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Estados Unidos: El dominio de una oligarquía

Fuentes: alencontre.org

Todos los años la revista Forbes publica la lista de los «400 americanos más ricos». El número especial de Forbes acaba de salir. Y nos ofrece una primera indicación: para entrar en el club de los «400 más ricos» es necesario disponer, al menos, de 750 millones de dólares. Son ellos los grandes beneficiarios de […]

Todos los años la revista Forbes publica la lista de los «400 americanos más ricos». El número especial de Forbes acaba de salir. Y nos ofrece una primera indicación: para entrar en el club de los «400 más ricos» es necesario disponer, al menos, de 750 millones de dólares. Son ellos los grandes beneficiarios de que el «debate» Bush-Kerry no pase de un gran teatro de sombras.

El poder de los proprietarios

El individuo más rico continúa siendo el propietario de Microsoft: Bill Gates. Su fortuna está estimada en 48 mil millones de dólares. Se trata de la fortuna líquida, descontadas todas las eventuales deudas. Lo que no es secundario para el fisco, aunque la creación de una fundación tenga una gran eficacia en el plano fiscal. Lo que Bill Gates sabe perfectamente: su fundación compite con ciertos programas de las Naciones Unidas. Algunos profesores de Saint-Gall van a proponer, ciertamente, por una preocupación de eficacia, privatizar las Naciones Unidas.

Tiene un lugar en esta lista la familia que controla el gigante de la distribución Wal-Mart: los Walton. Cinco de sus miembros tienen derecho a esta inminente distinción. Sin embaro, un empleado de Wal-Mart, trabajando a tiempo completo, 15 mil dólares por año. Mientras tanto, la política del gran distribuidor es de privilegiar el trabajo a tiempo parcial obligatorio, loq ue facilita la flexibilización. Así, la gran mayoría de los empleados no alcanza a recibir 11 mil dólares por año; lo que está por abajo de la «línea de pobreza». Por otro lado, es necesario ser empleado al menos con dos años en Wal-Mart para disponer de seguro de salud. Como la rotatividad es muy grande, solamente el 38% de los asalariados de Wal-Mart están cubiertos por el seguro de salud ligado al contrato de trabajo. Esto sin decir que la «caza a los sindicatos» es una de las especialidades de la familia Walton.

Warrens Buffet, que dirige el célebre fondo de inversiones Berkshire Hathaway, está bien situado en la lista de Forbes: su fortuna es estimada en 41 mil millones. El se convirtió en consejero del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger; este estado gigantesco tiene un déficit de 40 mil millones de dólares, lo que fue una de las justificaciones para cortar brutalmente el presupuesto de las políticas sociales.

El propietario de Oracle, la empresa que edita sistemas operacionales para Internet, Lawrence Ellison, se encuentra en la 10ª posição com 13,7 mil millones de dólares.

Rupert Murdoch está en 27ª posición, con 6,9 mil millones. El semanario Business Week describía recientemente el peso político-mediático de Murdoch: «Sus programas de televisión cubren 5 continentes…El controla 175 diarios, incluído el New York Post y el Times de Londres. En los Estados Unidos, él posee Twentieth Century Fox Studio, Fox Network y 35 estaciones de televisión que cubren 40% del país. Sus canales de TV a cable incluyen a Fox News, en pleno crecimiento…». Según Business Week, una familia de cada cinco, en algún momento del día, está conectada a una red perteneciente a Murdoch o a un producto de una de sus empresas. Murdoch es un adepto de la derecha del tipo más duro. El juega un papel en la difusión del pensamiento neoconservador de Bush, cuyas elaboraciones se difunden entre otros medios a través de la Weekly Standard, propiedad de Murdoch.

Otro miembro del grupo billonario se llama Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York, ligado estrechamente a Wall Street.

En otros términos, Forbes describe una oligarquía que posee un peso socio-político muy superior a lo que algunos llaman «clase política» que, en lo esencial, no es mas que la representante de sus intereses en el Congreso norteamericano. Estos super-ricos, para utilizar una forma corriente en los Estados Unidos, concentran en sus manos un trillón de dólares. Es difícil concebir una suma tal. Para hacerlo tomemos un ejemplo. Según los especialistas, el déficit del presupuesto federal norteamericano para 2004 será de precupante: 422 mil millones. Es decir, la mitad de las fortunas de estas oligarquías.

