La «Carta al pueblo brasileño» fue escrita después del encuentro realizado en Sarzedo, en el estado de Minas Gerais y denuncia ataques del gobierno de Jair Bolsonaro (sin partido) a la soberanía de los pueblos, destacándose en particular la propuesta de regularización de la propiedad agraria que, según el Movimiento, «quiere entregar 70 millones de […]
La «Carta al pueblo brasileño» fue escrita después del encuentro realizado en Sarzedo, en el estado de Minas Gerais y denuncia ataques del gobierno de Jair Bolsonaro (sin partido) a la soberanía de los pueblos, destacándose en particular la propuesta de regularización de la propiedad agraria que, según el Movimiento, «quiere entregar 70 millones de hectáreas de tierras públicas, especialmente en la Amazonía, a quien deforestó, destruyo, evadió impuestos y asesinó pueblos».
«Bolsonaro legitima la acción de los sicarios contratados por el agronegocio, autoriza el exterminio, deforesta la selva y destruye la biodiversidad. Todo para expandir la frontera agrícola, la minería y las ganancias de las empresas transnacionales. Defender la Amazonía es defender Brasil, los pueblos, sus territorios, la vida y el medio ambiente.»
En el texto, el MST reafirma su misión con la Reforma Agraria, contra la retirada de derechos del pueblo brasileño, en defensa del medio ambiente y de la soberanía nacional y se posiciona al lado de la «lucha justa del pueblo por su liberación y por una vida sin la lógica perversa de la acumulación del agro negocio y de la minería».
Carta al pueblo brasileño
Desde las tierras inconfesadas y rebeldes de Minas Gerais, y solidarios con las familias de las víctimas de la Vale en Mariana y Brumadinho, la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, reunida en enero de 2020, reafirma su compromiso con la organización popular, la lucha por Reforma Agraria y la transformación social.
Testimoniamos aquí en estas tierras la agresión del capital a los bienes de la naturaleza y las condiciones de vida del pueblo, generando la muerte de personas, ríos, plantas y toda biodiversidad, como peaje a la saña de su lucro incontrolable. Aquí estamos para afirmar la lucha justa del pueblo por su liberación y por una vida sin la lógica perversa de la acumulación del agronegocio y de la minería.
El capital, en profunda crisis, impone a los pueblos del mundo desempleo, hambre, retirada de derechos sociales, precarización del trabajo, violencia, exterminio, privatizaciones, destruición del medio ambiente, expropiaciones, saqueo de los bienes naturales y de los recursos estratégicos. Promueve guerras de todo tipo y amenaza la existencia humana, sea por su proyecto destructivo a la naturaleza, pero también por su agenda ultraliberal que acentúa la desigualdad social y aumenta los privilegios de la clase dominante.
Este proyecto de muerte es neofascista, odia la democracia y la participación popular. Produce gobiernos de extrema derecha y Estados serviciales a los intereses de los más ricos. Promueve golpes, desestabiliza economías e incita al caos social.
En Brasil, el gobierno de Bolsonaro entrega el país a los intereses de los Estados Unidos, nuestras tierras a los extranjeros y quiebra la economía nacional en detrimento del capital. Atenta contra la soberanía de los pueblos y sobre los bienes naturales existentes. Bolsonaro es un gerente del proyecto de poder de las elites, actúa bajo tutela militar, en complicidad con una parte significativa del Poder Judicial y del Congreso, gobierna con las milicias y con los corruptos.
Impone el miedo, desprecia la Constitución y practica el terrorismo de Estado contra los pueblos, especialmente indígenas, negros, mujeres y LGBTs.
En el campo, promueve la regularización del crimen de grilagem [1] y quiere entregar 70 millones de hectáreas de tierras públicas, especialmente en la Amazonía, a quien deforestó, destruyó, evadió impuestos y asesinó pueblos. Pretende premiar quien se autodeclara dueño de tierras robadas de los brasileños y brasileñas.
Bolsonaro legitima la acción de los sicarios del agronegocio, autoriza el exterminio, deforesta la selva y destruye la biodiversidad. Todo para expandir la frontera agrícola, la minería y el lucro de las empresas transnacionales. Defender la Amazonía es defender Brasil, los pueblos, sus territorios, la vida y el medio ambiente.
Nuestro deber es actuar sobre las contradicciones de este proyecto de las elites, porque no tiene soluciones para los principales problemas que afectan al pueblo brasileño. Debemos movilizarnos ante del desmantelamiento de los derechos sociales, laborales y a la seguridad social. Ante de la generalización de la violencia, de las persecuciones y asesinatos de luchadores y luchadoras. Debemos indignarnos ante el envenenamiento en masa del pueblo a través de la comida y del agua, promovido por el agronegocio.
Nos comprometemos a ocupar los latifundios del campo y de las ciudades. A luchar por los derechos sociales y no permitir retrocesos en las conquistas. Estamos en pie y dispuestos a contribuir en el legítimo levantamiento de las masas populares.
Reafirmamos nuestro compromiso con la tierra, con la vida, garantizando alimentación saludable para todo el pueblo. Defendemos un Proyecto Popular para Brasil. Seguiremos luchando en defensa de la Soberanía Nacional y Popular.
Nos solidarizamos con todos los trabajadores y trabajadoras en lucha del mundo. Rechazamos los golpes e intervenciones. Defendemos la legitima soberanía de los pueblos.
Estaremos en las calles con las mujeres, con la juventud, con los educadores, las educadoras y con la clase trabajadora. Llamamos el pueblo brasileño a trabar las batallas necesarias, mantener la lucha permanente y construir una sociedad justa e igualitaria. ¡Una sociedad socialista!
¡Luchar, Construir Reforma Agraria Popular!
Coordinación Nacional del MST
Sarzedo, 25 de enero de 2020
Nota
[1] Falsificación de documentos para obtener la propiedad de tierras.
Traducción: Pilar Troya, para Brasil de Fato.