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El Festival Nacional de Teatro de Palmira enfila este año baterías hacia la transformación social

Fuentes: Rebelión [Imagen: Ana Rosario Grisales y Luis Eduardo Jiménez]

Del Festival Nacional de Teatro de Palmira, que este año llega a sus quince años consecutivos, puede decirse que, además de llevar a las tablas diversas representaciones, sirve de espacio para repensar el país y proponer alternativas. No es mero espectáculo, es reflexión, como aseguran sus organizadores.

Ana Rosario Grisales y Luis Eduardo Jiménez, docentes y activistas sociales, emprendieron hace ya tres décadas su quijotesco emprendimiento de generar conciencia sobre las realidades sociales, la necesidad de movilizar opinión y de plantear salidas al laberinto. “Volvemos a la presencialidad, después de todas las limitaciones que produjo la pandemia del Covid, y esta vez con más ánimo de llegar hasta los rincones más alejados de Palmira y sectores circunvencidos”, advierte el director de El Teatro Vive.

El Festival inicia el 19 de mayo y se extenderá hasta el viernes 26. Realizarán 19 presentaciones con grupos vallecaucanos y del resto del país, en el emblemático Teatro Materón, el Centro de Convenciones de Palmira, en parroquias, casetas comunales y espacios al aire libre, de los corregimientos cercanos. Un ingrediente que integraron este año a la programación, es la cuentería, títeres, poesía y la narrativa oral.

Foro Nacional de Teatro

El 25 de mayo, en el teatro Guillermo Barney Materón, se realizará el Foro Nacional sobre Teatro y Transformación Social.

Desde las artes escénicas también contribuimos al cambio social en que está comprometida Colombia”, asegura Luis Eduardo, quien durante el estallido social en el 2021 hizo famosas varias obras, entre ellas “La cerdada”, que cuestionaba las arremetidas del Esmad contra los jóvenes de las primeras líneas.

En el corregimiento de Arenillo, en Palmira, desarrollaron un proceso de formación teatral entre la comunidad, duramente golpeada durante la incursión del Bloque Calima, de las autodefensas unidas de Colombia, que dejó muchos muertos. “Con los moradores de la zona contribuimos a construir memoria histórica, proyecto que aspiramos ampliar a otros sectores”, señala.

Un sueño quijotesco

Comprendo que usted nos llame los quijotes del teatro colombiano —me dijo Ana Rosario, con esa sonrisa que es propia de soñadores como ellos— y seguiremos adelante con estos proyectos porque llevamos el teatro en las venas, y aunque el teatro no dé para vivir, sirve para educar a las nuevas generaciones sobre la realidad social y cómo transformarla”.

Al cumplirse tres décadas de su existencia artística, el Teatro Vive aspira que esta nueva versión del Festival Nacional convoque a las mismas comunidades que aspiran ver una Colombia grande, transformada, sin esas polarizaciones que impulsan los politiqueros, dolidos porque no quieren soltar el poder que históricamente detentaron.

Toda la programación teatral puede ser consultada en el portal www.ElTeatroVive.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.