Recomiendo:
0

¿Está Dios secuestrado en Guantánamo?

Fuentes: Rebelión

En virtud de la poca o ninguna información que ha habido en los últimos años acerca del paradero de Dios, la dirección del periódico para el cual trabajo me encomendó realizar una investigación respecto de tan extraña desaparición. Por supuesto, lo primero que hice fue buscar en Google, y ¡sorpresa!: No conseguí nada importante, salvo […]

En virtud de la poca o ninguna información que ha habido en los últimos años acerca del paradero de Dios, la dirección del periódico para el cual trabajo me encomendó realizar una investigación respecto de tan extraña desaparición. Por supuesto, lo primero que hice fue buscar en Google, y ¡sorpresa!: No conseguí nada importante, salvo las irracionales y contradictorias versiones de que «Dios está en todas partes» y «Dios está en el cielo».

La lógica me indujo a una segunda fuente: la CIA, la omnipresente, omnisapiente y omniperturbadora agencia de inteliterror norteamericana. Así que hice contacto con un antiguo desertor de la misma que me había sido presentado unos años atrás en Berlín. Éste me dijo que no sabía mucho pero me dio un dato: Dios estaba incluido como uno de los terroristas más peligrosos en una lista secreta del Departamento de Estado, la razón: la destrucción de Sodoma y Gomorra. Pero no sabía más nada. Así que continué mi pesquisa.

En París contacté a un viejo camarada de la KGB. Éste confirmó la anterior versión y agregó: En vista de la persecución desatada en su contra por la CIA, Dios solicitó apoyo al Vaticano y se refugió en la santa sede. Estuvo algún tiempo allí, pero asqueado de las tantas intrigas e infamias palaciegas de los cardenales y otros monseñores, decidió escabullirse ayudado por algunos obreros del Vaticano. Pero en Milán (de acuerdo con fuentes anónimas del Mossad) fue secuestrado por la CIA, la cual a través de los vuelos secretos autorizados criminal y desvergonzadamente por gobiernos europeos, se lo llevó presumiblemente a Irak, luego a Afganistán y de allí a Guantánamo.

Fui hasta Irak, allí presencié el horror de los ataques de los marines estadounidenses en contra de barrios llenos de mujeres, niños y ancianos. Constaté el sufrimiento de los sobrevivientes de Faluya. Vi en sus calles desiertas los cadáveres de perros, aves y personas abrasadas por un fuego infernal, provocado por las bombas de fósforo blanco del Pentágono. Pregunté por Dios, nadie sabía nada de él.

Luego viajé a Kabul, Kandahar y Jalalabad, y en el Afganistán bombardeado, invadido, ocupado y destruido por los ataques de las fuerzas aliadas de EEUU y Gran Bretaña desde 2001, pude confirmar lo que otros colegas me habían comentado: ni democracia, ni derechos humanos, ni justicia ni libertad para el pueblo afgano, sólo más dolor y sufrimientos para las mujeres y niños de ese país. Tampoco allí obtuve noticia alguna sobre la presencia de Dios por aquellos lugares.

Imposible ir a Guantánamo. Ese es territorio prohibido. Para el gobierno de Geoge W. Bush Guantánamo es el infierno para los escarnecidos de la Tierra. Sin embargo, al parecer allí tampoco ha estado Dios. Eso se desprende de lo que me informaron en Londres Jamil el-Banna, Omar Deghayes y Adennour Samuer, tres prisioneros británicos liberados de la terrorífica cárcel el pasado 10 de diciembre. Me comentaron que durante los tortuosos e infames interrogatorios a los que fueron sometidos durante los años que permanecieron secuestrados por el gobierno estadounidense, clamaron a Dios, le rogaron su auxilio, pero éste nunca ocurrió en su ayuda.

«De estar en Guantánamo tendría que ser en un lugar muy aislado porque ninguno de nosotros sintió su presencia.» Me comentó Adennour Samuer.

Ahora bien, de acuerdo con las evidencias logradas en mi investigación puedo concluir: Uno, ciertamente Dios fue secuestrado en Milán por la CIA y sacado de Europa en alguno de los famosos vuelos secretos. Dos, presumiblemente no fue llevado ni a Irak ni a Afganistán, pues en ninguno de estos sufridos países se ha sentido su presencia. Tres, los secuestrados de Guantánamo no lo han visto en el infierno.

Entonces, cabe preguntarse: ¿Dónde está Dios? Me atrevo a formular tres hipótesis: Primera: Dios logró escapar de sus captores de la CIA y se encuentra huyendo, tal vez escondido en algún recóndito lugar del mundo. Segunda: Dios sigue en poder de la CIA y permanece secuestrado en alguna de sus cárceles secretas, podría ser en Guantánamo, pero completamente aislado del resto de los prisioneros. Tercera: la más drástica y terrible: DIOS FUE ASESINADO POR LA CIA por órdenes directas de la Casa Blanca.

En cualquiera de los casos enunciados es evidente que muy poco o nada puede hacer Dios por la libertad, la vida, la justicia y la paz.

Ante tales circunstancias, es irrefutable verdad que sólo en manos de mujeres y hombres de buena voluntad es posible alcanzar la liberación, acabar con la guerra y alcanzar la justicia y la paz que tanto añoramos en el mundo.