En honor a la verdad, la derecha venezolana nunca ha dejado de acariciar la ruptura violenta del proceso revolucionario. Su pertinaz propósito de interrumpir el desarrollo de la Revolución Bolivariana, sin apego a la Constitución, la ha conducido a una calle ciega, sin salida. El golpe de Estado del 2.002, el sabotaje petrolero, las guarimbas […]
En honor a la verdad, la derecha venezolana nunca ha dejado de acariciar la ruptura violenta del proceso revolucionario. Su pertinaz propósito de interrumpir el desarrollo de la Revolución Bolivariana, sin apego a la Constitución, la ha conducido a una calle ciega, sin salida. El golpe de Estado del 2.002, el sabotaje petrolero, las guarimbas y la plaza Altamira, la no participación en las elecciones parlamentarias del 2.005, la campaña de desprestigio hacia el poder electoral, la promoción de la violencia el 14 de Abril, el desconocimiento del triunfo de Nicolás Maduro, la guerra económica, la guerra mediática, entre otras acciones, han caracterizado la conducta aventurera y absurda de la oposición. Cuando ella abraza los cauces democráticos ha logrado éxitos que la posicionan en un espacio significativo de la población venezolana. Sin embargo, el factor de los «atajos» pareciera tener una mayor incidencia en el quehacer político de la derecha venezolana.
Actualmente, Venezuela vuelve a ser sometida a un plan de desestabilización y conjura contra sus instituciones. La decisión de la MUD de derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro la ha llevado a desatar un conjunto de acciones violentas. Para la fecha, han causado la muerte de 35 personas y más de 500 heridos. Igualmente, daños a instalaciones, edificios y transportes del Estado. La proclama golpista de Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma y algunos protagonistas del movimiento estudiantil es un hecho público y notorio. A ello, le sumamos la complicidad de Primero Justicia, AD, COPEI, Causa R, Bandera Roja, MAS, UNT, que apostando al doble juego, han sido incapaces de desmarcarse de esta nueva aventura. Afortunadamente, nuestro pueblo volvió a responder en defensa de la democracia, del proceso revolucionario y su legítimo gobierno, propinando una nueva derrota a la oposición. Como lo afirma José Vicente Rangel: La fatalidad acompaña a la oposición venezolana.
Es cierto que el 12 de Febrero se inicia la etapa violenta. Pero este plan comenzó hace rato. FEDECAMARAS, Conindustria y otros actores económicos, articulados con los intereses imperiales, inician un período de desabastecimiento programado, de escandalosa especulación y acaparamiento. Sobre todo, de productos de la cesta básica, buscando generar un clima de molestia y rechazo a la gestión gubernamental. Ello, aunado al malestar provocado por el problema de la inseguridad parecía conformar una mezcla explosiva propicia para darle inicio a la fase del derrocamiento. Y entonces ¿qué ocurrió? ¿Cómo explicar este nuevo fracaso de la derecha? ¿Por qué la mayoría de la población opositora no acompaño esta locura?
Lo primero que debemos señalar es lo inconstitucional del plan de la MUD. Resulta totalmente un exabrupto la solicitud de renuncia al Presidente Maduro. La promoción de un golpe de estado para sustituir el gobierno legítimamente constituido no es ni será acompañado por la gran mayoría de la población. Sabe que la Constitución Bolivariana posee los mecanismos para darle salida, a esta pretensión. No obstante, la irresponsable oposición ha pretendido justificar todo el accionar violento durante estos 30 días, invocando el artículo 333 de la Carta Magna. Mayor torpeza, imposible. Aquí resaltamos la conciencia política de nuestro pueblo.
Otro aspecto importante es la nueva versión del golpe de estado. No se trata del clásico. La unión cívico-militar que sustenta a la Revolución Bolivariana imposibilita recurrir al expediente tradicional. Sobre la ideología del odio han intentado generar un enfrentamiento de clases que derive finalmente en una guerra civil. Promover una crisis política de grandes proporciones para crear las condiciones de la intervención foránea que supuestamente restituiría el nuevo orden. Pero nuevamente el fascismo y su dirección política se equivocan. El racismo, la exclusión, el odio, la subestimación, la segregación, la mentira han imposibilitado la conexión de esa «realidad virtual» con nuestra población. Nuevamente se olvidaron de algo fundamental: El Pueblo y su verdad. Esa gran mayoría chavista demostró un alto grado de responsabilidad y compromiso con la estabilidad política de República, con la paz ciudadana, con la convivencia. EEUU, las hordas fascistas de la clase media y la MUD se quedaron esperando la respuesta violenta del chavismo. Las instrucciones del presidente Nicolás Maduro a nuestro pueblo y a las FANB desenmascaró el plan opositor. Ha quedado evidenciada la violencia opositora. Además, derrotada por la paz del chavismo.
Una vez más, los medios de comunicación juegan su papel. Siempre han sido los grandes aliados en estas aventuras de la oposición. Han escondido la verdad. Una intensa campaña a nivel internacional ha creado falsos positivos. Han puesto en circulación una información tergiversada, la mentira sistemática, para alimentar aun más el odio, para exacerbar la ira en contra del gobierno, para quebrar la unidad de la FANB, para satanizar la naturaleza de los Colectivos sociales. La información expuesta por la hegemonía comunicacional de las grandes corporaciones mediáticas le han vendido al mundo que Venezuela está punto de una guerra civil. Que la violencia es ejercida por el gobierno. Que las manifestaciones «pacíficas» de los estudiantes son brutalmente reprimidas. Para fortalecer la veracidad de la manipulación informativa, han colocados imágenes y fotografías que pertenecen a hechos ocurridos en Chile, Siria, Egipto, España, Grecia y Ucrania. Esta burda distorsión de la verdad ha chocado contra una realidad incuestionable: la mayoría de los muertos apoyaban al proceso revolucionario, los daños causados a edificios, transportes, locales, establecimientos, universidades, embalses, entre otros, pertenecen a instituciones públicas. Siguiendo esta lógica, el gobierno estaría propiciando su propia desestabilización. Pero todo ha quedado al descubierto. Nuevamente, se quedan con los crespos hechos.
Otro aspecto que resulta insoslayable se refiere a la conducción política del presidente Nicolás Maduro. Ha sido impecable. Ha logrado tejer una victoria con sabiduría, con hidalguía, con valentía. Frente a la violencia de la oposición interpuso el diálogo. Se aferró a la estrategia de la paz ante la vorágine fascista. Prohibió el uso desmedido de la fuerza pública. Actuó con firmeza para aprehender a los responsables materiales de estos hechos violentos. Ha demostrado poseer una extraordinaria voluntad para superar las dificultades de gestión pública.
Sin temor a equivocarme, la oposición venezolana ha cometido la mayor torpeza de estos últimos años. Los muertos, los heridos, los presos y los detenidos , los destrozos a bienes públicos, las guarimbas, las barricadas, el terrorismo, la presencia paramilitar, la alteración del orden público, la violación de los derechos a la educación, a la salud y al libre tránsito constituyen parte importante del balance de esta nueva derrota al fascismo.
Ganó la Paz, la Revolución Bolivariana y el legado de nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez.
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