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¿Es la renta básica universal la respuesta a la pobreza, la inseguridad y la desigualdad en materia de salud?

Fuentes: Viento Sur

A mediados de la década de 1970 tuvo lugar, durante cuatro años, un insólito experimento en la pequeña ciudad canadiense de Dauphin. Entre los beneficios estadísticamente significativos para quienes participaron en él se incluye la disminución de los contactos con médicos en relación con la salud mental y de los ingresos hospitalarios por «accidente y […]

A mediados de la década de 1970 tuvo lugar, durante cuatro años, un insólito experimento en la pequeña ciudad canadiense de Dauphin. Entre los beneficios estadísticamente significativos para quienes participaron en él se incluye la disminución de los contactos con médicos en relación con la salud mental y de los ingresos hospitalarios por «accidente y lesión». También disminuyeron los diagnósticos de salud mental en Dauphin. Una vez concluido el experimento, estos beneficios en materia de salud pública desaparecieron/1. ¿Cuál fue el tratamiento ensayado? Fue lo que ha venido en llamarse una renta básica: un pago regular e incondicional desembolsado a cada habitante. Este experimento pionero, un temprano ensayo aleatorizado en la esfera de la política social, tuvo que suspenderse al agotarse el presupuesto y debido a la pérdida de interés político antes de que pudiera realizarse una evaluación estadística completa.

La relación entre desigualdad y mala salud está establecida desde hace tiempo/2. Los mecanismos reales que subyacen a esta relación no se conocen tanto. Los datos del estudio de Dauphin, vueltos a examinar por un equipo de la Universidad de Manitoba en la década de 2000, indican que podría haber una asociación entre inseguridad de los ingresos y mala salud/1. Todos los adultos de Dauphin que ganaban menos de 13 800 dólares (13 000 euros) tenían derecho a percibir la subvención de 4 800 dólares al año. Los investigadores compararon Dauphin con otras ciudades similares y buscaron mejoras relativas del uso de los servicios de salud pública y datos de escolarización de la época.

Recientemente han proliferado los llamamientos al diálogo sobre una renta básica universal (RBU) por parte de partidos políticos, institutos de estudios (incluida la Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures, and Commerce (RSA)), activistas, sindicatos y directivos de empresas como el director general de Tesla, Elon Musk. Estos llamamientos son una respuesta a la creciente inseguridad de los ingresos, cierta sensación de que los sistemas de bienestar pueden estar fallando, y como preparación para los efectos potenciales de la automatización y la inteligencia artificial en las perspectivas de empleo en sectores que podrían operar mejor con máquinas/3. Hay proyectos de pruebas piloto de algún tipo de RBU en Finlandia, los Países Bajos y Canadá como respuesta potencial a estas cuestiones y preocupaciones/4.

Pese a que el estudio de Dauphin solamente incluyó a los habitantes más pobres de una pequeña ciudad, si partimos de que revela un vínculo causal entre una mayor disponibilidad de dinero y la mejora de la salud, cabe suponer que habrían intervenido tres efectos. En primer lugar, la propia cantidad de dinero disponible habrá reducido directamente la desigualdad económica. En segundo lugar, el carácter incondicional del pago habrá reducido la inseguridad de los ingresos. Y en tercer lugar, existe un multiplicador social positivo por el que los comportamientos positivos asociados a una mayor seguridad económica suelen reforzarse recíprocamente; por ejemplo, aumenta el número de adolescentes que no abandonan la escuela porque ven que sus compañeros tampoco lo hacen. En conjunto, estos efectos podrían indicar que la inseguridad económica es un vector clave por el que la desigualdad agrava el estado de salud de los más desfavorecidos. Se trata sin duda de una hipótesis útil.

El de Dauphin no fue un estudio aislado. En Carolina del Norte (EE UU) tuvo lugar, en la década de 1990, un programa piloto de renta básica poco conocido y no intencionado. En el cuarto año de un estudio comparativo longitudinal de salud mental entre menores indios cheroquis estadounidenses y menores indios no estadounidenses en edades comprendidas entre los 9 y los 16 años, se construyó un casino en territorio cheroqui. El acuerdo estableció que todos los adultos cheroquis recibirían una parte del beneficio, aproximadamente 4 000 dólares al año cada uno. Los resultados también fueron asombrosos. Los menores cuyas familias recibieron los pagos mostraron, a la edad de 16 años, una salud emocional y del comportamiento significativamente mejor que sus homólogos ajenos a la tribu, que no recibieron ningún pago. Los padres también informaron de que el consumo de drogas y alcohol de su entorno también disminuyó al iniciarse los pagos/5. Estos cambios descritos entre los adultos eran observaciones no controladas, pero los investigadores no detectaron ningún otro cambio de política importante durante el estudio.

Mullainathan y Shafir describen un proceso de «escasez de ancho de banda» cognitiva, por el cual la escasez de recursos impide una toma de decisiones racional con un claro potencial de consecuencias negativas para la salud/6. Los estudios de casos de Canadá y Carolina del Norte indican que la escasez de ancho de banda podría contrarrestarse mediante una renta básica universal incondicional. Los sistemas complejos de créditos fiscales y seguridad social, como lo que se utilizan actualmente en el Reino Unido, envían señales confusas, en buena parte debido a unas condiciones y sanciones poco comprendidas y en ocasiones arbitrarias que generan nuevas penurias para los afectados.

Los profesionales de la salud deberían tomar cartas en el asunto. Las pruebas indican que una renta básica universal podría ayudar a mejorar la salud mental y física de los beneficiarios. La RSA ya ha propuesto realizar un ensayo de renta básica universal en el Reino Unido/7. Proporcionaría a las personas un sustento mejor y un mayor control de sus propias vidas en el trabajo o al margen del mismo. El hecho de no llevar a cabo esta intervención prometedora de una manera rigurosa constituiría un fallo del gobierno y una oportunidad perdida para invertir en la salud y el bienestar de una sociedad cada vez más insegura y desigual.

Notas:

1/ Forget E.L., The town with no poverty: using health administration data to revisit outcomes of a Canadian guaranteed annual income field experiment. 2011. https://public.econ.duke.edu/ erw/197/forget-cea%20(2).pdf

2/ Pickett K., Wilkinson R., The spirit level: why more equal societies almost always do better. 2009. https://www.equalitytrust.org.uk/resources/the-spirit-level

3/ Ford M., Rise of the robots: technology and the threat of a jobless future, Oneworld Publications, 2015.

4/ Kela. Experimental study on a universal basic income. http://www.kela.fi/web/en/experimental-study-on-a-universal-basic-income

5/ Akee R., Simeonova E., Costello E.J., Copeland W., How does household income affect child personality traits and behaviors? Documento de trabajo de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) nº 21562. 2015. http://www.nber.org/papers/w21562

6/ Mullainathan S., Shafir E., Scarcity: why having too little means so much, Allen Lane, 2013.

7/ RSA, Creative citizen, creative state-the principled and pragmatic case for a universal basic income. 2015. https://www.thersa.org/discover/publications-and-articles/reports/basic-income

Anthony Painter es director del Action and Research Centre, RSA, Londres, WC2N 6EZ, Reino Unido

Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article12078