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Obra en un acto en apoyo de Mónica Perlingieri para que triunfen los protagonistas de la dignidad

Escenas del cinismo contra el Teatro que Lucha

Fuentes: Rebelión/Fundación Federico Engels

Mónica Perlingieri, directora de teatro, es integrante de la Asamblea de Tortuguitas en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Con el grupo «Desde el Pie» ha participado en incontables luchas populares de trabajadores y vecinos. Mónica es profesora desde el 12 de marzo de 1990 en la Escuela «Nuestra Señora de Fátima» de Tortuguitas. A […]

Mónica Perlingieri, directora de teatro, es integrante de la Asamblea de Tortuguitas en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Con el grupo «Desde el Pie» ha participado en incontables luchas populares de trabajadores y vecinos. Mónica es profesora desde el 12 de marzo de 1990 en la Escuela «Nuestra Señora de Fátima» de Tortuguitas. A estas horas Mónica es víctima de una persecución infame completada con amenazas y calumnias para despedirla de su trabajo sin pagarle la indemnización laboral que es su derecho. La desfachatez de las «autoridades» expresa el grado de insensibilidad y cinismo con que se pisotea la dignidad y los derechos de los trabajadores. Nada nuevo.
Pero Mónica no está sola, esta vez los padres de los alumnos, los miembros de la Asamblea Popular y una lista larga de luchadores solidarios darán la batalla hasta el final. La impunidad nos tiene hartos a todos en Argentina y en todo el mundo… he ahí Oaxaca donde una lucha profesores fue abrazada por las organizaciones sociales y el pueblo entero pego un salto monumental que nos inspira y ejemplifica el camino de la lucha.
¿Quién comprende lo que siente Mónica? ¿Quién entiende el golpe bajo que eso significa en su vida a estas horas? ¿Quién comprende las angustias y las vejaciones… quién las repara? ¿Qué leyes, qué abogados, qué jueces se estremecen sinceramente, solidariamente, con el dolor de Mónica impotente y lastimada?
Esta escena de crueldad contra Mónica repite incesante y despiadadamente ese modo prepotente que siembra la desesperación y el abandono mientras golpea la economía de las familias trabajadoras, el estado de ánimo, la fortaleza emocional y la voluntad de lucha. La posibilidad de quedarse sin trabajo, en Argentina especialmente, es un acto criminal que merecería sanción legal y sanción popular. Es indebido, es canalla es una monstruosidad que se acrecienta según la edad del trabajador victimado. Es un acto criminal que pisotea la dignidad más elemental.
Un despido acompañado de injurias y calumnias además ensucia la posibilidad de conseguir otro trabajo similar o afín al que se desarrollaba. Se ensucia a las personas y eso suele no tener reparación, se ensucia a las personas impunemente y eso es una canallada que debe ser repudiada y denunciada con toda energía por todo el mundo. Para colmo muchos patrones se informan entre sí para cerrarle el paso al trabajador despedido y no dejar que se le contrate en otra parte. Son mafias y hay «listas negras» aunque se las niegue y aunque sea imposible de «probar».
Muchos patrones se sienten dioses. El despido es una sentencia fulminante, un juicio siniestro, una determinación asesina. Amenazar el trabajo el trabajo de una persona es un delito de lesa humanidad aunque se escuden en palabrería legalista de farsantes mercenarios que estudian Derecho para traicionar a los trabajadores. Amenazar directa o indirectamente con dejar sin su trabajo a un luchador social, por el hecho de serlo, es un zarpazo intolerante y criminal que no aceptaremos poniendo la otra mejilla.
