que no hacían lo que -según él- tenían que hacer (es decir, reducir los derechos laborales y sociales). Declaraba, el que es también colaborador semanal de El País, que no era correcto «poner a los especuladores o inversores como malos y a los gobiernos como víctimas, cuando en realidad los ataques de los inversores son los que obligan a las administraciones a mantener políticas públicas sostenibles». Una postura semejante se reproducía en el editorial de El País, titulado sarcásticamente «Bienvenido a la conspiración» que aplaudió a los mercados financieros por su impacto disciplinario sobre los gobiernos, acusando también a las voces dentro del gobierno Zapatero de haber denunciado tal hostilidad de los «mercados» de ser paranoicos.

A la luz de la profunda crisis causada por tales mercados especuladores (y de la extensa evidencia que documenta que los grupos bancarios, en su acción conjunta, fueron responsables de la mayor recesión desde principios del siglo XX), la bondad expresada hacia ellos por dichos autores es sorprendente. Tales autores dan la impresión de que no han entendido ni lo que ha estado ocurriendo todos estos últimos años, ni la crisis profunda que estamos sufriendo. Su fe liberal parece impermeable a la evidencia que les rodea.

Los llamados «mercados financieros» tienen muy poco de mercados y son instituciones e individuos con nombres conocidos. Hoy el centro de los mal llamados mercados financieros son las famosas (infames) hedge funds, fondos altamente especulativos, manejados, en parte, por grandes grupos bancarios. Cualquier lector mínimamente informado sobre temas económicos y financieros, habrá leído cómo Wall Street (el centro del capital financiero de EEUU) estuvo en el centro del escándalo de los banqueros, cuya codicia y comportamiento especulativo contribuyó a crear la crisis financiera más importante del mundo después de la Gran Depresión En realidad, estos mercados están altamente centralizados y tienen nombre propio, como Goldman Sachs, J.P. Morgan, Bank of America y otros bancos que, a través de sus influencias políticas en el Congreso de EEUU (el Comité de Finanzas del Senado de aquel país está en su bolsillo) consiguieron durante la Administración Clinton (la administración del Partido Demócrata más cercana a Wall Street que haya existido en la historia reciente de EEUU) y la Administración Bush (una de las administraciones más corruptas que aquel país haya tenido), la desregulación de la banca, lo cual quiere decir que los bancos pueden hacer lo que quieran, creando y expandiendo los hedge funds con toda una batería de instrumentos especulativos (incluyendo los famosos credit default swaps), que están en el centro de aquellos mercados financieros. Pues bien, estos «inversores» están intentando causar el colapso del euro. Y esto no lo dicen los «paranoicos» sino ellos mismos. Según declaraciones hechas al Financial Times (F.T.) (14.02.10) «varios hedge funds han informado al F.T. que han acordado posiciones conjuntas en contra del euro, basado en su lectura de la situación política en Europa y debido a su temor al deseo de regulación del capital financiero por parte de los estados». Es difícil decirlo con mayor claridad. Estos hedge funds han estado manipulando y especulando con la deuda de aquellos países. Este pasado domingo, el The New York Times (14.02.10) publicaba, en primera página, cómo Wall Street contribuyó a crear tal crisis del euro. Documenta también tal rotativo como Goldman Sachs, junto con sus aliados en el gobierno conservador griego, manipuló la deuda del gobierno heleno, ocultando su verdadero tamaño y especulando con ella de manera que agravó la crisis griega. Fue precisamente el nuevo gobierno socialista griego el que descubrió y denunció tal comportamiento, creando las represalias del «mercado financiero». Andrew Cockburn, en otro artículo detallado en CounterPunch (13.02.10) titulado significadamente «The Economic Velociraptors» documenta cómo se está orquestando este ataque.

