La Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- fue fundada el 4 de abril de 1949. El próximo año celebrará su 60 aniversario con el despliegue de formidables máquinas de guerra ideadas para matar y destruir, con nuevos planes de agresión militar a cualquier país de la tierra con el pretexto de cumplir «misiones de […]
La Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- fue fundada el 4 de abril de 1949. El próximo año celebrará su 60 aniversario con el despliegue de formidables máquinas de guerra ideadas para matar y destruir, con nuevos planes de agresión militar a cualquier país de la tierra con el pretexto de cumplir «misiones de paz», y con la aplicación de novedosas políticas y estrategias que demuestren a la población mundial su poderío bélico colectivo. Entre sus nuevos objetivos constan la redefinición de estrategias militares y políticas, la expansión territorial mediante la incorporación de nuevos Estados de Europa del Este, proteger los corredores de los hidrocarburos en Oriente Medio, cerrar el cerco armado a Rusia y abrir los caminos que sean necesarios para un posible enfrentamiento a China Popular, potencia que rivalizará con el imperio en los años venideros.
La sede de la OTAN está en Bruselas y el acta fundacional fue suscrita por Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Holanda, Portugal, Canadá y Estados Unidos. En 1953 se incorporaron Turquía y Grecia, en 1955 Alemania Occidental y en 1982 ingresó España. Los tres primeros países que eran miembros del Pacto de Varsovia y que fueron «admitidos» por la Alianza Atlántica son Hungría, Polonia y la República Checa. Ahora quiere Ucrania, Georgia y todas las repúblicas que conformaron la desaparecida Unión Soviética.
La OTAN fue concebida como una fuerza militar colectiva de Occidente, destinada detener y enfrentar «la amenaza soviética» y para derribar la «cortina de hierro», inventada por el primer ministro inglés Winston Churchil. En la actualidad es el imperio norteamericano el que impone su poder hegemónico en la Organización y es quien decide su acción militar de conformidad con sus necesidades coyunturales surgidas de sus estrategias geopolíticas. Así decidió la guerra en Kosovo, la invasión a Afganistán, el apoyo logístico a Estados Unidos en la invasión a Irak y el último desplazamiento con armamento nuclear incluido, cuando se produjo el problema de Osetia del Sur, Georgia y Rusia. La OTAN está presente en el Mar Negro.
Al respecto, el profesor Joel Sangronis Padrón, de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralat, de Venezuela, sostiene que el caso del conflicto entre Georgia y las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjazia, presentado en un primer momento por las grandes agencias mundiales de la información como uno de los tantos conflictos interétnicos que cada cierto tiempo tiñen de sangre esa región, el análisis más profundo y detallado permite formular cuestionamientos a esta tesis.
Desde su separación de la antigua Unión Soviética, y sobre todo desde la llegada de Mijail Saakashvili al poder en el 2003, de la mano de una de las revoluciones de colores que el Departamento de Estado estadounidense promovió entre las ex repúblicas soviéticas para establecer en ellas gobiernos afines, Georgia ha actuado en la práctica, aún si ser parte formal de este organismo, como una base de la OTAN.
Agrega que hay que recordar que la OTAN dejó de funcionar como un organismo de defensa paneuropeo frente a una hipotética agresión soviética desde el momento en que este país dejó de existir en el año 1.991. A partir de la disolución de la URSS, la OTAN va a modificar su estructura, su naturaleza y sus fines: de un organismo nominalmente defensivo va a convertirse en un instrumento militar de la política imperial de Estados Unidos en todo el mundo, con intervenciones en África, acuerdos de mutua defensa con Kuwait, invasión militar a Afganistán y ejercicios militares contra una hipotética amenaza terrorista en Latinoamérica, en este caso Venezuela. ¿Por qué será?
La desintegración de la Unión Soviética obligó a la disolución del Pacto de Varsovia. Este es un hecho de la mayor trascendencia para Estados Unidos y la OTAN que de inmediato planificaron extender sus dominios hacia Europa del Este. Ya en 1989 el Secretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, advertía que disminuida la «amenaza soviética» la OTAN estaba obligada a aumentase su poder para garantizar la paz a niveles europeos y planetarios. Brzezinski en 1998 destacaba el valor estratégico de Eurasia en el «gran tablero mundial». Con semejantes ideólogos, la OTAN tenía vía libre para penetrar profundamente en las ex repúblicas soviéticas y en la práctica extender sus dominios hasta la misma frontera con Rusia a la que el imperio considera su enemigo natural o su rival en Europa, ya que Rusia cuenta con un enorme potencial en recursos naturales, energéticos y humanos. Estados Unidos no puede permitir, por su propia sobre vivencia, que Rusia forme alianzas con Europa Occidental que cuenta con un extraordinario desarrollo industrial.