En garras del capitalismo el Trabajo humano ha sido tan brutalmente, tan miserablemente tratado y tan obscenamente definido que hemos quedado arrinconados ante el desfiladero del cinismo. El Trabajo, que debiera ser práctica liberadora y enriquecedora de las sociedades, a estas horas se ha vuelto una calamidad devastadora del espíritu, del cuerpo, de la cultura. Se vive miserablemente con sueldos raquíticos, se vive aterrorizado bajo amenazas de despido, patentes y latentes. Se vive humillado bajo la prepotencia y el desprecio de jefes y jefesuchos que se enriquecen con nuestro Trabajo. Se vive una forma de tortura legalizada, e ilegal, que es una máquina de infelicidad a todas horas. Quieren que nos acostumbremos al atropello y a la miseria y encima quieren aplausos y votos. Por si fuese poco la cosa tiende a empeorar.
No hay lugar para ilusiones. Es preciso elevar nuestras protestas contra la posibilidad de un despido plagado de canalladas, contra el trabajo alienante y contra la usurpación de las herramientas de Trabajo. A los trabajadores sólo nos salvarán los trabajadores, los trabajadores solidarios.
Mónica anda desesperada viendo cómo arrimar a su casa lo necesario para sobrevivir al golpe criminal de la posibilidad del desempleo, no nos hagamos cínicos, no dejemos que no nos duela, hagamos algo. Lo posible con lo que se tenga. Necesitamos a Mónica fuerte segura de su trabajo, respetada y acompañada de la misma manera que ella respeta y acompaña a sus compañeros de lucha. Necesitamos a Mónica creativa y contundente, certera e imaginativa para que su trabajo en el Teatro y en todas partes florezca y con él se expandan las mejores fortalezas de las mejores luchas por venir.
Es preciso cobrar conciencia pero conciencia que nos vuelva solidarios. Esta lucha es mundial.
Están acostumbrados los patrones a pagar sueldos miserables, a imponer jornadas insoportables. Roban tiempo y fuerza, roban salud física y mental a los trabajadores y los ven enfermar y morir, alienarse a cada minuto, mientras los patrones gozan los beneficios en complicidad con los burócratas de turno. Eso es lo que tenemos enfrente de nuestras luchas. He ahí un retrato simple pero real. Muchos patrones son cínicos descontrolados porque a sabiendas de que roban y engañan se hacen pasar por dadivosos, por «generadores de empleo», por «cristianos». Se santiguan y hacen creer a sus familias que son «buenos» mientras se aplauden entre ellos. Le besan la mano al cura.
Mónica puede perder su trabajo. Mónica es una trabajadora y una compañera luchadora social ejemplar. Produce teatro basado en lo que nos duele y alegra a todos en la ruta de las mejores luchas obreras, campesinas, barriales. Es una artista excelente, una luchadora empeñada en dar de si lo mejor en escena y en la vida diaria. Mónica contribuye a con su esfuerzo a perfeccionar las tareas de una Asamblea Popular famosa por su resistencia y pertinencia. Contra ella y contra cualquier trabajador honesto el despido es inaceptable.
Mónica como millones de trabajadores se irá a dormir con la angustia trabada en las quijadas. Esto que le hicieron es una injusticia enorme. Se irá a dormir con la incertidumbre y la impotencia en la cabeza, con las cuentas de la tienda sobre la mesa, con la heladera semi vacía. Se irá a dormir con la rabia atornillada entre ceja y ceja. Mónica dormirá sobre el desfiladero de la humillación pero se irá a dormir para alistarse porque mañana estará lista para continuar en la lucha. No se quedará quieta. Estaremos a su lado desde donde estemos, se levantará mañana con la certeza de que no está sola. Que miles de camaradas le echaremos una mano. ¿Le entramos?

Será entregado un pliego petitorio pidiendo exigiendo aclaraciones y respuestas inmediatas. Respeto a los trabajadores. Mónica tiene 17 años trabajando en esa escuela. Hay más de quinientas firmas en su apoyo. Esperamos vuestra solidaridad. Enviemos un mensaje electrónico a [email protected] repudiando las mentiras y exigiendo su retractación pública con copia a [email protected] para que Mónica luche con el apoyo de todos contra esta maniobra que ya ha causado trastornos en su salud y en su intervención como luchadora social.