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Esquilmar el capital ruso en la Unión Europea no es liberal

Fuentes: Rebelión

En su día ya apunté la contradicción entre proclamarse liberal en economía y dar por buenas las sanciones a Rusia: https://rebelion.org/sanciones-economicas-y-comerciales-a-rusia-donde-estan-los-defensores-del-libre-mercado/. Esquilmar el capital ruso confiado a los países de la UE a través de las inversiones que hicieron los rusos en nuestras economías es un acto de soberana estupidez cuando se prona la libertad de empresa, la seguridad jurídica y demás características de lo que es una economía de mercado liberal.

Ha quedado patente que las sanciones impuestas por los intereses de los Estados Unidos (o más correctamente de aquellos que ostentan el poder en dicho país), no han dado el fruto esperado de obligar a Rusia a una genuflexión de sometimiento, cuando no a doblar la cerviz. Si por la vía del estrangulamiento económico se pretendía la sumisión, se ha errado de cabo a rabo. La falta de inteligencia lleva aparejada el error y éste la desgracia. En ello andamos.

Si las inversiones rusas lo han sido en empresas de la UE, y ahora se las castiga, no ya con impuestos desmedidos (un supuesto ajenoal liberalismo económico), sino con la apropiación del fruto de dichas empresas, que deben retribuir el capital invertido, negamos la libertad de empresa y el reconocido derecho a retribuir la inversión si esta da fruto. ¿Cuántos países estarán pensando ahora aquello de “cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”? Cualquier inversor, incluso miembro de la UE, evalúa sus inversiones conforme a los parámetros de Liquidez, Seguridad y Rentabilidad, admitiendo el riesgo y ventura del negocio, pero sin contemplar otro expolio que el de los impuestos.

Cualquiera de las crisis económicas padecidas, han mostrado lo pronto que se intenta poner a salvo el capital de la empresa, frenando de inmediato las inversiones que se tenían previstas. No digamos si la amenaza es el poder de la UE para congelar y luego esquilmar a la empresa ¡Cuánto más no hará una empresa inversora extranjera! Sancionar ya es una muy mala señal, pero apropiarse los frutos del capital señala a los países miembros de la UE como inseguros para el retorno de la inversión. Tanto decir de países menos desarrollados para acabar haciéndolo peor que ellos.

Las inversiones inmobiliarias rusas, refugio de capital, y a la espera de la retribución de éstas, que sirven para revalorizar los inmuebles que poseen los lugareños por el efecto de la demanda añadida, carecen de atractivo si dejan de ser un activo cuyo propietario puede vender y recuperar su capital y el beneficio derivado del tiempo que ha durado la inversión y de la oportunidad en la compra o de la venta. Si prolongamos la repercusión de esas inversiones en la economía de algunos países de la UE, especializados en el turismo y, por ende, en el sector inmobiliario correspondiente, la gravedad para los autóctonos será supina. ¿Quién, siendo de otro país, va a venir a invertir en un activo real y visible como son los del sector inmobiliario, sujetos a un control por las diferentes administraciones, sabedores de que en cualquier momento pueden ser esquilmados por razones políticas? ¿Las inversiones en Marbella, en toda Málaga o en la costa levantina van a venderse en desbandada antes de que se le ocurra al Consejo de la UE financiar con ellas su ayuda a Estados Unidos a través y con la excusa de la guerra en Ucrania?

¿Y qué decir del ciudadano ruso que ha confiado sus depósitos a bancos de la UE? Si la banca requiere de la máxima confianza y sabemos que el dinero es huidizo, ¿adónde irá a depositar sus ahorros? ¿Acaso pensará en abrir una cuenta en bancos de la UE, cuando ve que se esquilma a su país? La confianza se desvanece y persiste en el tiempo la desconfianza. Si ha habido que instituir un Fondo de garantía de depósitos para tranquilizar a los depositantes, del que muchos ciudadanos dudan (es argumento bancario utilizado, el de que es más fiable este o aquel banco, que la garantía pública y de sobrevenir una crisis generalizada, sería imposible cubrir las cuentas de los depositantes). Por razones de intereses políticos de los Estados Unidos, vamos a crear una desconfianza tremenda en el sistema financiero de la UE.

Y aquellos que se consideran liberales en economía, defensores supuestos (de palabra) de la libre empresa callan porque saben que la economía no es libre y se rige y fundamenta en el poder, y ahí radica el problema, que la Unión Europea se ha visto impelida a elaborar una justificación ad-hoc para poder esquilmar los beneficios que resulten de los inversores confiados rusos, tan aplaudidos no hace apenas unos años, tan deseados. Vayan pensando en los movimientos que deberán hacer los inversores chinos y en las repercusiones que tendrán. Tengan presente el interés de los Estados Unidos en Taiwán y en que tesitura nos pondrán en ese caso, y en cómo, al igual que rusos y chinos se deshicieron de una parte de sus reservas en dólares, se desharán de las menos reservas que posean en euros. Los ciudadanos de esa Unión Europea lo pagaremos.

Fernando G. Jaén. Doctor en economía. Profesor Titular de la Universidad de Vic-UCC.

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