Lo dijo hace pocos meses el gran gurú de las finanzas a nivel mundial, el neokeynesiano Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, y ahora lo repite otro influyente gurú, también neokeynesiano también estadounidense y también Premio Nobel de Economía (2001), Joseph Stiglitz: «España podría estar ingresando en la clase de espiral de la muerte […]
Lo dijo hace pocos meses el gran gurú de las finanzas a nivel mundial, el neokeynesiano Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, y ahora lo repite otro influyente gurú, también neokeynesiano también estadounidense y también Premio Nobel de Economía (2001), Joseph Stiglitz: «España podría estar ingresando en la clase de espiral de la muerte que afligió a Argentina hace apenas una década».
Son así dos grandes analistas de las finanzas internacionales los que ven planear la sombra del corralito sobre España. «Sólo cuando Argentina terminó con su tipo de cambio fijo respecto al dólar comenzó a crecer y se redujo el déficit. España no ha sido atacada por los especuladores, pero podría ser sólo cuestión de tiempo», añadió Stiglitz.
Pero esa salida a la que recurrió en su momento Argentina no es válida para España, por pertenecer a la eurozona, sin posibilidad para devaluar su moneda, porque la antigua peseta se fundió en 1998 con las monedas de otros 16 países de la Unión Europea para crear el euro como moneda única común.
Tanto Stiglitz como Krugman y otros renombrados analistas ven a España como uno de los eslabones más débiles de la Unión Europea y rechazan esa imagen que quiere dar la UE de que ya ha se dejado atrás la recesión. Se teme que se produzca el llamado Efecto W, o recesión de segunda vuelta.
En un artículo en el Sunday Telegraph, Stiglitz sostenía días atrás, al analizar la situación de Europa ante la crisis, que «España es el caso más peligroso, pero también están en severos aprietos Irlanda y Grecia». Y añade Stiglitz: «El euro también afronta su propia crisis y puede desaparecer, víctima de su propia convertibilidad hacia dentro. Resulta claro que los países hoy en problemas carecen, como Argentina hace años, de monedas individuales y, por ende, de instrumentos cambiarios flexibles».
El economista asegura que «como en Grecia e Irlanda, la debilidad financiera de España la torna presa fácil para fondos buitres y otros especuladores. Las reacciones ingenuas del Banco Central Europeo o el FMI, como recortar gastos o jubilaciones y elevar impuestos, sólo empeorará las cosas».
Y ahí estriba la crítica principal de los dos economistas, coincidente con la postura que vienen manteniendo en España y otros países europeos los partidos de izquierda y los sindicatos: que los planes de ajuste lanzados por doquier en Europa para afrontar la crisis, con una contracción drástica del gasto público, congelación cuando no disminución directa de los salarios y las pensiones y la precarización del trabajo, sólo pueden augurar más y más desempleo. Lo reconocía sólo pocas semanas atrás el propio FMI a través de su director gerente, Dominique Strauss-Kahn. Éste admitía que los ajustazos podrían conseguir un moderadísimo crecimiento, pero sin generar empleo. Las imposiciones del FMI, del Banco Mundial y del Banco Central Europeo, aparecen como recetas desesperadas, ineficaces y contraproducentes, de un sistema ultraliberal cuyo modelo de enriquecimiento especulativo y piramidal ha terminado por pinchar la burbuja generada durante años.
Stiglitz insiste con el paralelismo entre España y Argentina. El economista estadounidense, siempre crítico con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y sus recetas y «los mercados», dice que a Rodríguez Zapatero «se le imponen reglas de juego anacrónicas. Por ejemplo, disminuir los gastos, lo cual producirá desempleo muy superior al actual 20,3%, contracción de demanda real y fuerte resistencia social. Argentina vivió lo mismo en 2000-2001 y sólo políticas anticíclicas la sacaron de apuros en los años siguientes». Strauss-Kahn felicitaba hace poco a Rodríguez Zapatero por aplicar a rajatabla las medidas sugeridas por el FMI, asegurándole que no se arrepentiría de haberlas adoptado, a pesar del duro coste social que implican. ¿Y cuándo se verían esos frutos, según el FMI? En la semana que termina, el FMI anunciaba que el Producto Interior Bruto (PIB) de Canadá, Rusia e India supera este año por primera vez al de España. De esta manera España, que alardeaba de ser la octava potencia económica mundial, ha sido relegada de un plumazo al 12º puesto. Al presidente español no le gustará que alguien le recuerde ahora que en 2007 él auguraba públicamente que «en 2010 vamos a superar ligeramente a Alemania en renta per cápita». Alemania está hoy día en el 4º lugar, ocho puestos antes que España. El FMI prevé que España tendrá un crecimiento del -0.3% para 2010 (1.7% de media para Europa); 0.7% en 2011 y que sólo alcanzará un 2% (porcentaje a partir del cual se considera que se crea realmente empleo) en 2013.
Según el mismo informe del FMI, Argentina crecerá en 2010 el 7,5%, como Brasil (5,7% de media para América Latina y el Caribe) y el 4% en 2011.
Rodríguez Zapatero tendrá por tanto menos futuro prometedor para vender a los trabajadores y a los sindicatos, que el pasado 29 salieron a la calle para decir «no» a su recién aprobada reforma laboral y para advertirle de que no aceptarán tampoco su reforma de las pensiones, que entrará en breve a debate en las Cortes (Parlamento).
Días atrás, Rodríguez Zapatero sufrió además un revés político al ser derrotado en elecciones internas del gubernamental Partido Socialista Obrero Español (PSOE) por escaso margen, su candidata a presidir la poderosa Comunidad de Madrid (gobernación), la actual ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, frente al secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez.
Ese revés, según las encuestas hechas por distintos medios de comunicación, ha debilitado aún más al Psoe, quien aparece situado ahora más de diez puntos por detrás del opositor Partido Popular en intención de voto.
Fuente: http://sur.elargentino.com/notas/espana-al-borde-del-corralito
rCR