Recomiendo:
0

Ese mundo en el que la aristocracia se enriquece con el trabajo infantil y los columnistas aplauden la prostitución de niños

Fuentes: Rebelión

«Este bolso (muestra uno rosáceo de Christian Dior, con incrustaciones metalizadas) está hecho con seda, que como sabes se obtiene de unos capullos que hacen unos gusanos. Y hay unos niños que deben deshacerlos con sus pequeños deditos. Es lógico que valga dinero, pues lo vale el trabajo que ha costado fabricarlo». Esto lo dice […]

«Este bolso (muestra uno rosáceo de Christian Dior, con incrustaciones metalizadas) está hecho con seda, que como sabes se obtiene de unos capullos que hacen unos gusanos. Y hay unos niños que deben deshacerlos con sus pequeños deditos. Es lógico que valga dinero, pues lo vale el trabajo que ha costado fabricarlo». Esto lo dice Beatriz de Orleáns, princesa consorte e hija de conde y marquesa, en calidad de ejecutiva de la firma de alta costura Christian Dior en una entrevista del pasado 3 de septiembre para el Diario de Ibiza.

Ni a ella ni al periodista que le entrevista les parece indignante ni preocupante que unos niños del Tercer Mundo tengan que trabajar haciéndoles bolsos de lujo a quienes puedan pagarlos. Los sueldos habituales de esos niños suelen ser de catorce céntimos de dólar la hora, el resto, hasta 2.790 dólares que puede costar uno de ellos, es beneficio para la firmas e intermediarios. Pero para Beatriz de Orleáns ese trabajo infantil solo muestra que «la alta costura es un laboratorio de ideas. Es un show fantástico que intenta mostrar al mundo todas las tendencias de volúmenes, colores y telas». Para ella la moda «es ante todo un mundo de sueños. Dior es hoy el número uno en marcas de lujo, vende sueños. El lujo hace soñar, pues la vida sin sueños puede ser patética». Tan patética como la del niño o niña que trabaja haciendo sus bolsos, sin lujo y quizás ya sin sueños.

Para el periodista, la directora de comunicación en España de Christian Dior es «elegante y refinada». Suponemos que bastante más que la madre del niño o niña que trabaja para hacerle el bolso.

No solamente la aristocracia europea se permite la impunidad de frivolizar y hacerse rica con el trabajo infantil, el columnista de Libertad Digital, Jorge Valín, escribe lo siguiente sobre la prostitución infantil: «Probablemente la prostituta infantil no quiera serlo, pero a nadie le gusta trabajar . (…) Al prohibirle su libre elección a trabajar y obligarla a estudiar, le estamos negando una fuente de financiación fundamental para ella y su familia. La prostituta infantil suele estar en países pobres donde apenas tiene alternativas. Su trabajo le permite sobrevivir, y no vivir mejor». También tiene su teoría sobre el turismo sexual: «Cuando el estado lucha contra el negocio del turismo sexual por razones morales, lo único que está haciendo es ayudar a que la nación no obtenga el capital necesario para conseguir otras formas de producción en escenarios futuros. Algunos países pobres viven, por el momento, del turista sexual que a la vez alimentan otros sectores, como el de la hostelería, alimentación, ocio, etc. Si el estado crea trabas a su principal «ventaja comparativa» el turismo desaparecerá empobreciendo el resto de sectores y al país entero».

Jorge Valín es miembro del Instituto Juan de Mariana, con sede en Madrid, y tiene una columna semanal en la revista en internet dirigida por Jiménez Losantos, Libertad Digital. Losantos, además de su columna semanal en el diario El Mundo, ha sido «agraciado» con la concesión de una licencia de televisión por la Comunidad de Madrid, quizás haya un lugar para Valín en esta televisión.

Estos son solo dos ejemplos de los principios y el desparpajo con el que se pronuncian la aristocracia que domina la economía y los periodistas que transmiten ideología en los grandes medios de comunicación.