La presión liberal sobre los gobiernos

En cuanto a las presiones de las instituciones y autores liberales para que el gobierno español aplique medidas liberales para salir de la crisis, creo que la evidencia existente es también robusta y convincente. Sólo hace falta leer los editoriales del Financial Times y del The Economist durante estos últimos treinta años para encontrar la evidencia.. Estos dos rotativos fueron los mayores promotores de la filosofía económica liberal en Europa y, tienen, por lo tanto, gran responsabilidad en el desarrollo de la crisis financiera que ha creado una enorme miseria en el mundo. Léanse los editoriales de tales rotativos, y verán lo que han estado promoviendo en los últimos treinta años. Ambos estimularon políticas -tales como la desregulación de los mercados financieros- que llevaron directamente a la crisis. Editorial tras editorial, aconsejaron tomar las medidas que causaron el desastre mundial. Son ellos, pues, los que carecen de toda credibilidad, y es de una extrema insensibilidad autocrítica que ahora sermoneen al respecto de cómo resolver la crisis. Lo primero que deberían hacer para ganar credibilidad es hacer una autocrítica, lo cual es como pedirle peras al olmo.

Las continuas referencias a la postura editorial de tales diarios (como hacen los rotativos liberales en España) como voces de autoridad, representa un provincialismo ignorante de los hechos. Y ninguno de ellos se ha excusado por ello. Todo lo contrario. Por paradójico que parezca continúan con el mismo dogma liberal a pesar de que la evidencia de su error es extensa y abrumadora. Imagínese que una revista médica hubiera estado promoviendo un tratamiento médico que hubiera causado millones de muertos en el mundo, y que no hubiera corregido y cambiado de tratamiento. ¿Habría alguien que le estuviera escuchando o, incluso, citando como voz de autoridad? Pues esto es lo que está ocurriendo con el Financial Times y el The Economist.

Un tanto semejante ocurre con Davos, el Vaticano del movimiento liberal. En un escrito mío en Público, «La escasa credibilidad de Davos» (11.02.10) señalaba los errores y manipulaciones que había realizado un informe de Davos, sobre la competitividad de la economía española, en la que ésta aparecía por los suelos, a nivel de países del tercer e incluso cuarto mundo. Las falsedades de este informe alcanzaban niveles nunca vistos antes en dichos medios, tales como señalar que el conocimiento de matemáticas y ciencias en España está a la cola de la mayoría de los países del mundo, a nivel del cuarto mundo (PISA muestra que España está ligeramente inferior al de los países más ricos del mundo). Tal informe estaba dirigido por el mismo Xavier Sala i Martín, que niega en unas declaraciones que el gobierno español esté sujeto a ninguna presión internacional de los mercados y asociaciones e instituciones internacionales, los cuales -según Sala i Martín- responden de una manera lógica y razonable frente a lo que él define como la raíz del problema, es decir, la supuesta excesiva proximidad del gobierno Zapatero con los sindicatos, que dificulta que se hagan los cambios que los mercados y él desean.

Todos estos autores, rotativos, agencias y medios comparten la ideología liberal (que es la ideología del capital financiero y del mundo empresarial), promovida también en nuestros rotativos de mayor difusión. De ahí su acción coincidente, que tiene como objetivo común: disminuir el nivel de vida de las clases populares aplicando medidas de gran austeridad que les permitan salir de la crisis en términos favorables a sus intereses. Cuando el grado de coincidencia es tan amplio, no hace falta ninguna conspiración o conjura. Tal ideología les define, motiva y marca lo que promueven y creen en ello, pues coincide, y justifica sus intereses. Lo que es frustrante es que el gobierno Zapatero parece estar creyéndose lo que sus críticos liberales le dicen, tomando toda una serie de iniciativas (desde la reducción del gasto público -que es una nota de suicidio en estos momentos de gran recesión- hasta las reformas del sistema de pensiones) que, como bien ha dicho el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, no tienen nada que ver con la crisis del euro o de la economía española.

Fuente: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=43459