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Estado alemán ha inyectado 1,2 billones en Este alemán desde 1990

Fuentes: Deutsche Welle

El Estado alemán ha inyectado la astronómica cifra de 1,24 billones de euros (1,5 billones de dólares) en los seis Estados federados de la antigua Alemania Oriental desde 1990, sin que su economía haya podido despegar. Con un desempleo muy por encima de la media de toda Alemania, del 22 por ciento, incluido el paro […]

El Estado alemán ha inyectado la astronómica cifra de 1,24 billones de euros (1,5 billones de dólares) en los seis Estados federados de la antigua Alemania Oriental desde 1990, sin que su economía haya podido despegar.

Con un desempleo muy por encima de la media de toda Alemania, del 22 por ciento, incluido el paro no oficial, el Este alemán acusa un crecimiento económico aletargado, una productividad laboral por debajo de la media nacional y una endémica falta de inversiones.

Joachim Ragnitz, del Instituto de Investigación Económica de Halle, opina que el balance económico del Este germano, quince años después, es mucho peor que lo expresado en la mayoría de los informes oficiales por el inaceptable y alto nivel del desempleo y la desaceleración económica en esa región.

La situación actual en la tercera economía mundial, con un Producto Interior Bruto (PIB) de 2,2 billones de euros (2,6 billones de dólares) en 2004, es depresiva como consecuencia de una serie de decisiones erróneas tomadas en el proceso de reunificación, según el experto.

Desde 1995 hasta 2004, el crecimiento del PIB alemán registró una media de sólo el 1,2 por ciento, un porcentaje similar al de Alemania occidental (1,26 por ciento) antes de la fusión de los dos Estados.

Tras la reunificación, hubo que sanear la maltrecha economía de los seis Estados que componían la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), para lo que se recurrió, en gran medida, a un mayor endeudamiento fiscal y al traspaso de diversos costes al sistema de financiación social.

Transferencias financieras debilitan a Alemania

Al ritmo de 83.000 millones de euros anuales, o el 4 por ciento del PIB de Alemania occidental, las transferencias hechas a la parte oriental ascienden a la astronómica cifra de 1,24 billones de euros (1,5 billones de dólares) en estos quince años.

Sin estas transferencias, la demanda en el Este sería el 25 por ciento más baja y la economía funcionaría a un ritmo del 55 por ciento del nivel que mantiene Alemania occidental, un 9 por ciento menos que en la actualidad.

El problema de estas transferencias financieras es que debilitan las perspectivas de crecimiento de la economía de los Estados occidentales, apunta el experto.

La deuda pública del país respecto al PIB ha aumentado del 41,8 por ciento en Alemania occidental en 1989, poco antes de la reunificación, al 66,4 por ciento para el conjunto del país en 2004.

Si el presente panorama alemán es sombrío, el futuro lo es más aún por la curva demográfica decreciente, un factor negativo para el crecimiento económico y la financiación de las muy costosas prestaciones de seguridad social y del plan estatal de pensiones, según cálculos del Instituto de Investigación Económica de Halle.

Una serie de factores adversos

A fecha de hoy, el Este alemán se caracteriza por un rápido descenso de la población, que desde 1989 había disminuido en 1,7 millones de personas, hasta 13,5 millones en 2004, una pérdida de más del 10 por ciento de sus habitantes.

Una de las causas de esta evolución es el ínfimo índice natalicio, de tan sólo 0,8 niños por mujer, pero también la migración neta hacia Alemania occidental, de hasta 50.000 personas por año, ha contribuido a la negativa evolución demográfica.

Las pésimas condiciones laborales son una razón de la continuada emigración de Alemania oriental, ante todo de jóvenes y la mano de obra mejor cualificada, que intenta hallar trabajo en los Estados occidentales.

Todos estos factores adversos y la necesidad de recortar las transferencias de recursos financieros al Este, para que Berlín pueda satisfacer los criterios de Maastricht sobre el gasto público, alejan cada vez más la posibilidad de una convergencia de la parte occidental con los nueve Estados federados orientales, apunta Ragnitz.