Las decisiones del imperio para mantener su hegemonía que hoy está absolutamente perdida, incluyen a la OTAN. Juntos se convierten en una amenaza que de una u otra forma afecta a millones de seres humanos no sólo en Europa sino en Medio Oriente, África, Asia y América Latina. Las «misiones de paz» que dizque son diseñadas para garantizar las democracias, defender los derechos humanos y las libertades de los pueblos, en la realidad son guerras abiertas y francas invasiones armadas que siembran muerte y destrucción. Ni a Estados Unidos, ni a la OTAN interesa el respeto al Derecho Internacional y menos aún, respetar el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados libres y soberanos.
Los Estados Unidos actúan por sobre las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas. Stella Colloni, periodista e investigadora venezolana afirma que las Naciones Unidas desempeña «una presencia de papel en todos los conflictos». Estados Unidos y la OTAN pisotean flagrantemente la Carta Fundamental de la ONU que sostiene: «ningún país miembro puede adoptar medidas coercitivas sin autorización del Consejo de Seguridad».
Estados Unidos y la OTAN forman una potencia bélica nunca antes vista en la historia de la humanidad. El sueño de esta maquinaria de guerra es dominar al mundo, apoderarse de sus recursos y riquezas, esclavizar por hambre y pobreza a los pueblos de los cinco continentes. El potencial bélico ha sido probado en la ex Yugoslavia en donde los misiles «inteligentes», cohetes, bombas sísmicas y de fragmentación, bombas de racimo con uranio empobrecido cayeron en zonas residenciales de Kosovo y otras ciudades. Nunca se sabrá el número exacto de muertos civiles entre hombres, mujeres, niños y ancianos. Ni hospitales, ni escuelas, ni ferrocarriles, ni puentes, fueron respetados por los «bombardeos inteligentes», y jamás se sabrá la cantidad de muertos y heridos que han ocasionado en Afganistán, en África, en Medio Oriente y en otras zonas del planeta, cuando Estados Unidos y la OTAN intervienen con las tristemente célebres «misiones de paz».
El imperio y su OTAN no engañan a nadie, pero es preciso denunciar sus maquinaciones infernales para que todos los pueblos sepan quiénes son sus enemigos. Por ejemplo, la movilización de la OTAN al Mar Negro y a las cercanías del Cáucaso no es accidental, ni preventiva. Es la consecuencia lógica del conflicto generado por Georgia en Osetia del Sur. Sangronis Padrón afirma que los días 1 y 2 de julio de este año, en la ciudad georgiana de Batumi se realizó una cumbre de la Organización para la Democracia y el Desarrollo Económico que integran Georgia, Ucrania, Azerbaiján y Moldavia, (GUAM) organización que ha funcionado como un apéndice de la OTAN. Allí, con Estados Unidos y la OTAN se habría planificado el ataque de Georgia a Osetia del Sur, ya que sin el apoyo de la OTAN, jamás la Georgia de Saakashvili se habría atrevido a provocar a Rusia. La estrategia de la OTAN, en este caso, al parecer, sería actuar con mano ajena para provocar a Rusia.
Pero no sólo Rusia es el objetivo de Estados Unidos y la OTAN. Sangronis dice que hay que recordar que para algunos de los ideólogos neoconservadores, el principal rival de la hegemonía de Estados Unidos en el siglo XXI será China; de hecho la invasión a Afganistán nunca estuvo dirigida a destruir esa fantasmal organización a la que los medios de comunicación occidentales han bautizado con el nombre de «Al Qaeda», esa invasión contra quien siempre estuvo dirigida fue contra China; impedir que los recursos energéticos iraníes y de Asia Central pudieran llegar a China a través de Afganistán fue la causa verdadera de la guerra que los Estados Unidos y la OTAN le han declarado a ese país».
En 1991, la OTAN, la más poderosa maquinaria de guerra que haya conocido nunca la humanidad, al celebrar su 50 aniversario bombardeó a Yugoslavia. Sus objetivos no fueron sólo militares ya que a la tierra de Tito la convirtieron en polígono de tiro para probar nuevas armas dotadas con tecnología de punta, pero sobre todo fue para convertir a Yugoslavia y Albania en una inmensa base militar que sería la cabeza de puente para una futura invasión a China y para, desde ese año, proteger los campos hidrocarburíferos de la región y para controlar el corredor del Cáucaso, puesto que ya sabían que Estados Unidos y la OTAN tenían que invadir a Irak para apropiarse de su petróleo que es la segunda reserva más grande del mundo. En el año 2009, la OTAN cumplirá 60 años y cabe preguntar: ¿Con qué guerra, a qué país atacará para celebrar sus primeros sesenta años de amenaza militar permanente a la humanidad entera?
Como decíamos en un anterior documento, lo que pasó en Kosovo, lo que ocurre en Afganistán, son muestras concretas de lo que puede ocurrir en nuestra América Latina si se permite que la OTAN -con cualquier pretexto- llegue a nuestras patrias. Ya con Estados Unidos y sus bases militares que copan nuestra América Latina y el Caribe, la lucha contra el poder imperial se torna titánica y mucho más difícil será con la OTAN en nuestras casas, pero al precio que sea necesario, la liberación de nuestros pueblos es inexorable.