La situación de los bancos españoles se hace imposible por momentos al arranque de este junio de 2012. La crisis de Bankia salió bruscamente a la superficie un mes antes y el gobierno conservador del PP, aparte de comprometerse a una nacionalización con la que socializar las perdidas, no sabe de dónde sacar los 19 mil […]
La situación de los bancos españoles se hace imposible por momentos al arranque de este junio de 2012. La crisis de Bankia salió bruscamente a la superficie un mes antes y el gobierno conservador del PP, aparte de comprometerse a una nacionalización con la que socializar las perdidas, no sabe de dónde sacar los 19 mil millones iníciales que los directivos de la cuarta entidad bancaria española han pedido.
Las cifras reales necesarias para el conjunto del sistema financiero español oscilan, según las fuentes, entre 40 y 260 mil millones de euros. Y el gobierno ya ha reconocido que no tiene capacidad para hacer frente a esa descomunal socialización de pérdidas bancarias. El PP temé que una intervención de Bruselas en el mismo sentido que las ya realizadas en Grecia, Irlanda o Portugal sea su tumba política. Rajoy ha incumplido sistemáticamente todo su programa e incluso las propuestas improvisadas que ha venido realizando. Su enorme mayoría absoluta obtenida en noviembre pasado se ha desgastado rápidamente entre incumplimientos, improvisaciones, agravamiento continuo de la situación económica y social, y continuas movilizaciones. Su mayor temor es que una intervención de Bruselas lleve a una situación social y política como en Grecia.
Por lo tanto, busca una salida imposible entre el desplome de la economía y la desconfianza abierta de los mercados. La primera se refleja claramente en el brutal ascenso del número de desempleados, la fuga de capitales y el sostenimiento de bancos zombies, la segunda en la escalada de la prima de riesgo y la fuga de capitales. Es tal el temor suscitado por la parálisis del gobierno conservador español y la gravedad del sistema financiero que el G7 ha tenido que realizar una reunión de urgencia el 5 de junio.
Grecia es el eslabón débil de la crisis europea, pero España se ha convertido en el efecto multiplicador. La canciller Merkel es la principal cabeza visible responsable de haber agravado una crisis ya de por sí grave con su política de austeridad presupuestaria a todo trance. El stablishment europeo se encuentra en un callejón sin salida. Si cede ante España y acepta el salvamento de los bancos españoles directamente dará una bofetada a los griegos, a los portugueses y, sobretodo, a los irlandeses que acaban de aceptar en referéndum el plan de austeridad impuesto por Bruselas como premio por haber socializado las pérdidas de sus bancos. Pero sobretodo dará la razón a Syriza que exige renegociar el memorándum griego que ha impuesto las duras medidas a sus ciudadanos a cambio de ayuda económica, y en ese caso, Syriza ganaría las elecciones del 18 de junio.
A la canciller Merkel y al stablishment europeo les gustaría que Rajoy aceptase la intervención de Bruselas en su formato clásico o mantener la indefinición hasta las elecciones griegas con la esperanza en una victoria de Nueva Democracia y el PASOK. Las tensiones intra-burguesas a nivel mundial y, sobretodo, europeo están llevando la crisis a un callejón sin salida. El punto de bifurcación en Europa se decidirá en las dos próximas semanas.
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