Cada cierto tiempo gobernantes de países con historias entrecruzadas, unos recuerdan imperios otros haber sido sus colonias, se dan la mano para remarcar su desigual ubicación en el mundo actual. El apretón de extremidades superiores tiene el noble propósito de luchar contra el hambre en el mundo. Esta vez tocó el turno a Brasil y […]
Cada cierto tiempo gobernantes de países con historias entrecruzadas, unos recuerdan imperios otros haber sido sus colonias, se dan la mano para remarcar su desigual ubicación en el mundo actual. El apretón de extremidades superiores tiene el noble propósito de luchar contra el hambre en el mundo. Esta vez tocó el turno a Brasil y a su presidente Luiz Inacio Lula da Silva llevar la iniciativa en consonancia con su política de hambre cero. Ahora impulsa un proyecto a escala planetaria esperando resultados para el año 2015. España, Francia y Chile, aprovechando la cumbre de Naciones Unidas y el apoyo de su secretario general, Kofi Annan, secundan la propuesta. En total cuatro gobernantes asumen un discurso sin costo adicional y posan conjuntamente. Es lo que más gusta a los políticos. Declaraciones donde no hay que invertir un euro adicional.
No dudo de la buena fe de Lula, su mentor. Pero las medidas no comprometen a los firmantes. Los ocho puntos aprobados, llamados eufemísticamente instrumentos y orientaciones son un recordatorio moral y se mantienen en el campo de las sugerencias. Si se pusiesen en práctica entrarían en contradicción con los fundamentos de la economía de mercado, principios que acatan, al menos, tres de los cuatro firmantes: José Luis Rodríguez Zapatero, Ricardo Lagos y Jaques Chirac.
Veamos: 1) se considera necesario introducir la tasa Tobin sobre movimiento de capitales, 2) se acepta imponer un impuesto sobre el comercio de armas, 3) se decide profundizar en lucha contra evasión de capitales y vigilar los paraísos fiscales, 4) se apoyan las donaciones en las tarjetas de créditos para fines del desarrollo, 5) se potencia la contribución para la creación de los fondos éticos, inversiones responsables, promoción de empleo, protección del medio ambiente y el entorno ecológico 6) se decide desbloquear la ayuda al desarrollo obstaculizada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, 7) limitar los excesivos lucros bancarios en los cobros por el el envío de remesas de migrantes, mejorando sus envíos y 8) facilitar el financiamiento internacional.
Tal y como podemos observar, su aplicación supondría revolucionar el actual orden económico internacional. Lula seguramente está convencido de ello. Pero sus compañeros de viaje, ahora lo veremos, dicen una cosa y hacen otra. No cuesta nada preocuparse por el padecimiento de millones de personas que viven en condiciones de extrema pobreza. Así, los firmantes consiguen la adhesión de 55 Estados y otros 113 se solidarizan, aunque no saben bien ni cómo ni en qué condiciones. Son los beneficios de firmar contra el hambre y sentirse miembros de la condición humana un martes por la mañana.
El número de personas que muere por hambre crece todos los días y en los países del primer mundo las dietas para adelgazar esos kilos de más se pagan a precios astronómicos. Una enfermedad como la anorexia demuestra el extremo de las sociedades opulentas donde el suicidio por inanición es el resultado grotesco de la muerte por hambre del tercer mundo. El lado oscuro, la bulimia, comer desenfrenadamente y luego vomitarlo, es el hambre los países ricos. Devorarlo todo. Consumir, devastar, arrasar. La idea de progreso liberal que acompaña esta concepción termina en la guerra, la venta de armas y la destrucción masiva. Es necesario emprender menos batallas contra el hambre y dejar de hacer las políticas que las producen, dice El Roto en su tira cómica. Se necesitas 50 mil millones de dólares anuales para erradicar el hambre, permitir el acceso al agua potable para todo los seres, darle un techo y luchar contra las grandes epidemias; la comunidad internacional gasta 10 veces esa cantidad en publicidad. Harían falta 13 mil millones de dólares anuales para cubrir las demandas nutricionales y sanitarias básicas; cada año. Europa y Estados Unidos gastan 17 mil millones en la alimentación de mascotas domesticas.
Sin embargo, vamos a lo que vamos. Un día antes de firmar instrumentos y orientaciones para el hambre cero, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, y el ministro de Defensa de la monarquía española y el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono, en gira por los países de América Latina, acuerdan aumentar la compra de armamento en beneficio de unas buenas relaciones bilaterales. Bono, sin empacho declaró, «el éxito de esta misión depende de una sola cosa: que vendamos más». Ricardo Lagos contestó a Bono que: «apoyará una política de mayores compras por parte de las fuerzas armadas chilenas». Desde luego, el punto firmado el día después no se aplica, es decir, el impuesto sobre venta de armas. Faltaba más. Donde dije digo, digo Diego. Pero aquí no termina el desaguisado. Más tarde, José Bono sigue su periplo vendiendo armas por el continente, mientras su presidente lucha contra el hambre. En Colombia se reúne con Jorge Alberto Uribe, ministro de Defensa y empresarios españoles de armamento que le secundan en la visita. Se trataba de seguir con la política de Aznar en la venta de 48 carros de combate AMX-30 de segunda mano, obuses y otro material por valor de 6 millones de dólares. Es ésta venta y la de dos aviones C-212 de lucha anti guerrillera con costo derivado a la ayuda al desarrollo y sin desembolso para Colombia, estrategia seguida por el gobierno de Felipe González en la lógica de la política estadunidense, quien paga los costos reales. Se trata de reforzar la ayuda militar en la frontera con Venezuela dentro del plan Colombia.
Ante tal política de ayuda a Colombia, el presidente Hugo Chávez muestra preocupación y pide hablar con José Bono en escala técnica de regreso a España, Bono se desentiende, Chávez toma un helicóptero e invita a su embajador Raúl Morodo pidiendo explicaciones a un ministro sorprendido. Venezuela y España no pasan por un buen momento de relaciones. España vende armas y Chávez no quiere comprar. Una de sus especialidades: escopetas con balines de goma. Habría que preguntarse si las utilizadas en la frontera norte de México responden a la lucha contra el hambre en el mundo y tienen el sello de «fabricado en España».