Los rendimientos de los presidentes-directores de las empresas con acciones en la bolsa participan de la apropiación concentrada del valor incrementado. Existe una estadística del rendimiento medio de los presidentes-directores norteamericanos. Su evolución es interesante. En 1989, este rendimiento representaba 71 veces el rendimiento medio de los trabajadores. En 2003, 185 veces más. Según la última publicación del Economic Public Institute, The State Working América 2004-2005, en 2003, un presidente-director tenía que trabajar un día y medio para obtener la suma equivalente del rendimiento medio de un templeado que trabaja 52 semanas. Como dice el estudio citado: «Solamente en un país, Suiza, la retribución de los presidentes-directores se aproxima, pero no llega al 50% del rendimiento de un presidente-director norteamericano.»

Una bipolarización creciente

La acumulación de riquezas en un polo de la sociedad remite a la pauperización del otro polo. En 2003, 12,5% de la población norteamericana, o sea, 36 millones de personas, vivían abajo de la «línea de pobreza, es decir, no llegaban a recibir 18.660 dólares (anuales) para una familia de cuatro miembros. Múltiples institutos demuestran que esta línea no tiene sentido si tomamos en cuenta la relación entre las necesidades de una familia-tipo (el padrón de vida modesto usual) y sus rendimientos.

En 2000, el número de personas viviendo bajo la «línea de pobreza» se situaba en 31,6 millones y en 2002 en 34,6 millones. Si tomamos como referencia un rendimiento de 37. 320 dólares, o sea, el doble del rendimiento de referencia para la pobreza, 87,2 millones de personas vivían con un rendimiento inferior a este monto en 2002.

Un mito muy difundido en otros países: los norteamericanos serían un pueblo de accionistas. Pero, las últimas encuestas indican que el 48% de las familias no disponen de ninguna acción, de ningín título. A esto podemos sumar el 11,8% que no poseen ni 5 mil dólares en acciones.

La concentración de la propiedad accionaria no para de crecer. Así, el 1% de los accionistas más ricos aumentaron en 30,1% su patrimonio entre 1980 y 2001.

La «fortuna» de la mayoría de los asalariados reside más que nada en la propiedad de sus casas, esto cuando no está totalmente hipotecada. Además, la tasa de endeudamiento de las familias no cesa de crecer. En 2001, las familias que disponían de un rendimiento en la faja entre 40 y 90 mil dólares gastaban, en promedio, 16% de todo lo que recibían apenas para pagar sus deudas.

Igual de lo que ocurrió en Suiza y en otros países, la oligarquía financiera fue liberada de impuestos. La fundación Citizen For Tax Justice publicó recientemente un informe titulado: «Corporate Income Taxes in The Bush Years».

Este estudio muestra que, entre las 500 principales empresas norteamericanas clasificadas por Fortune, las 275 que habían declarado ganancias de manera consecutiva en el curso de 2001, 2002 e 2003 escaparon largamente a los impuestos del Estado Federal. De hecho, 82 de ellas no pagaron impuestos. Toda la legislación fiscal tiende a reducir los impuestos sobre los super-ricos y las ganancias de las empresas.

Así, el estudio citado constata, para el período fiscal 2002-2003, que los impuestos sobre las cuentas de las grandes empresas representan la participación fiscal relativa más baja desde la Segunda Guerra Mundial, a exepción de un único año bajo el período Reagan. Los impuestos sobre las ganancias descienden.

En los Estados Unidos, como en otros países, reina una consigna: no hay dinero suficiente para la salud, para los servicios sociales, etc. De hecho, por detrás de estos números, surge de manera mas cruda que en el pasado, la brutalidad de las modalidades de apropiación privada de plusvalía producida por los asalariados. Es difícil de separar esta constatación de la política de seguridad desarrollada en los Estados Unidos, de las campañas anti-sindicatos, de la despolitización sustancial de la sociedad ilustrada tanto por el contenido como por la forma del «debate» Bush-Kerry.

29 de septiembre 2004

* Economista marxista, militante del Movimiento Por el Socialismo y del movimiento de solidaridad con los derechos de los inmigrantes. Miembro de ATTAC (Suiza) y director de la revista À l`encontre-La Breche. El artículo fue publicado en: www.alencontre.org

La traducción al español es de Correspondencia de Prensa; al portugués es de Marxismo Revolucionario Atual: www.marxismorevolucionarioatual.org